Gestación del Partido de Ballotage
El "Macri Confidencial" de Ignacio Zuleta resulta más ilustrativo que el Macri real.
El Asís cultural
escribe Jorge Asís, especial
para JorgeAsísDigital
Como primer mérito, el «Macri Confidencial», que ofrece Ignacio Zuleta, resulta más ilustrativo e interesante que el Mauricio Macri cotidiano que ofrece la realidad.
Académico, maestro de periodistas, Zuleta interpreta en Macri al estratega que supo construir el Partido del Ballotage.
«Institución» -el Ballotage- que surge de la Convención Constituyente de 1994. Permitió que en dos oportunidades -se cuenta- el Jefe de Gobierno de Buenos Aires venciera a dos gobernadores peronistas de la provincia de Buenos Aires. Fernando De la Rúa a Eduardo Duhalde, en 1999, para el Segundo Gobierno Radical. Y Macri a Daniel Scioli (para el crítico Tercer Gobierno Radical).
Es con semejante instrumento institucional que el colectivo Cambiemos se impone al «ejército regular del peronismo».
Para mantenerse, Cambiemos debe evitar que «la formación regular descabezada» se recomponga. Que supere las endémicas divisiones.
Los parámetros son relativamente simples. Otro mérito: Zuleta impone un libro para ser discutido, más que elogiado. Aunque no escatime elogios para el protagonista principal. «Estilista del acuerdo». O «negociador florentino». Y «con rasgos de seductor serial».
Incluso Macri impone la moda del pantalón y saco oscuro, camisa clara y sin corbata (el crítico utiliza corbata para que no lo confundan).
Desfile agradable
Acierta Zuleta al enunciar que los votantes antiperonistas son más numerosos que los peronistas.
En 2015, a su criterio, el peronismo sólo podía ganar en primera vuelta. Es aquí donde fundamenta la pegada. La redoblona del «estilista del acuerdo». Consistió en organizar el Ballotage. A través de reuniones infinitas que Zuleta refiere con superabundancia de detalles. Lugares tan exactos como las fechas, y hasta la certeza de qué se comió o bebió. Con la reconocida erudición del «quinchero» que invierte cientos de páginas perfectamente legibles, amenas, a los efectos de complementar con datos, algunos hasta prescindibles. Pero útiles para consolidar al lector en la tesis principal.
Con la UCR de Ernesto Sanz, «batallas y esquirlas de Gualeguaychú». Con la Coalición Cívica de la señora Elisa Carrió, «pasión argentina». Macri y sus mosqueteros arman el instrumento que iba a vacunar al peronismo.
Con innumerables detalles de la formación. Con el juego recíproco de seducción entre Mauricio y Carrió. Aquí el lector se entera que Javier Campos, el hermanito de Jaime, funcionario clave de AEA, fue fundamental para concretar el acercamiento de la parejita encantadora. Junto a Emilio Monzó, el «diseñador», al que llama El Arriero. Desfila también el casi legendario Pepín, el doctor Rodríguez Simón, asesor responsable de los actos más audaces de Macri (como la fabulosa chingada de designar dos jueces por decreto).
Por supuesto, Zuleta se sumerge en las teorías del Pensador Jaime Durán Barba, el innovador imaginario que «desde 2005 sabía que Macri iba a ser presidente».
Sin que sea el objetivo, pareciera que el texto está escrito para agradar a los protagonistas que describe. Los que, con seguridad, atenderán al ensayista para sus continuas requisitorias, a los efectos de brindar la información «de primera mano» en su excelente portal «Zuleta sin techo punto com». Con la excepción, tal vez, del Padre Marcó, «el cura de los ricos y famosos». Y probablemente del poderoso Marcos Peña, que podría atribuir a prejuicios generacionales que Zuleta no le adjudique gran importancia en el ensayo. Que le dedique menos espacio, por ejemplo, que a Monzó, o incluso al ascendente Pepín, hoy diputado del demencial Parla-Sur.
Zuleta alcanza a definir a Peña como «lo más parecido a Eduardo Bauzá». Con la diferencia que habla, y mucho. O lo describe como un «acompañante terapéutico».
