Diseño de país para abogados
Celebración involuntaria de Alberto Laiseca, autor de "Los Sorias".
El Asís cultural
escribe Carolina Mantegari
del AsisCultural, especial
para JorgeAsisDigital.com
Previa
Capitalismo Macunaíma
La sumatoria de fracasos se arrastra desde 2001.
En 2019 a la sociedad argentina le plantearon dos alternativas electorales.
Escoger entre los acusados por corrupción. O los condenados por inútiles.
En la numerología, la sociedad prefirió, razonablemente, a los tildados de corruptos.
Aunque ni siquiera quedaban oportunidades para corromperse.
Para que la corrupción sea eficaz, es indispensable recrear un clima de inversiones.
Sin inversión, el capitalismo es una horrible cicatriz.
Adopta la estética del salvaje de Macunaíma, film brasilero de culto, inspirado en la novela de Mario de Andrade.
El salvaje que se alimenta con trozos de su propio cuerpo.
C.M.
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1.- Ministerio «llave en mano»
El gobierno envejecido de La Doctora -que preside Alberto Fernández, El Poeta Impopular- en materia de poder asume el sinceramiento que impacta a los distraídos.
Los que tenían esperanzas patológicas en la emancipación de Alberto.
Consta que Alberto les había advertido a los ilusos:
“Nunca más voy a pelearme con Cristina”.
Los desilusionados de Alberto hoy toman conciencia del error de haberse ilusionado.
En el diseño del país para abogados se parte de la base equivocada.
Tomar a la Justicia como el problema principal. Se instala que es para resolver los problemas judiciales de La Doctora.
De ser cierto, se asiste a otro error de metodología.
Resulta fundamental, para el país de abogados, disponer del Ministro de Justicia que sintonice con el dramatismo discursivo de La Doctora.
Con las tribulaciones sobre el lawfare (artificio que los seguidores del portal conocen como La Mafia del Bien).
Para la ficción del albertismo, la ministra Losardo se retiró «agobiada».
Alberto amagó reemplazarla por Julio Vitobello, penúltimo baluarte fiel de la congregación porteña.
Desfiló también la estética feminista de la original doctora Marisa Herrera.
Pero la jurista de los anteojos verdes distó de entusiasmarse al saber que solo podía nombrar un secretario privado o un jefe de asesores.
Los resortes estaban todos ocupados. Desde Mena hasta Pietragalla. El ministerio venía “llave en mano”.
La Doctora amagó con Marcelo Fuentes. Hubiera sido demasiado.
2.- «Los Sorias» de Laiseca
Consenso o resignación, acordaron finalmente en incorporar a Martín Soria.
La designación de Martín Soria como Ministro de Justicia es un homenaje involuntario y póstumo al escritor Alberto Laiseca.
Consta que ni Alberto ni La Doctora sabían que homenajeaban a Laiseca, el autor «Los Sorias».
Se trata del novelón casi impenetrable. 1.600 páginas, de 1998.
Ricardo Piglia calificó a «Los Sorias» como la mejor novela argentina, después de «El juguete rabioso», de Roberto Arlt.
Tanto Martín, como su extinto padre Carlos, El Gringo, son dos de Los Sorias escapados de la novela de Laiseca.
Un escritor de austeridad vocacional, solía merodear por La Paz. Leía con tono cautivante cuentos de terror por un canal de cable.
Vivía en pensiones baratas y pasó sus últimos años en un geriátrico de Flores. Murió en 2016.
Antes de asumir, otro personaje de Laiseca, Martín Soria, tiene la ventaja de haber sido pulverizado por los medios de comunicación.
Prefirieron creer la teoría del senador Alberto Weretilnek. Un sobreviviente del Frente Grande, aquella columna vertebral del Frepaso.
Acompañó como vicegobernador al padre del ministro. A Carlos Soria, El Gringo. Un extrovertido seductor.
Se repiten las coloridas anécdotas de su etapa legislativa. Amores furtivos en vuelos interoceánicos.
En 2011, el padre del ministro había logrado la hazaña de ser el primer peronista que les ganaba, en Río Negro, a los radicales.
Pero El Gringo fue pasionalmente asesinado veinte días después de asumir. Fue el Soria más trágico.
La muerte de Soria Padre lo hizo a Weretilnek gobernador.
Sin embargo la gratitud histórica no fue extensible a Soria Hijo. Lo fulminó. «Soria es un violento, improvisado, pendenciero e incapaz».
Lástima que ya no está Alberto Laiseca para contarlo.
3.- Lawfare e impunidad
El diseño del país para abogados incorpora la lucha contra el lawfare. Cuarto dogma doctrinario para la Comunidad Organizada.
A la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, se le agrega ahora «la cruzada contra el lawfare».
Impunidad y lawfare. Dos puntas del segmento que marca la magnitud de la confrontación.
Los adictos a la impunidad atribuyen las desgracias de La Doctora al lawfare. Conjunción detallada en la Mafia del Bien.
Entre la Justicia, la política y los medios de comunicación. Con el objetivo de evitar que el Mal no pague los pecados de la corrupción (de los malos).
Pero los cruzados que creen luchar contra la corrupción cargan también con cantidad de denuncias que generan causas judiciales (para algarabía de los abogados).
Aunque son acusados que no aceptan situarse al mismo nivel.
La destreza en los bolsos es ampliamente superada por la habilidad para las transferencias.
4.- Hotelería y estampillas
Desde 2007, dos Jefes de Estado se reparten -en el país para abogados- los atributos relativos del poder.
La Doctora arrastra las consecuencias judiciales de la estética recaudatoria. Fue legada por el extinto Néstor Kirchner, El Furia.
Consta que, en principio, La Doctora intentó acabar con la onda de la «marroquinería política».
Hoy La Doctora padece por la anticuada concepción de la mala hotelería.
El otro Jefe de Estado, Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, arrastra los desbordes empresariales de don Franco, el Macri que valía.
Secuelas del peor negocio de la vida de don Franco. El Correo.
Privatización a la que don Franco se había anotado sin ganas. Inspirado, acaso, en un pedido del extinto Alfredo Yabrán.
Consta que don Franco, en la liquidación, prefería quedarse con los aeropuertos (que se los quedó El Armenio).
Por don Alfredo entonces don Franco fue por el Correo, un negocio que ni siquiera entendía.
Hoy están los dos muertos. Pero la descendencia empresarial de don Alfredo reclama, en el revoleo, una deuda de 40 millones de dólares.
Secuelas de la mala hotelería sin imaginación. O del vaciamiento de estampillas del Correo.
“Nos nacionalizaron los activos y nos dejaron con los pasivos”.
Los dos Jefes de Estado, La Doctora y El Ángel -adversarios recíprocamente preferidos- lo que menos quieren es parecerse.
Pero los casos confluyen. Peligra la tranquilidad de las descendencias. La capacidad ambulatoria.
Porque ambos, en la plenitud de los errores, anexaron a los hijos.
«Y con los hijos, muchachos, no».
Es la frontera más sensible.
El diseño del país para abogados se debate entre lawfare o impunidad. Pero marcha, para después de las elecciones, hacia el doble indulto.
Estilo Putin. Sale el doble indulto, con fritas.
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