Epopeya de los Buscapinas
Ángel Exterminador. El buen producto de exportación que se desperdicia.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
La epopeya macrista naufraga en la oquedad ideológica y se agota en el antikirchnerismo que la sostiene. Ante la perplejidad de los seguidores que en gran parte volverían a votarlos. Pero debe admitirse que el “efecto comparativo” es menos redituable, y a esta altura casi cansa. La tardanza desdichada de las providenciales inversiones, sumada al descalabro de la inflación y la sequedad, movilizan a los adeptos radicalizados que insisten en atribuir la totalidad de las desgracias al populismo.
Idea que Mauricio, El Ángel Exterminador, emitió en cada una de sus olvidables intervenciones registradas en el último periplo europeo. Mientras los inversores potenciales, sofisticados Buscapinas de Davos, “lo aplauden pero no invierten”. Como lo describió el columnista canónico Joaquín Morales Solá.
Condenar al populismo es la manera brutalmente elíptica de referirse al peronismo. El movimiento, o apenas la melancólica pasión, que el Ángel se dispone a exterminar, ante el mármol de la historia. Pese a las simpatías materiales, ya no tan intensas, que hoy le prodiga el Peronismo Perdonable. En adelante el PP, que retrocede en “materia” de entusiasmo. Pero que mantiene a los dadores voluntarios de gobernabilidad, otros Buscapinas calculadores que ya no se encuentran tan convencidos de la persistencia ineludible del Ángel hasta 2023. O hasta 2027, con su delfín, Marcos Peña, El Pibe de Oro, o la impuesta María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo. O el que sabe más de poder, Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, que atiende 24 por 24 el Maxi Quiosco del Artefacto Autónomo, la Capital. Los sucesores clavados que se enrolan en el verticalismo de la frivolidad, hasta para avalar la tontería de los parientes.
En el país donde todo termina invariablemente mal, se complementa la circularidad del fracaso. Cuando despunte el próximo «ciclo populista», con sectores del PP a la cabeza, o con los peores peronistas del barrio, habrá que perder otros dos años en condenar la desastrosa «herencia recibida» del neo-liberalismo macrista.
La credibilidad se desvanece y el respeto comienza a perderse. Surgen entonces otras audacias. Tal como sostenía Andrés Amil, el extinto pensador radical: “cuando la carne se cuelga baja hasta el perro salchicha se le atreve”.
E incipientes caniches de la política pretenden saltar hacia la carne.
Pasto y goles
En la historia argentina las “herencias recibidas” suelen amontonarse. Desde los tiempos de la colonia. O con los golpes trágicos a la bartola, con el neo liberalismo de los 90 o la revolución imaginaria de Los Kirchner. El Ángel Exterminador diseña su herencia para historiadores de anticipación.
Que el excelente producto de exportación -Mauricio Macri- se desperdicie entre excursiones frívolas, representa una verdadera lástima. Que se celebre la riqueza elemental de sus carencias o la extraordinaria versatilidad para el desconocimiento del mundo irreal. Al que quiere integrarse sin entenderlo.
No basta con la colección de presos, con asustar pecaminosamente con la negritud de Moyano, El Charol, como tampoco basta con la eficacia del marketing y las fotografías en bicicleta, ni siquiera con las inspiraciones exitosamente electorales del pensador Durán Barba.
Entre los atributos, falta la magnitud del estadista. La racionalidad metafórica se reduce al ámbito lingüístico del fútbol primario. Así el Ángel tenga, sentado a su izquierda, el gesto glacial de Vladimir Putin. O representantes de empresas que tienen, apenas, la escenografía entera del universo a su disposición. Distan de impresionarse cuando el Ángel les dice:
“Yo corto el pasto, ustedes hagan los goles”.
Lo corta -en todo caso- mal. Para colmo, a los eventuales goleadores les interesa relativamente patear para su arco.
Esquema Ponzi institucional
Ronda el reconocimiento de otro fracaso para el país sin alternativas.
Habría que preguntarse, con acento en el criterio o en el tradicional sentido común, por qué motivos los inversores míticos “del extranjero” -que le piden selfies y lo aplauden- van a poner sus capitales en nuestro país.
Cuando los argentinos mantienen, en resguardos del exterior, cuatrocientos mil millones de dólares. Y carecen, mientras palmean al Ángel, del menor interés de patear hacia el ángulo del arco local. Aunque el césped esté prolijamente cortado y regado.
Sin ir más lejos, Presidente: ¿por qué no patean sus propios ministros? Los que la tienen afuera y participan, con patriótica inocencia, de las comitivas marketineras para mangar y generar títulos de los dos grandes medios, demasiado comprometidos para tomar distancias. Como si los inversores míticos no contaran con datos de sobra, con la información certera sobre la resonancia financiera que tienen del país del orador. El excelente producto desperdiciado al que aplauden con cortesía y justificable admiración. Pero que “la ponga otro”.
El gradualismo con el que El Ángel Exterminador procura seducir a los reticentes deriva en un Esquema Ponzi institucional que ni siquiera contiene la audacia de ser delictivo. En cuanto deje de entrar el dinero del endeudamiento irresponsable, asoma el epílogo más inquietante.
“Los Esquemas Ponzi funcionan mientras le financian el pedal”, confirma la Garganta.
En conferencia de prensa, como si lloviera en Neuquén y al lado del ministro Dujovne, El Youtuber (así lo llaman en el Banco Central), y de Mario Quintana, Luz de Mis Ojos I, el ministro Caputo, El Toto, dijo que en 2018 se necesitan 30 mil millones de dólares.
Para financiar el Esquema, sin que la cadena del pedal se corte. Mientras prosiga la fiesta del endeudamiento, entre la inflación indomable y la recesión enternecedora.
Final con cubitos
En la Europa que cuenta no existe la cultura del plazo fijo. Es donde El Ángel Exterminador pugna por atraer inversiones y encarar acuerdos bi-continentales. Los bancos les cobran a los ahorristas por mantenerles el dinero. Retrasados europeos occidentales que mayoritariamente no alcanzan a concebir que con una efectiva manganeta de Buscapinas razonables se le pueda sacar el 27% de rédito a sus capitales. Siempre y cuando el Esquema aguante otro año. Hasta que los “ponzistas” encadenados descubran que llega la hora de acabar con el juego de las diferencias fáciles y plantar la distancia más cruel.
La fantasía de creer que el dinero viene de afuera con propósitos especulativos es real. Pero se trata de dinero, en gran parte, de los talentosos Buscapinas nacionales que pasan regularmente inadvertidos entre los cuentos de los “fondos de inversión”.
Siempre fortalecidos legalmente con la sangre del país acostado en la sala de terapia intensiva.
Como confirma amenazante Javier Milei, el economista libertario:
“Iceberg, allá vamos. Te vamos a romper y transformar en cubitos”.
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