Triada del Lava Jato Nacional
LA JUSTICIA DEL FREEZER AL MICROONDAS (III): Corte Suprema. Lorenzetti. Cámara Federal. Irurzun. Justicia Federal. Bonadío.
Miniseries
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Rueda el Lava Jato argentino, por su propia dinámica, y ya no lo para nadie.
Lo impulsa la Triada institucional. La Suprema Corte, la Cámara Federal y la Justicia Federal.
1.- El doctor Ricardo Lorenzetti, el Cardenal Richelieu, el poder inmanente y real (para sus adversarios internos es El Mito. Ampliaremos).
2.- El doctor Martín Irurzun, El Venerable de la “sala 2”. La sala encanadora, colectivamente tildada de “prestigiosa”. Encargada de retar a los jueces y señalarles el camino de las detenciones.
3.- El doctor Claudio Bonadío, Alan Ladd, en representación de la barra brava del AJUFE, Asociación de Jueces Federales que hizo de la ontológica Asociación de Magistrados un ateneo social, decorativo.
Activos protagonistas del conmovedor fenómeno que brinda el título a la mini-serie. “Del freezer al microondas”.
A caballo del cambiante trasfondo político, las causas pasaron del pisado congelamiento a la crepitación total.
La Justicia salta del relax del Valium hacia la alborotada precipitación de la anfetamina.
Mauricio, El Ángel Exterminador, tiene pleno conocimiento del Lava Jato que se puso a rodar.
Hasta hoy, por suerte, o por su presencia legitimada que paraliza, la anunciada peste de transparencia (selectiva) no roza a ninguno de sus buenos muchachos rápidos. Pero prefiere simular el desconocimiento. O la lejanía. Sin mostrarse literalmente dormido, como lo está, profundamente, el ministro Garavano, El Peruano; o Pablito Clusellas, El Bolero (por la cautivante lentitud).
Tampoco están al tanto del lanzado Lava Jato Nacional los operadores del gobierno que se jacta falsamente de no tener operadores en la justicia.
Como Daniel Angelici, o su enemigo íntimo, Rodríguez Simón, El Pepín. O la misma doctora Elisa Carrió, La Demoledora. Junto a las colaboradoras que le hacen la calle, la dama no vacila en apretar jueces y fiscales federales. Como si fueran naranjas.
Flexible criterio de prisión preventiva
Para consagrar la Colección Presos Primavera-Verano (cliquear) se flexibilizó -más de lo necesario- el criterio de la prisión preventiva, que ya fuera generosamente aplicado a los presos septuagenarios de lesa humanidad.
En el Brasil inspirador, ese criterio libertino de prisión preventiva fue el que permitió avanzar con la kermesse delatora del Lava Jato.
“Cuando el detenido toma consciencia que el proceso no se detiene, habla con mayor facilidad”, confirma la Garganta.
Sin embargo, pese a la colección de los presos kirchneristas, aún no pudo lograrse que ningún funcionario del gabinete del Ministerio de Planificación, casi enteramente en cana, se lanzara a alcahuetear hacia arriba.
Ni con Ricardo Jaime, El Señor de los Subsidios (del Transporte), ni con José López, El Neolopecito.
Menos aún pudieron con Roberto Baratta, El Funes (por el Memorioso). O con la figurita más difícil, el superministro Julio De Vido, hoy extrañamente seducido por el género epistolar.
Constan en actas los esfuerzos multiplicados por arrepentirlo por decreto a Lázaro, El Resucitado. O al pobre Manzanares, El Contador que cuenta, minuciosamente, los días pasados en “la sórdida gayola”, la que evocaba Julio Sosa.
Por la proximidad del verano, a medida que se caliente la atmósfera, se aguardan otras detenciones. Hasta aquí todas del mismo palo kirchnerista.
En sala de pre embarque se encuentran los viajeros más obvios con los documentos y el bolsito de mano.
Amado Boudou, El Descuidista, como el anhelado Ricardo Echegaray. O Carlos Liuzzi, referente del ligeramente despreocupado Carlos Zannini.
A Liuzzi, curiosamente, le anularon el sobreseimiento. Hoy comparte la gatera concurrida.
Cabe que florezcan también, de paso, los intentos disparatados. Como volver sobre el dossier de Carlos Menem, acaso para aportarle superiores dosis de suspenso al ámbito parlamentario. Para que se luzca, en su defensa, el senador Pichetto, que también tendrá que evitar el intento clavado de dificultarle a La Doctora el acceso al senado. O el proyecto desaforado de desaforarlo a Máximo.
La sonoridad de los apellidos Menem y Kirchner garantiza la gestación del vendaval mediático. Pero anticipa también la certeza del próximo tiempo de revancha.
Por supuesto que, entre las carpetas y gateras de La Triada, se encuentran “Los Desconocidos de siempre”.
Son los comodines a los que se toma demasiado en serio. Como si de verdad hubieran sido los protagonistas del cambio geopolítico con Irán.
Complicidad empresarial
Para La Triada no se puede encarar el Lava Jato Nacional, ni nada que se asemeje a la mani pulite, si no se apunta sobre la “complicidad empresarial”.
Como en Italia, primero, u hoy en Brasil. E incluso en España con el Caso Gürtel.
Aunque el cartero llama dos veces se sugiere estar pendiente de las citaciones, para no enterarse por los diarios.
El Juez Casanello, que institucionalmente depende de La Triada, mantiene apuntado, para la indagatoria, a Don Aldo, del Clan Roggio.
Suena como un violín, además, don Gabriel Romero, e infortunadamente ya no está Raúl Alfonsín para rescatarlo. Hasta la señora Carrió está empecinada en apartarlo del negocio de la Hidrovía.
También suena la lira del temeroso Carlos Wagner, que fuera presidente de la Cámara de la Construcción, y supiera destacarse con su agencia distribuidora de licitaciones, en la «camarita». Surge también otro titán conocido por su homonimia, Ben, que participó del negocio de las Aguas.
Y si el dossier de Cristóbal por evasión fiscal vuelve de Casación hacia la Justicia Federal, va a resultar problemático tomar distancia de su destino. Si se fue, o se es, socio.
Por último, llama la atención que el trajinado dossier de Carlos Pedro Blaquier tarde tanto en cerrarse. Que el expediente haya sido reclamado por la Corte induce a la sospecha. Sobre todo después de haber sido procesado y sobreseído. Por asuntos de Lesa.
Cargarse a Blaquier sería como cumplir el deseo manifiesto del kirchnerismo.
La carga generaría un impacto superior, que difícilmente Macri pueda dejar pasar. O ponga rostro de desentendido. De «yonofuí». No es círculo rojo. Es dueño del círculo.
Las repercusiones exceden el ámbito azucarado del Ingenio Ledesma. Y es improbable que se limiten al coro de lamentos en el salón de mármol del Fonavi de San Isidro, entre torcazas de plata.
De manera que con el Lava Jato Nacional el circuito de los empresarios comienza a mostrar también sus lícitas turbulencias.
Pero la peste de transparencia siempre es selectiva. Y El Ángel Exterminador concede, si concede, a la distancia. Seguro que, mientras tanto, La Triada no se va a cargar a ninguno de sus buenos muchachos rápidos. Tema, por supuesto, de otro capítulo de la miniserie, creada sin rencores ni deseos de revanchas.
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