Scioli, Macri, Massa y Narváez
Cuatro "amigos" que se mienten en la provincia inviable.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Numéricamente trascendente, Buenos Aires, la provincia inviable, mantiene a su militancia (si se la puede llamar así), en estado colectivo de asamblea.
Conclusión: el drama se resuelve con un acuerdo entre cuatro personas, que tienen el mismo objetivo.
Scioli, Macri, Massa y Narváez. En ese orden.
Los cuatro son relativamente amigos entre sí. Se conocen bien. De sobra. Como para desconfiarse con fundamentos.
Basta entonces con encerrarlos, metafóricamente, en un cuarto y acordar. O confrontar.
Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, hoy tiene la parte del león. Por ser el Gobernador. Y aspira frontalmente a la presidencia.
Es una proeza que, desde Buenos Aires, nadie, hasta hoy, pudo protagonizarla.
(La excepción de Duhalde no cuenta. Fue una situación perdonablemente heroica, ideal para olvidarla).
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, conquistó el rol difuso del opositor instalado. Va también por la presidencia.
Es el adversario escogido por Nuestra César, la que está, constitucionalmente, fuera del juego.
Sergio Massa, La Rata de Tigre, es el privilegiado que retiene el cetro volátil de las encuestas.
Es el virus benéfico que de nada le sirvió, en su momento, por ejemplo, a Carlos Ruckauf.
Massa va por la gobernación y/o la presidencia. Su Plan B lo entusiasma más que el Plan A.
Por último Francisco De Narváez, El Caudillo Popular. Aún factura el triunfo gloriosamente desperdiciado de 2009, contra El (difunto) Furia.
Desde 2005 es infaltable en cualquier elección. Aunque no lo exprese, aguarda que en alguna instancia judicial se dé por superada la incidencia casual de su nacimiento en Colombia.
Para ir, también, por la asignatura pendiente. La presidencia.
La receta literaria consiste en convocarlos. A los cuatro «amigos» ambiciosos. Para que se mientan, entre ellos, lo menos posible.
Si se lo piensa bien, es mucho pedir.
Cruce Etcheverry
«Si Massa va para diputado en 2013, con Cristina o contra Cristina, y gana, es el candidato puesto a presidente en 2015», arriesga la Garganta sabia.
Pero Massa parece estar bastante cómodo en la rotonda del Cruce Etcheverry. Se le abren todos los caminos y no se decide por ninguno. Tiene tiempo y prosigue con las vueltas circulares.
Para colmo, mientras da vueltas a la rotonda, crece en la consideración social.
A los «amigos» los intriga. Los atrae. Desconcierta.
«Pero el problema que tiene Massa es que, cuando se mira en el espejo, lo que le aparece es el rostro de Scioli».
Tesitura de uno de los adherentes sustanciales a la causa positivista del sciolismo. En el caso en que el sciolismo, verdaderamente, exista. Que mantenga alguna vigencia, más allá de la astucia popularmente reconocida del personaje. La capacidad de sobrevivencia, y de trabajo, que impone el Líder de la Línea Aire y Sol.
Cuenta con un aliado implacablemente irracional. La suerte.
Y no lo perturba, hasta aquí, el desmoronamiento de Nuestra César. A la que debe, en definitiva, apuntalar.
A ninguno de los cuatro «amigos» le resulta beneficioso que la mampostería se derrame tan rápido sobre la alfombra.
Tampoco, en realidad, les conviene que Nuestra César vuelva a recuperarse con intensidad. Como para forzar, entre sus dependientes, la idea implícita de la permanencia.
Romper
Algún operador experimentado de Massa intenta, como tantos utópicos, lograr que «Scioli rompa».
Que rompa de una vez con Nuestra César, la que lo humillaba.
Para ir juntos, contra el cristinismo, por la provincia. Massa para Gobernador y Scioli para la Presidencia.
Pero los sciolistas, según nuestras fuentes, se muestran reticentes. Saben, sin preguntarlo, que Scioli nunca va a romper.
