Clarín-Macri y La Doctora-Scioli

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

El cristinismo tiene vida gracias al Grupo Clarín.
Le asegura a La Doctora la centralidad negativa, pero persistente.
Es el máximo favor que el Grupo más vengativo le hace al Tercer Gobierno Radical, que preside Mauricio Macri, El Timbreador.
Al colocar siempre a La Doctora en el maldito foco central, Clarín (con sus múltiples repetidores) le facilita a Macri la consolidación del efecto desastrosamente comparativo (cliquear).
Efecto que es, hasta hoy, el atributo más notable del TGR.
Consumido ya un sexto del mandato, el TGR se desgasta en alarmantes chambonadas. Derivaciones casi adolescentes de la mala praxis. Queda infortunadamente estancado, por el mal manejo de los conflictos irrisorios.

El foso de la mishiadura colectiva

Macri intenta hacer el trabajo sucio que históricamente le corresponde. Hasta hoy sin suerte.
Mientras tanto, Macri aprovecha el tormento transitoriamente cotidiano de La Doctora. Ella es quien aparece -gracias a los gatilleros de Clarín- como la más mala del cuadro. La perversa, o -mucho peor- la corrupta, para algarabía profesional del doctor Dalbón.
Justamente entonces Clarín le brinda el escenario dialécticamente ideal a La Doctora. Sólo le resta aguantar. Replicar las andanadas mediáticas y judiciales para victimizarse. Esperanzada, acaso, en la gestación del otro efecto comparativo, similar aunque antagónico. Mientras desfilan los meses y sin acertar Macri se desgasta. Hasta descascararse con el recurso chiquilín del timbreo, a los efectos de combatir un elaborado aislamiento social.
A su pesar, Macri aquí representa el regreso racional de la horrible realidad. Sumerge a gran parte de la sociedad en el foso de la mishiadura colectiva.
Mientras La Doctora, tan asediada como despreciada, representa la falsa fantasía. La fiesta de la irresponsabilidad. Pero fiesta al fin.
Fantasía de la realidad que siembra cierta melancolía. Por los viajes plausibles, los restaurantes semanales, ropas en cuotas y energía a discreción.

Crece por lo tanto el riesgo si es que Macri no la emboca. Sobre todo si las generosas páginas de Clarín, con las noticias viejas, o con las imágenes persuasivas y con los relatos calcados, no alcanza para generar la ansiada detención de La Doctora.
Justamente aquí difieren las agendas respectivas de Clarín y de Macri. Porque a Macri le conviene que La Doctora siga suelta. Enredada en el rol legítimo de contradictora principal, que coyunturalmente lo beneficia a Macri.
Pero cabe reiterarlo. Transitoriamente.
Si el TGR no logra enderezarse, el escenario es peligrosamente imprevisible.

Arrabales del peronismo

Consta que la presencia intensamente transversal de La Doctora condiciona la estrategia de la totalidad del flanco opositor.
Desorienta, en especial, a las autoridades transicionales del Partido Justicialista. Les cuesta mantener el equilibrio, como avanzar en la paciente construcción de otra alternativa.
Para colmo, trasciende que La Doctora se queja amargamente de la carencia de solidaridad partidaria.
A pesar de los desencuentros, La Doctora factura que fue la «presidente justicialista durante dos mandatos».
Y a los gobernadores, los que hoy tratan de tomar lícita distancia (o se acercan comprensiblemente a Macri), los mantuvo a aplauso limpio. Por ejemplo cuando les tomaba lista. Para que pasaran humillantemente al frente a firmar la refinanciación y besarla, en la mejilla.
«Yo no me llevé ningún mango de la obra pública», suele, según nuestras fuentes, decir.
Sobre todo cuando percibe que le facturan a ella los bolsos recargados del Neolopecito.

Lo que más molestó en los arrabales del peronismo, de todas las vertientes, fue la reunión de La Doctora con Daniel Scioli, el cuestionado Líder de la Línea Aire y Sol. En el «resistente» Instituto Patria.
Sin embargo se sospecha, con fundamentos, que detrás de la fotografía, programada con forzada inocencia, se encuentra el germen. El anuncio de la fórmula para la provincia (inviable) de Buenos Aires. En el fundamental 2017 (ver «El decisivo 2017», cliquear). Es el año en que Macri juega la persistencia del TGR.
La Doctora para primera senadora. Scioli para cabeza de lista de los diputados.
La adversidad judicial, como la derrota, vuelve a juntarlos.

Después del duro periodo de adaptación a los días con tiempo de sobra, Scioli se siente, según nuestras fuentes, algo fortalecido. Retoma el optimismo natural que trafica, el positivismo del Aire y del Sol. Califica como un gran fracaso «las operaciones en su contra». Por los demenciales veinte mil millones de pesos, que denunció un colega lanzado.
Pero Scioli siente que se reivindica por haber anticipado lo que Macri, con el TGR, iba a hacer.
«No hacía campaña sucia», le confirma al colega Liberman. «Sólo decía la verdad».

Massa o la astucia de la ambigüedad

El acercamiento eventual de La Doctora con Scioli arrastra especialmente a Sergio Massa. Hacia las sutilezas de la situación límite.
Consta que el Titular de la Franja de Massa es el beneficiario políticamente genuino de la reunificación generacional de la Confederación General del Trabajo.
Desde la CGT Massa emerge como el líder natural.
Aparte, el «dador voluntario de gobernabilidad» puede ser también el más aventajado beneficiario de otra movida. La convergencia inteligente de los alcaldes del llamado Grupo Esmeralda, con los siete nuevos gobernadores del peronismo que buscan su lugar. Junto al ascendente Diego Bossio.

Pero Massa atrae siempre por la astucia de la ambigüedad (diría Borges).
Por la capacidad para estar involucrado con los sectores antagónicos que hoy confrontan.
Cristinismo y macrismo lo tuvieron, a su pesar, como protagonista. Fue Massa el Premier de La Doctora, y en simultáneo fue quien perforó, asociado a Macri, el proyecto de eternización.
Conoce demasiado a los cristinistas (hoy neutralizadores del peronismo), y a los macristas (hoy con los radicales abducidos). Conoce muy bien a los jóvenes alcaldes del Esmeralda. Pero lo que es más grave: todos lo conocen también a él. Se encuentran diplomados en su astucia borgeana.
Por último, Massa también compone un vínculo admirable con la cal del progresismo. En efecto, el acercamiento con la señora Stolbizer lo blanquea. Aunque la señora Carrió, mientras controla el potasio, lo aguarda, de ser posible para fumigarlo.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com