La intemperie de Lázaro
¿Y si se les quiebra?
Artículos Nacionales
escribe Serenella Cottani
corresponsal itinerante, especial
para JorgeAsísDigital
Río Gallegos
¿Y si Lázaro se les quiebra?
La mera enunciación, formulada por el director del Portal -portador de data irrebatible- lo favoreció, según nuestras fuentes, al propio Lázaro. Báez, El Resucitado.
Se sabe que con Máximo, En El Nombre del Hijo, Lázaro dista de mantener una relación amigable. Como tampoco es cordial la relación de Lázaro con el gobernador Daniel Peralta, El Campera.
Ni la de El Campera con Máximo, representación de La Doctora, La Heredera.
Pero la racionalidad indica que no queda mejor alternativa que arrimarse. Y estructurar una suerte de Asociación de Necesitados. A los efectos de evitar que Santa Cruz se deslice hacia los brazos electorales de Eduardo Costa, El Radical Hipertehuelche, blanco móvil de La Doctora por cadena nacional.
El riesgo es que adquiera aún mayor influencia la señora Mariana Zuvic, mujer cada día más inquietante, que acusa y acosa a Lázaro. La perseguidora, según nuestras fuentes, porta la información más detallada y sensible que por el momento no transmite. Infortunadamente.
Desde la sociología
Hasta el amague del quiebre, Máximo solía culpabilizar a Lázaro por el mal manejo de la fortuna ajena, que concluyó en el grotesco televisivo y la consagración de los improvisados del escándalo.
Cuestiones explicables desde la sociología, más que desde la política. Son figuras que ingresaron por el atajo de «los chicos».
Los hijos derivan en un gran dilema para los Palos Blancos (como se denomina en la región a los testaferros).
Utilitarios, los Palos Blancos, se enriquecieron súbitamente a partir de la recaudación alucinante del otro. El Jefe.
«Los jefes que tienen, Serenella, un problema físico con el dinero», confirma la Garganta. «No saben dónde ponerlo».
De niños, los hijos de los Palos Blancos jugaban en un patio. De adolescentes ya disfrutaban de un gran campo. De jóvenes se entretenían con automóviles sofisticados y aviones exclusivos.
Debe estudiarse entonces el ámbito cultural y familiar de los «Palos Blancos». Los que el poderoso acumulador se dispone a utilizar para diseñar sus progresos.
Como se explica en la novela académica «Hombre de Gris», el enriquecimiento fácil no es para cualquiera. Es para iniciados.
«Robar no es un oficio de pobres». Ni es para cualquier gil.
Entonces el vínculo del Palo Blanco con los hijos resulta primordial. Es difícil tratarlos, la cuestión del dinero otorga encanto personal. La duda: incorporarlos al juego o apartarlos.
La cuestión que los chicos se encuentran siempre a merced de los aventureros que florecen. Que se arriman con el objetivo expreso de hacerse amigos de «los chicos». En general son Los Buscapinas que aprovechan, para acercarse, los ritos del esparcimiento. Los boliches. Con sus disipaciones relativamente inofensivas.
A cualquier Palo Blanco con accesos le cuesta negarse cuando el hijo incorporado le lleva de pronto un gran amigo «que es una luz». Ideal para hacer negocios.
Pero Lázaro dejó pronto de ser Palo Blanco para convertirse en empresario. En hombre de confianza absoluta del poderoso real. Hasta que se le interrumpió con brusquedad el camino ascendente.
Ahora se encuentra acosado, judicial y mediáticamente. Arrastra, en la debacle, a los distantes que, con cierta ingratitud, lo culpabilizan. Por la torpeza con que se manejó el delicado asunto del dinero.
Trasciende que, al percibir la frialdad de la distancia, El Resucitado envió algunos mensajes expresivos. Hacia Máximo, imaginado hoy como un próximo estadista. Es quien tiene mayores posibilidades de zafar. Y hacia, según nuestras fuentes, al aún inexplorado señor Sanfelice, El Bochi. Personaje sustancial, El Bochi Sanfelice, de acceso libre, tanto en Olivos como en Gallegos. O en El Calafate, la Ciudad Kohinoor.
El Bochi maneja la otra vertiente tabicada. Otro bunker. ¿Bariloche?. Ampliaremos.