«Si me asegurás el sello del PJ podría hasta sugerirlo», le respondió el sciolista al operador massista. «Pero no lo tenés».
Aparte, Aire y Sol se encuentra esclarecido. Al extremo de mostrarse absolutamente seguro que no debe romper. Como se lo piden los anticristinistas.
Y sobre todo sabe también que nunca va a renunciar. Como querían los cristinistas (ahora ya no tanto).
Se superó la turbulencia de aquel cuarto de hora. Cuando determinado ministro, en presencia de otro ministro, le dijo, según nuestras fuentes, a Mariotto, El Calabró de Llavallol:
«Estate preparado porque asumís en cualquier momento».
Aunque nadie lo explicite, trasciende que los sciolistas desconfían de los operadores de Massa. Más, incluso, que del propio Massa (ampliaremos).
«Dijo que no»
Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, como «la chica de al lado, dijo que no». Como en aquel viejo baión. Rechazó la oferta de Los Galanes del PRO.
Los Galanes intentaban convencerla. Para transformarla en candidata provincial. Mudarla, otra vez. Primero la mudaron, desde la vicejefatura de gobierno, hacia la anodina diputación porteña.
«Gaby se cansó de ser un comodín del chinchón», confirma la Garganta.
De pronto, el rebote olímpico de Los Galanes le aporta al PRO -expresión partidaria del macricaputismo- cierta tensión narrativa. Algo de interés.
Sobre todo en su feudo, el Artificio Autónomo de la Capital. Donde se advierte el escenario de la batalla interna que, según nuestras fuentes, nunca tendrá lugar.
Entre Gabriela, La Princesa, y Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático, de honda penetración popular en Pompeya y Flores Sur.
Pero ambos («La Gaby y Horacito») quedan previsiblemente desplazados por la potencia de la tercera opción.
Significa confirmar que el obstáculo, para el crecimiento de Gabriela, en adelante, no es Horacio.
Ni tampoco el obstáculo de Horacio ya es Gabriela.
El obstáculo de los entrañables adversarios internos es, según nuestras fuentes, María Eugenia Vidal. La vicejefa de gobierno se los fuma, parsimoniosamente, a los dos competidores.
Jugar a pleno, muy fuerte
La señora Vidal se afirma, calladita, en las posibilidades que le brinda la gestión. A esta altura hasta podría quedar, a partir de 2013, a cargo de la gerencia principal del Artificio Autónomo. Como Jefa de Gobierno.
Ocurre que se expande, hasta la inquietud, la tesitura expuesta por Jorge Triacca, el hijo del amigo Jorge.
Triacca se anticipó en proponerlo, hasta desmarcarse y quedar en posición adelantada. Lanzó que el candidato a diputado, para la provincia inviable, debía ser, directamente, Mauricio Macri. A pesar del escaso apasionamiento que Mauricio siente por la monotonía parlamentaria.
Jugar a pleno, pero muy fuerte. La instancia atendible si Macri tiene que cotejar con la Hermana Alicia Kirchner, La Fotocopia.
Como La Fotocopia no registra peso en la balanza, se le facilitaría, a Mauricio, la epopeya eventual del triunfo.
Distinto, en todo caso, si el que baja hacia la diputación es Massa. En un acuerdo, inquietantemente temible, con Nuestra César.
Pero por suerte Massita prosigue (feliz) en las vueltas circulares de La Rotonda del cruce Etcheverry.
Para evitar que Mauricio sorprenda con la postulación bonaerense, queda la perspectiva del acuerdo que siempre le reclaman. Con el complejo amigo Francisco De Narváez.
Mauricio y Francisco establecieron una relación que debiera ser estudiada más desde el psicoanálisis que desde el análisis político.
Aparte, Narváez, el Caudillo Popular, hoy se encuentra, para colmo, bastante próximo de su «amigo» Scioli. Y dialoga cotidianamente con Massa.
El Caudillo Popular suele agrandarse, por lo general, para las legislativas. Y debilitarse ostensiblemente cuando se discuten los cargos ejecutivos.
Como al que aspira. El cargo mayor.
Continuará
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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