La epopeya módica del kirchnerismo
DÉCADA RIFADA (III): Fichas y fechas para tratar el aniversario.
Miniseries
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, en colaboración
con Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsísDigital
Introducción
Para recuperar la calle
Una sucesión de balances apresurados se trata de legitimar a través de la frialdad inapelable del calendario.
Los detractores, como los panegiristas del kirchner-cristinismo, exhiben el previsible arsenal de lugares comunes.
Arrastrados por la pasión formal de la efemérides.
Se cumplen diez años del acceso del kirchnerismo al comando de la nación.
La Doctora se dispone a celebrarlos, con el aglutinamiento inducido de los movilizados. A los efectos de recuperar la calle.
La calle que, en efecto, perdieron. La que supieron compartir, durante los primeros años, con los sectores vociferantes de la izquierda minoritaria. A través de “organizaciones sociales”. Propia tropa.
De la calle fueron desalojados por la protesta de “La catarsis de la Argentina blanca” (cliquear).
Un fenómeno popular mayormente protagonizado por las capas medias. Se registró como consecuencia de planes preparados por “los sigilosos programadores de la espontaneidad”. Los que fueron ampliamente superados por influyentes sectores de la sociedad, que necesitaba expresar el hastío sin representación política. Ver “La sociedad harta que espera” (cliquear).
Para el próximo 25, La Doctora estimula frontales ambiciones de reiterar aquel fervor del bicentenario. Al menos, de manera forzadamente artificial.
El Bicentenario, con su Fuerza Bruta, se consagró como la señal más diáfana de la penúltima recuperación. La que dejó, en 2010, en el camino, el tendal de la derrota del 2009.
Durante el tramo del “Ocio destructor”, que se trata en el presente informe.
Osiris Alonso D’Amomio
Director-Consultora Oximoron
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“El Cámpora que no fue”
La epopeya del kirchnerismo es inicialmente módica. Se extiende desde la debilidad del arranque, en 2003, hasta el fortalecimiento de octubre de 2005. Cuando Néstor Kirchner, El Furia, le perfora la provincia de Buenos Aires a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Después del desparramo del casting, Duhalde le había entregado la sortija de la presidencia a Kirchner.
Como correspondía en los manuales, Duhalde debía ser patéticamente fulminado.
En semejante aspecto, y para parafrasear a Miguel Bonasso, Kirchner fue “El Cámpora que no fue”.
2003-2005. Hacia la conquista de la Hegemonía
Es el tramo que trata “la construcción del poder personal”.
A partir de su fragilidad extraordinaria. Con la placidez de contar con una sociedad agotada, pero deseosa de creer. En alguien nuevo. En algo.
Justamente El Furia irrumpió con el mérito de ser un desconocido. Aunque su Elegidor tenía la obligación de conocerlo.
Llegaba después que Duhalde y Remes Lenicov realizaran el “trabajo sucio” de la pesificación devaluadora. Y después que Duhalde y Lavagna, desde el pozo del descenso, iniciaran el camino de la recuperación.
Mientras tanto, comenzaba el desperdicio de la situación internacional más históricamente favorable para la economía.
La hegemonía a conquistar estaba servida. En banda, a la espera del conquistador.
Fue cuando Kirchner se valió del trípode existencial, aquí largamente estudiado. Con los aliados fundamentales, que se fortalecían, sobre todo, por el temor que Kirchner les dispensaba.
La magnitud de Hugo Moyano, El Charol, que representaba el trabajo (o la parálisis del mismo). Lo sumaba al control tácito de la calle.
Y la magnitud de Héctor Magnetto, El Beto que representaba al Grupo Clarín. O la sustancial comunicación, con el respectivo poder que brinda la administración del silencio. O la omisión.
Editorialmente Clarín decidía ignorar las obscenidades empresariales que ya se desataban. Y que se ventilarían mucho después. En la crepitante actualidad.
En “Dilemas de política conyugal”, cliquear, se trataron los aspectos puntuales de la pugna entre Kirchner y Duhalde. Elegido y Elegidor. Pugna que se dio a través de sus respectivas damas.
Cristina, La Doctora, y la señora Hilda, llamada con la cercanía que brinda el apelativo “Chiche”.
Transcurre la parábola del Teatro Argentino de La Plata. Cuando La Doctora, fustigó verbalmente a El Padrino que denunciaba. Al previsible Duhalde.
Sólo para que su marido le perforara el territorio. Para desalojarlo y ocupar, en adelante, el lugar.
2006. Misiones. Derrota de la Santacrucificación
Para explicar el kirchnerismo, en sus seminarios privados, el Portal suele detenerse en la ficha que registra la primera derrota fundamental del kirchnerismo.
Generalmente la omiten, o ni la valoran, los panegiristas o los detractores. Es finales de octubre de 2006. En Misiones. Cuando Kirchner, ya hegemónico, hacía lo que se le antojaba con el país rendido.
El Furia doblega las reticencias del gobernador Rovira, y lo arrastra a plantear la utopía de la reelección permanente. En aquel plebiscito no pierde sólo Rovira contra el destapado Padre Piña. Tampoco sólo se clausura, en la derrota, el deseo de permanecer de Felipe Solá, en la inviable Buenos Aires, y de Felner, en Jujuy. Caen, sobre todo, las ambiciones de persistencia de Kirchner, en el plano nacional. El proyecto de encarar la verdadera Santacrucificación Nacional. La posibilidad de reelegirse.
Es entonces importante el plebiscito de Misiones porque es donde se agota el presidencialismo de Kirchner.
Con acierto, El Furia consideraba que la Argentina no era un país para ser reelecto, aunque tuviera el derecho a otro mandato, sin garantía de continuidad.
Es en Misiones donde Kirchner se despide para siempre de la idea del poder unipersonal. Es cuando surge la postulación irremediable de La Doctora. En los papeles, sólo por un periodo. Una suerte de Encargaduría de Negocios, entre 2007 y 2011, cuando planificaba volver.
Pero se le interpuso la sorpresiva irresponsabilidad de la muerte.
2007-2010. El ocio destructor
Aún faltaban tres años para vivir.
En “Rendo y Alberto” (cliquear), texto de mayo de 2008, aquí se sentenció:
“Ceder el sabot fue un error político (…) Pero no por Ella. El problema era Él”.
En su ocio destructor, ya sin los atributos del poder que lo contenían, El Furia decidía gobernar desde la grotesca presidencia del Partido Justicialista, que armaba a la carta de su antojo, y en simultáneo destruía.
Pero se dedicó, en la práctica, a atizar conflictos, hasta agudizarlos. Alborotos innecesarios que durante su presidencia no hubieran transcurrido.
Tesis del Portal, que comparte Consultora Oximoron. Es relativamente contra-fáctica:
Con Kirchner presidente nunca se hubiera avanzado en el conflicto con el campo.
Tampoco se hubiera llegado a ninguna ruptura con el Grupo Clarín.
“Si iba a dar esa pelea, correspondía que el estadista fuera más hombrecito. Debía estar al frente del gobierno Él. Sin enviar, a La Elegida, al matadero del fracaso” (texto citado).
Cuesta admitir que la Argentina ingresaba en el territorio de la psicología.
Con competencias y obstaculizaciones que remiten a alguna otra disciplina alternativa. En su momento, el Portal prefirió no tratarla. Hoy tampoco.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
Continuará
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