Cristóbal goleó a Lázaro
«A Lázaro lo atormentan las comparaciones inevitables con Cristóbal», confirma la Garganta.
En la tácita competencia, y aunque se trate de casos muy distintos, Cristóbal lo goleó a Lázaro.
En el Mónaco, en El Británico, o en cualquier bar infame de Gallegos se lo tiene identificado a Lázaro como el depositario de los míticos bolsos sagrados que no le pertenecen. Los colmados de euros fantasiosamente crocantes. Bolsos sagrados que pasan de una estancia a otra.
Mientras tanto Cristóbal se exhibe entre el glamour de Miami. Se fotografía con las divas consagradas. Reluce como el empresario internacional del juego y del petróleo. Propietario de los medios de comunicación que en el fondo lo blindan. Lo protegen. Aunque todo se caiga.
Con su estilo de conducción radial, Néstor, El Furia, impuso la dinámica del conflicto Lázaro-Cristóbal. La competición permanente. Del modo similar con que hizo enfrentar, en el plano político, a De Vido, Ex Superministro, con Zannini, El Chino Cenador.
(«El Chino para decretar y Julito para recaudar»).
El Furia estimuló también la animosidad adversa entre los empresarios Cristóbal y Lázaro. Máximos beneficiarios de su gestión.
Más rudimentario, Lázaro terminó empantanado entre los barros inverosímiles de Elaskar y Fariña, estrellas televisivas consagradas por Lanata. Y perseguido por el juez Campagnoli, y entregado apenas a la aptitud de los cancerberos del despojo. Son los que custodian, en Buenos Aires, que el fuego arrasador ni siquiera entibie a Máximo. Ni a La Doctora.
¿Y a Lázaro? En adelante tendrán también, según nuestras fuentes, que cuidarlo.
Por su parte, con otra formación vital y cultural, Cristóbal instaló la verdad de ser empresario desde mucho antes de la irrupción de El Furia. Aunque debe aceptarse que con El Furia alcanzó una magnitud incuestionable.
Pero siempre Cristóbal se obstinó en diferenciarse frontalmente de Lázaro. Lograrlo no le resultó difícil.
La intemperie
En cambio el ascenso, para Lázaro, fue tan súbito como su desmoronamiento.
El crecimiento hegemónico de Austral Construcciones fue directamente proporcional a la «canilla» que le mantuvo abierta el presupuesto generoso del gobierno nacional.
El Furia lo colmó de obras en la Patagonia. En Santa Cruz, en Tierra del Fuego, en Chubut.
Pero como confirma la Garganta: «Se acabó la tarasca». O sea el dinero. Y el que custodia en todo caso no le pertenece.
En problemas, Lázaro hoy no puede juntar para pagar los salarios de tres mil trabajadores. Tiene pedidos de quiebra, de proveedores desesperados por cobrarle. Se le consolida la deuda con la AFIP. Y está muy apuntado. Desde cualquier fiscalía puede aparecerle otro Campagnoli. Y los cancerberos del despojo no lo incluyen en sus defensas de hierro.
Padece el mismo desgaste de la carísima maquinaria que compró para paralizarla. Desde hace tres años que Lázaro tiene alrededor de 150 equipos costosos, de 350 mil dólares (promedio) cada uno. Pero en franco desuso. Parados, inutilizados tal como llegaron de China, a través de la zona franca del puerto de La Plata.
Maquinaria adquirida cuando El Resucitado estaba seguro que las postergadas represas (Condor Clif y La Barrancosa, hoy llamadas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic) iban a ser para él. Nunca iban a dejarlo afuera.
Pero fue el turno agraviante del escándalo. Trascendía masivamente en 2012 lo que se contaba, desde el Portal, desde 2005 (ver «La marroquinería política”).
Como Lázaro, la maquinaria quedó también a la intemperie.
En distintos parajes de la provincia. Como los bolsos sagrados. Ajenos. Del amigo que fue, en realidad, más que socio. Fue el patrón.
Maquinaria, para colmo, comprada pero -como corresponde- aún no pagada. El zafarrancho deriva en el alto costo financiero que se le debe anexar al otro costo, el más grave. El del desprestigio. La caída que nada tiene, en el fondo, de libre.
Y nada puede hacer El Furia, desde el purgatorio, para impedirlo.
Serenella Cottani
para JorgeAsisDigital.com
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