El terceto de la fe de ratas
MAURICIO, SERGIO y DANIEL (Miniserie perpetua): Turnos de pactos entrecruzados.
Miniseries
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Primero se registró el pacto tácito entre Mauricio y Daniel, para polarizar entre ellos y dejar afuera a Sergio, que había picado en punta. Tuvieron éxito.
Pronto Sergio, El Renovador de la Permanencia, se quedó estancado. Depilado (cliquear). Motivo de regodeos.
En adelante, se planteó la necesidad del pacto entre Mauricio, El Ángel Exterminador, y Sergio. Para enfrentarlo a Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol (que aún no era El Elegido por La Doctora).
Gracias a los especulativos radicales, Mauricio y Sergio lograron ponerse obligatoriamente de acuerdo en Mendoza, Jujuy, Chaco, Tucumán.
Siempre útiles los radicales para territorializar celebridades de Buenos Aires necesitadas de territorio. Derivaron en arreglos selectivos y discriminatorios, que no contenían Buenos Aires ni Santa Fe.
Hasta el día anterior al cierre de listas de la pedantería electoral de las PASO, según nuestras fuentes, se registraron reuniones de relativas segundas líneas.
Por entonces Mauricio se mostraba esquivo y distante con Sergio. Como Sergio se había mostrado esquivo y distante con Mauricio, después de las parlamentarias de 2013. Cuando juntos, Sergio y Mauricio acabaron con «el sueño eterno». El de La Doctora. No el de Raymond Chandler.
Síndrome de conductores
Aquí se contó oportunamente que gravitantes empresarios, de los pocos que quedan, como sólidos banqueros, y en especial ambiciosos dueños de medios, todos ellos con síndrome de conductores, suplicaban a los gritos para que Mauricio y Sergio alcanzaran un acuerdo. Inspirados por el hartazgo cultural que les producía el cristinismo.
Pero los influyentes improvisados rebotaron ante la segura frialdad de Mauricio. Asesorado por Don Jaime, El Equeco, el pensador que le decía a Mauricio lo que prefería escuchar.
Mientras tanto, Sergio, en plena pendiente, se rebajaba ante el glacial Mauricio para pedir por la gestación de «una gran interna opositora». La que Mauricio rechazaba.
No conforme, Sergio instruía a los pocos rescatables que aún lo seguían. Para que pidieran por los medios por ese gran jubileo electoral.
Pero agrandado como aquel Sergio de 2013, e inicios de 2014, Mauricio concedía, a lo sumo, en aceptar apenas una selección de massistas. Pero sin Massa.
Aunque entonces Massa contaba las monedas políticas para comprarse la tarjeta SUBE, no podía aceptar semejante capitulación.
Los portadores del síndrome de conductores lo entendieron.
Frates de Los Illuminattis
Después de la pedantería de las PASO, se retomó la necesidad del pacto. Pero ya era tarde. No podían bajarse listas ni candidaturas. Como lo reclamaban determinados analfabetos funcionales de la comunicación. E intelectuales francamente fabuladores.
Sin embargo ya brotaba el acercamiento telefónico entre Sergio y Mauricio. Los mensajitos.
«Hablan», se decía. Para estéril entusiasmo de los poderosos que no querían resignarse a la continuidad del cristinismo, aunque estuviera simulado con la carátula de Daniel. A quien, en el fondo, apreciaban.
Incluso, hasta los enigmáticos Frates de Los Illuminattis, los iniciados de la masonería doméstica, ahora lo revaloraban a Daniel. Aunque representara la locomotora del tren fantasma del cristinismo.
El verdadero acercamiento entre Mauricio y Sergio se registró después de las «escandalosas» elecciones en Tucumán. Con los datos expresionistas que sensibilizaron a los turistas noruegos de la metrópoli, impresionados por el desconocido espectáculo del clientelismo y la pobreza.
Cuando José Cano, Nuestro López Obrador (AMLO), logró sentar a su lado a Mauricio y a Sergio. En la mesa solidaria de republicanos institucionalmente conmovidos. Junto a la señora Stolbizer, que aportaba respetabilidad. Ponía la cuota de progresismo, decorado ideal para cualquier centro de mesa.
Esa foto histórica lo favoreció a Mauricio. Y por supuesto también a Nuestro AMLO. Motivó que pronto Sergio y Mauricio volvieran a compartir otra mesa menos institucional, pero más íntima, «en la Casa del Flaco». Acompañados por De la Sota. José, El Cuarto Hombre.
«Al mundo le falta un tornillo»
Desde que José había perdido con Sergio, asociado a Sergio se volvió el político repentinamente más interesante y necesario.
Sergio lo «empeñaba» en todas las reuniones, como si fuera otro Lavagna, La Esfinge. El «amigo más fiel» del tango «Al mundo le falta un tornillo».