De todos modos, lo delicado, y lo revelador, es que el autor le otorgue una superior influencia a José Torello. Es el paladar negro del Newman que aquí aparece, además, como el encargado de controlarlo. A Marquitos.
«Estrategia y no marketing»
En definitiva, fue «estrategia y no marketing». Lo sintetiza Zuleta, tal vez en el capítulo más significativo. Donde demuestra que es erróneo sostener que Scioli pierde por aferrarse a Cristina. O porque el candidato a Gobernador fue Aníbal Fernández. Es «trivial», incluso, atribuirlo al marketing. Simplemente «triunfó la estrategia de construcción del Partido del Ballotage». Inapelable.
Resulta llamativo que Zuleta -formador y núcleo principal del mejor Ámbito Financiero de Julio Ramos- omita referirse al excesivo poder de los grandes medios de comunicación. Que ni los tome como sujeto prioritario de la política contemporánea. En 2001/2 y sobre todo en 2015. Suponerlo debe ser también «trivial». Resta discutirlo.
Al arribar con aire a la página 357 el lector constata que el ensayista se arriesga a tratar «Lo que vendrá». Plantea el «enigma». «Si el esquema que sirvió para ganar las elecciones sirve para gobernar». Un tema para «Intratables».
Aquí se contabiliza, como primeros pasos de Cambiemos, las movilizaciones por la llamada «crisis del campo». O el «piqueterismo» de los cacerolazos. Manifestaciones antikirchneristas que, en la práctica, derivaron en macrismo explícito.
Tampoco Zuleta diferencia kirchnerismo de peronismo. Significa confirmar que la fumigación del primero arrastra hacia la extinción sociopolítica del segundo.
(Dilema insoluble para los peronistas perdonables que se enrolaron en Cambiemos. Los que se proponen acabar con la difusa identidad. Nota del crítico).
Final invasivo
Ahora el crítico toma el texto de Zuleta como punto de partida. Lo invade.
Concluye Zuleta su ensayo antes que el protagonista mejorado del texto (Macri), en un rapto de optimismo inconvincente, declare a La Nación que planifica quedarse ocho años en el gobierno.
Justamente cuando al señor presidente le cuesta mantener la cuerda para los cuatro.
Ejercicio colectivo de la saludable fantasía. Le permite a Macri extenderse «desde el twitter y el facebook». Si es que logra que despegue la economía.
Y evita que el ejército regular (el peronismo) vuelva peor que antes. Con deseos de facturar las humillaciones.
Cambiemos -para el crítico- debe evitar la desarticulación. La que por poco alcanzó la ruina, antes de imponerse.
Fue cuando Rodríguez Larreta le ganó por dos miserables puntos a Martín Lousteau.
Ahora Macri, Carrió y Sanz, deben confiar en que Cristian Colombo y Coti Nosiglia, según nuestras fuentes, desanimen el ímpetu estimulado del embajador Lousteau. Al que, desde Buenos Aires, boicotearon con el recorte de fondos. Al respecto puede asegurarse que, según nuestras fuentes, las empanaditas y el vino, servidos en cócteles de Washington, fueron abonados por Carlos Melkonián. Presidente del Banco Nación y figura central del banco de suplentes, mientras la economía no se pone en movimiento.
Trasciende el proyecto de presentar al recortado embajador Lousteau como legislador por la capital en 2017. Y se estudia lanzarlo, según nuestras fuentes, como candidato a presidente en 2019.
Aquí se aconseja consultar con premura a los dirigentes Colombo y Nosiglia.
Para no desaparecer, la Unión Cívica Radical se dejó abducir por Macri. Por carecer de un candidato competidor.
Pero ahora creen tener dos. Uno es Lousteau.
Volvamos a Zuleta. Con inusual modestia, el autor asegura que todo libro político está condenado. El destino es ser provisorio. Coyuntural y olvidable.
Aquí se equivoca. Su propio texto lo desmiente. Apuesta del crítico. Editó Planeta. 381 páginas.
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