Dudas también polarizadas
¿La Doctora se sube? ¿El Ángel se cae?
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
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La clave es mayo
Las dudas se polarizan. Como las vacilaciones.
La Doctora se sube a la campaña o da el paso al costado.
El Ángel Exterminador se cae de la campaña o continúa.
Mayo amenaza con ser el mes clave.
Antes que asome el sol del 25, las situaciones deben dilucidarse.
La Doctora o el Ángel pueden aún desistir. O los dos. Casi a la vez.
Como si uno no fuera nada sin el otro.
La polarización es un fenómeno de conveniencia recíproca.
El renunciamiento sería un acto de lucidez perverso e inteligente, en el caso de La Doctora, que tiene -pobre- la geopolítica en contra.
Sería aparte la manera refinada de dañar al adversario, porque El Ángel Exterminador está entrenado sólo para combatir con ella.
El renunciamiento, en el caso del Ángel, obedecería a la complejidad política. La que le despojó -pobre- hasta el último atisbo de energía.
Para condenarlo a la ingratitud del ocaso. Al castigo, venerablemente cruel, de las encuestas.
En todas partes se habla del lanzamiento (para el 20 de junio) o del renunciamiento (tal vez el penúltimo día) de La Doctora.
Sólo en la unanimidad del silencio cómplice se trata el renunciamiento del Ángel. O de su obstinada continuidad.
Carolina Mantegari
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La decepción y el temor
El
sector más influyente de la sociedad argentina se debate entre la
decepción y el temor.
Decepción por el abrupto naufragio del
Tercer Gobierno Radical, que preside Mauricio Macri, El Ángel
Exterminador (que se auto-extermina).
Temor por el regreso
inquietante de La Doctora.
Dos cautivos de categorías
respectivamente falsas. Confrontaciones ideológicas sin
legitimidad.
Creer que el TGR de Macri representa alguna forma de
neo-liberalismo es una falta de respeto a Ronald Reagan, a la señora
Margaret Thatcher. A don Álvaro Alsogaray.
Pero es peor creer que
“el frapasito tardío” de La Doctora representa alguna vía
insurreccional, salvajemente expropiadora. Es otra falta de respeto a
Lenin, a Fidel. A don Victorio Codovila.
Aquí nadie es lo que se
pretende ser para el adversario.
Ni Macri es un derechista
explotador -mucho menos un Kerensky de Barrio Parque- ni La Doctora
tiene nada que ver con el riesgoso rigor revolucionario.
Sin
embargo, por asomarse La Doctora de nuevo a las veredas del poder,
los portadores de la salvación personal, los que siempre quieren
cubrirse, piensan correr, en modo desesperado, a comprar dólares.
Fuimos
“Esto está terminado -confirma con dolor la Garganta macrista- Fuimos”.
El final está anunciado en la atmósfera. Se percibe en el rostro atormentado del Ángel.
Cuando toca un timbre artificial para explicarle al vecino coacheado que, para aliviarlo, lanza sin convicción la batería de medidas protectoras, en las que no cree.
El congelamiento culposo de los precios. 60 productos por 6 meses (y sin que un numerólogo competente se les arrime para explicarles las asociaciones terribles que arrastra el número 6).
Y todo para hacer “morenismo sin Moreno”.
“Es el momento final del partido, cuando se manda hasta el arquero a cabecear”, confirma la Garganta. Aunque aquí nadie patee un córner.
«Chau, no va más», diría Homero Expósito.
Falta la cuestión instrumental, la justificación técnica. La arritmia oportuna, el agotamiento psicofísico, el stress.
Por la sucesión de derrotas desgarradoras en las provincias, por los terribles infartos de las encuestas.
Los empresarios que no quieren saber más nada, con La Doctora ni el Ángel, se dedican a buscar la ilusoria alternativa que los libre de la maldita polarización.
Pero Lavagna, Nuestro Adenauer, una lástima, no les alcanza. Temen que se les diluya el proyecto en el mes clave. Mayo.
No está Nuestro Adenauer ni anímica ni políticamente en condiciones para una compulsa interna con los otros postulantes. Urtubey, El Bello Otero, el inabarcable Massa, el líder Scioli, el máximo cuadro Solá.
Y menos después del triunfo unitario del peronismo en Entre Ríos, o en San Juan. Bordet y Uñac signaron el camino de la unidad, que es ilusoria en el plano nacional.
Porque ni se puede delirar con la palabra unidad sin incluir -otra vez- a La Doctora. El antídoto para Urtubey, Lepenito Pichetto, y hasta para Nuestro Adenauer, Lavagna.
La mesa chica. Comisión Liquidadora
Aleluya.