El Renovador de la Permanencia se sentía fortalecido con la presencia de José. En quien convergían, de pronto, las multiplicadas atenciones.
La atención de Mauricio, primero. Porque necesitaba los votos de José, para alcanzar la gloria del balotaje.
En simultáneo, también la atención de Daniel. Porque imploraba por los votos de José, para resolver el dilema en la primera vuelta.
Tironeado como Tupac Amaru en su final, José transformaba a su socio Sergio en una suerte de discípulo.
Entonces surgió la duda existencial de los socios, ya tratada en el Portal.
¿Conviene que la derrota lo evapore a Macri o que evapore al kirchnerismo?
Conclusión favorable para la segunda hipótesis.
En «lo del Flaco», Sergio y José se sentaron con Mauricio, para confabular contra Daniel. Y en dos horas y media hasta se trataron, según nuestras fuentes, enternecedoras cuestiones espirituales.
Las sutilezas espirituales que permitieron que el «frate» más informado, con la sabiduría milenaria de Los Illuminattis, ilustrara con sus inapelables conocimientos.
«De esta Sergio sale presidente o rico».
Era más probable, también, inclinarse por la segunda hipótesis.
La que conduce a la tarea vana, casi insospechada. Cotizar la presidencia de la república.
«Pero no te confundas, Rocamora. Entre la plata y la política, Sergio siempre va por la política».
Lo confirma un poderoso de verdad. A quien le importan tres pepinos los «frates», y suele reírse de Los Illuminattis. Tal vez porque no lo invitan a iniciarse en las secretas tertulias de San Isidro.
Jugada escalonada
Aparte, era plata que nadie, nunca, iba a poner. Sobre todo cuando alguien muy informado, sin el elitismo de sentirse «frate», alertó:
«Guarda que Sergio, si puede, los va a c…».
Pero los iba a c… políticamente. Porque entonces, según nuestras fuentes, Sergio ya hacía otras cuentas. Pero de encuestas, no de montos.
Y fue cuando Sergio lo vio tambalear a Mauricio por el tema explotablemente irrisorio. Niembro. Se dio cuenta que podía estar en el balotaje. Él y no Mauricio.
En adelante brota el nuevo agrande ilusorio. Resucita como La Cigarra, después de un tiempo bajo la tierra.
Y Sergio cree llegar pronto a los 25 puntos para embestir, desde los 25, contra Mauricio. A partir de las sorprendentes vulnerabilidades que le impiden a Mauricio enfrentar la vorágine de acusaciones. Las que producen el milagro de convertir, a Roberto Navarro, The Killer, en un guapo mediático de destino popular.
La jugada es escalonada. Primero Sergio debe enfrentar a Mauricio para ir luego por Daniel, al que está seguro de ganarle.
Es cuando, en el terceto con fe de ratas, se produce el extraño pacto que la señora Carrió, La Demoledora Esclarecida, percibe antes que nadie.
«El gobierno busca subir a Massa para bajar a Macri».
Y la señora Carrió es la Gurú que baja la línea que continúa la señora Bullrich, con la denuncia verbal. Y hasta se anota Marquitos Peña, El Pibe de Oro, con la frescura del voluntarismo. Y complementa la desaprovechada señora Alonso, que activa desde el twitter.
La última moda del terceto con fe de ratas es el pacto entre Sergio y Daniel. En contra del golpeado Mauricio.
Consiste en elevarlo a Sergio, con aire espiritual, para descenderlo a Mauricio. El pobre Mauricio vive atormentado, desencantado por la pasión lógica por las monedas que inspira, de pronto, a varios de los candidatos. Los que impulsan la «nueva política» que está por el guión del «cambio». Y que los malditos defensores de la «vieja política» de ningún modo le iban a perdonar.
Las fuentes consignan que el enternecedor aire espiritual para Sergio procede de los empresarios fervorosos que apoyan la causa más positiva del Aire y del Sol. La ideología optimista de la fe y de la esperanza, de la responsabilidad y la prudencia. Pero ocurre que también los alertan:
«Guarda que Sergio los quiere c…».
Porque si retoma mayor relevancia, el móvil de Sergio consiste simplemente en llevárselos puestos. Como si Mauricio y Daniel fueran, apenas, dos guantes.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
Relacionados
Entre los rieles de La Doctora y de Máximo
Propagador de la decencia en el sombrío universo de la transacción permanente.
El combate del peronismo por la lapicera
El combate principal es entre Axel y Máximo por el manejo estricto de la lapicera en 2025, de renovación legislativa.
País de sombrero, moderación o continuismo
Difícilmente pueda sostenerse la idea de que al inventado Fenómeno Milei puede irle muy bien como presidente.