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El Davocito y el oprobio

La Doctora espera la indagatoria mientras Macri se florea ante miles de empresarios.

Oberdan Rocamora - 14 de septiembre 2016

Artículos Nacionales

El Davocito y el oprobioescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

El claroscuro es llamativamente casual. Un contraste sigilosamente improvisado. El corte es explícito.
El pasado oprobioso, en un rincón. En el otro, la apuesta por el presente sensiblemente activo, que se reserva la placidez del futuro venturoso.
La indagatoria para La Doctora. La prisión de Marcos Paz para el Caballo Suárez. Símbolos directos del peronismo que se pretende clausurar.
Mientras tanto Macri, Presidente del Tercer Gobierno Radical, convoca miles de empresarios. Justamente en el centro emblemático del poder que se quiere superar.
El TGR ya no sólo se «prueba las pilchas» del tango que deja el kirchnerismo. Peor: usa las pilchas. La Ballena del Centro Cultural Kirchner es utilizada para instalar «el clima de negocios».
Si la idea diáfana del corte fue de Durán Barba debiera ser reconocido y felicitado. Para la instrumentación de Peña. O del menos conocido Procaccini.
El Davocito y el oprobioLa cuestión que el kirchnerismo queda reducido a la oscuridad del escarnio. Mientras el macrismo se concentra en la construcción auspiciosa del porvenir radiante.
En nueve meses Macri ya «rescata al país del precipicio» e intenta la elevación, a partir del «desastre heredado». Más réditos del «efecto comparativo» (cliquear).
La fotocopia provinciana de Davos reluce mucho más por la desdicha kirchnerista. La euforia de los posibles inversores intensifica el peor momento cotidiano de La Doctora.
La ofensiva cultural contra el populismo arrasa con cualquier aspiración popular.

Sobre el oprobio

Así como el macrismo urbano abduce a los radicales centenarios, y el kirchnerismo que se diluye neutraliza a los peronistas sin brújula, la política, en la Argentina, se encuentra invadida por «la Justicia». El último peldaño del poder llega invariablemente a Comodoro Py.
Desde Perón e Isabel, hasta Kirchner y La Doctora, los epílogos de todos los presidentes tuvieron el complemento de la degradación. A partir, siempre, de la Justicia como instrumento. Con la excepción de Alfonsín, que tuvo la suerte proverbial de ser sucedido por Menem, el único presidente que no se apoyó en la Justicia para entretener a la plebe. Con los latrocinios del pasado inmediato.
El Davocito y el oprobioLa indagatoria, que se le viene a La Doctora, es por lo menos la antesala del procesamiento, que ya está redactado.

Que la señora Elisa Carrió haya presentado la denuncia originaria el 22 de noviembre de 2008, es el dato sustancial que ayuda a interpretar mejor el trasfondo de la historia.
Aquí ya se había publicado La Marroquinería Política, 2006, y El descascaramiento, 2007. Y al decir del pensador Picca Benedittini, el kirchnerismo «robaba desde el Moisés». Desde bastante antes de mayo de 2003. Cuando El Furia, por obra y gracia de Eduardo Duhalde, se hace cargo del gobierno. Lo tenía asegurado desde que Menem, ganador de la elección, decidiera razonablemente declinar de la segunda vuelta. Iba a perderla.
Para la segunda vuelta que nunca ocurrió, curiosamente Carrió llamaba a votar por Kirchner. Significa confirmar que Carrió no lo conocía a Kirchner. Aún la señora Mariana Zuvik -que conocía a Kirchner con detalles, más de lo necesario- no era la discípula superadora de Carrió. Como lo es hoy.
Entonces en 2008 denuncia Carrió cuando Kirchner recaudaba lo más campante desde 2003. Pero entre 2003 y 2008, El Furia fue el aliado estratégico, de conveniencia recíproca, de Héctor Magnetto, o sea del Grupo Clarín. Por lo tanto la hegemonía mediática, que hoy condena, en la instancia silenciaba las atrocidades, que eran demasiado evidentes.
El Davocito y el oprobioLa orgía de la obra pública, que hoy investiga «la Justicia», tenía el consentimiento colectivo de la casi totalidad de los empresarios que debían adaptarse a las reglas del juego. Las imponía aquel poderoso. Kirchner. Son los mismos empresarios que hoy se entusiasman por el Davocito de Macri. Ante el desfile de las calamidades del pasado, suelen colocar rostros fingidos de asombro. O de espanto.

La citación para indagar a La Doctora y sus funcionarios la suscribe el Juez Ercolini. Es la superior síntesis del relato equivocado que tergiversa la historia. La judicialización del descalabro que reduce, mediante generalizaciones y amontonamientos, una historia del despojo infinitamente más rica. Y sobre todo más compleja. Les cuesta captarla a los fiscales que se inspiran en las denuncias de dos damas luminosas que compiten por el mismo afán. La señora Carrió y la señora Margarita Stolbizer (con la señora Martínez).
Resulta extraño que las damas citadas, a esta altura del feminismo, crean que la jefatura de una asociación ilícita es hereditaria.
Se ignora olímpicamente lo mejor, ideal para una serie de Netflix. Sin prosa de tribunales para el Centro de Información Judicial.
El Davocito y el oprobioLa sucesión de incongruencias, como las inexactitudes, o la falta de rigor, apenas pueden justificarse en la vengativa pasión por apresarla. A La Doctora, como si no pudiera admitirse que la sociedad fue sometida, durante doce años, por un ser ejemplar de la política. Un estadista enviciado que hasta cometió el error irreverente de morirse.
Kirchner supo concentrar «el liderazgo de culto» con el «fenómeno delictivo» (cliquear). Atributos que, con la muerte, no se transfiere a los sucesores. Sólo se disfrutan. Y lo más grave, se padecen.

Posicionamiento estratégico

En simultáneo, el Davocito provincial de Macri demuestra que con el TGR nada queda librado al azar.
El efecto comparativo es devastador. Miles de empresarios aplauden y se emocionan en la invención edilicia de Kirchner. Sobreactúan, incluso, el arte de la esperanza.
«Hay macrismo para 16 años», confirma JJP, un banquero que desborda optimismo.
«Este país cambia y el populismo queda definitivamente atrás».
Aunque para sus kermeses los macristas no suelan invitar -igual que los kirchneristas- a los cronistas críticos, debe aceptarse que el Foro fue altamente positivo. Que salió muy bien.
Marca un posicionamiento estratégico y se abre gestualmente la economía. Se estira la oxigenación experimentada en China, en las reuniones del G20 (cliquear).
El Davocito y el oprobioCon el Davocito, Macri recupera la magnitud alcanzada durante aquella visita de Barack Obama. Por la consolidación moral, que viene del «afuera».
«La Argentina está otra vez en el mundo», confirma otra Garganta. Contagia. Habrá que ver, en adelante, que se hace adentro del mundo, precisamente.
Mientras tanto se construye otro relato antagónicamente equiparable. El del kirchnerismo impuso la patología de la Revolución Imaginaria. El relato del Clima de Negocios no es, por ahora, nada imaginario. Ni siquiera un subproducto de la fantasía.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com

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