Como si el Tercer Gobierno Radical atravesara por su momento más
pleno, se encuentra servida, y en funcionamiento, la vigésima quinta
mesa chica de conducción. La Comisión Liquidadora.
Debe asumirse
que el Ángel le pone actitud al propio derrumbe. Declina con un
ímpetu extraordinario.
La mesa
chica, o comisión liquidadora, la compone, como siempre, Marcos
Peña, El Pibe de Oro que “recibe las bofetadas”.
Despierta
Peña tanta misericordia, entre los suyos, como el jefe, El Ángel
que lo construye, y a cuya suerte se aferra.
Acompaña la dupla
que gobierna entre la incertidumbre.
La señora María Eugenia,
Sor Vidal, La Chica de Flores de Girondo, a la que ya nadie piensa,
ni contempla, sólo como candidata a la reelección imposible en La
Provincia Inviable.
Sor Vidal arrastra, a su pesar, el Plan V.
Para quienes ven que el Plan A, o sea el Plan Ángel, se
desvanece.
Asumen a Sor Vidal como el recurso providencial. Al
menos para hacer un papel más decoroso que el Ángel.
Se barajan,
incluso, los posibles vices. Lo más parecido a la idea de fuerza se
encuentra en la fórmula:
Sor Vidal-Sir Lousteau.
Por Martín
Lousteau, el Personaje de Wilde, que según Luis Barrionuevo, El
Bandeja, ya tiene «cerrada» la fórmula Lavagna-Lousteau.
Y
los optimistas de la continuidad se entusiasman, incluso, con
Macri-Lousteau.
Indudablemente, el Personaje de Wilde está de
moda. Consta que en un acto inusitado de dandysmo filosófico se
afilió a la Unión Cívica Radical.
Se trata de una costumbre
culturalmente extinguida. Ya ni los hijos ni nietos de radicales se
afilian a la UCR.
Es el partido que impulsa los cambios, después
que sus dirigentes degustaran los caramelos de madera (espolvoreados
con azúcar impalpable).
El tercer protagonista de la vigésimo
quinta mesa chica es Horacio Rodríguez Larreta, el Geniol, que se
mantiene encadenado al Maxi Quiosco del Artificio Autónomo.
Geniol
está fascinado con la idea de Sir Lousteau como vice de
cualquiera.
Pero por la caída irremediable del Ángel hasta
Geniol comienza a preocuparse. Ya lo insultan sospechosamente por la
calle, pero bastante menos que al Ángel.
Sor Vidal y Geniol
aprenden a convivir con elegancia con el Pibe de Oro. Persiste una
tregua en el desprecio.
También deben pensar, como los radicales,
que Peña debería dejar la condición de Premier, para conformarse
con ser jefe de la campaña en riesgo. Pero cuando despunten los
cambios.
Cuando lo sustituya la única innovación, el aceptado
por fin en la mesa chica que administra la debacle.
Rogelio
Frigerio, El Tapir. Convive, desde hace ocho meses, con el deseo
explícito de arrojarles la renuncia por la cabeza.
Pero El Tapir
sabe que el TGR está demasiado frágil para asimilar alguna
renuncia, como la suya.
La Comisión Liquidadora funciona a pesar
de todo. Administra los pliegues del derrumbe que todos temen o
imaginan.
Declinación estructural que solo Peña, en defensa
propia, niega.
Estadista auditada
Máximo
Kirchner, En el Nombre del Hijo, aún necesita un par de hervores
para ser el candidato a presidente. Como Néstor, su padre, El Furia,
o como su madre, La Doctora.
A La Cámpora, pandilla inofensiva de
cuarentones, estricto corazón del «frepasito tardío”, La
Doctora les resulta más útil como presidente.
Si continúa como
senadora, a los tiernos pandilleros les será más dificultoso
remar.
Tanto Máximo, como el fiel doctor Wado, poco y nada pueden
abrochar como legisladores.
El
auto-exterminio invariable del Ángel Exterminador facilita el
crecimiento de La Doctora. Aunque, si avanza el dilema del
regreso, los cagatintas domésticos van a producir el
desabastecimiento del dólar.
Si La Doctora vuelve para hacerse
cargo del desierto económico, multiplicado por los cretinos, los
patriotas y los hambrientos, Máximo y Wado van a estar demasiado
cerca de las decisiones del poder.
En la práctica, en el desierto
de 2020, la madre y el hijo podrían conformar otro
co-gobierno.
Extraño el destino de estadista auditada de La
Doctora.
En su primera presidencia, estuvo auditada por El Furia,
hasta que tuvo la ocurrencia irresponsable de morirse.
Si no
prende la idea del renunciamiento, otro doble comando puede asomar en
el horizonte.
De darse, en el próximo gobierno La Doctora va a
estar auditada otra vez. En el Nombre del Hijo.
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