El momento de romper
Scioli, Massa, De la Sota, Urtubey creen aún que la caída no los arrastra.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
especial para JorgeAsísDigital
«No nos quieren, Daniel, ni a vos ni a mí, resignate».
La Garganta confirma que Sergio Massa, el mini-gobernador del Tigre, se lo dijo a Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol, gobernador de Buenos Aires, la provincia inviable.
«No vamos a ser nunca de ellos».
Las tertulias transcurren, según nuestras fuentes, habitualmente en Villa La Ñata, partido del Tigre.
Es donde Daniel reside y ejerce la mediática «política del pantalón corto». Juega al fútbol para los quinchos de los lunes de «Ámbito». Recibe visitantes populares que lo muestran en vigorosa actividad.
«Con fe y esperanzas y siempre para adelante». Con la ideología del vitalismo que los cristinistas verticales se obstinan en destruir.
Los que «miden»
Massa y Scioli son los dos dirigentes que mejor «miden» en la provincia electoralmente fundamental.
Ambos participan, aparte, de la superstición peronista, y suelen entenderse sin necesidad de hablar.
Como si fueran una copia joven de los sindicalistas Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Dos «vivos» que mantienen el diálogo que en general inquieta, y sin siquiera encontrarse.
Pero Massa y Scioli, mini-gobernador y gobernador, hablan mucho más de lo aceptable para «quienes no los quieren». Y se enervan, sin ir más lejos, ante la certeza de una alianza natural, para el cercano 2013. Pero pensada estratégicamente para el 2015:
Scioli para Presidente. Y Massa para Gobernador. Con la intención de ir, en el 2013, como diputado.
«El inconveniente es que, después de la campaña, tiene que sentarse en la banca. Es duro», confirma un filósofo positivista.
«Macri casi no soportó ser diputado».
La Cámara de Diputados es, a la democracia, lo que Mc Donald’s es a la gastronomía. Ampliaremos.
Entonces se explica la irritación de los cristinistas, cuando Daniel y Sergio, «los que miden», aparecen juntos en alguna fotografía nunca inocente. Registrada, para colmo, en Clarín. El medio que ocupa el lugar del enemigo. Causa, nada menor, de la falta de cariño, que suele transformarse en rencor.
«No van a parar hasta que Daniel salga con el cartelito de Clarín Miente».
País del federalismo falso
El plural sobra. Agregado involuntario.
Quien no los quiere, según Sergio, el Ex Premier, es Cristina, Nuestra César.
Aunque Daniel no se muestre convencido. Y suponga, con optimismo, que aún puede ser el heredero. A pesar de los rudimentarios instrumentadores que, instruidos por Nuestra César, lo hostigan cotidianamente. Dedicados a destruir el proyecto que representa, de por sí, el riesgo de una alternativa.
Y a pesar, además, de quienes lo tientan a Scioli para que «rompa» de una vez. Con quien no lo valora.
Con quien se obstina (Nuestra César) en hacerle la gestión provincial cada día más agobiante.
Se aproxima el momento de las definiciones. Pero Daniel ni considera, según nuestras fuentes, la necesidad de romper.
Y cuando se decida a romper, si es que se decide, probablemente va a ser demasiado tarde.
Sólo atina, explícitamente, a diferenciarse. A entablar reuniones con gobernadores, que son fastidiosas para Nuestra César. Está informada, al minuto, por Corazón de Ballena.
O por «El Espía que viene de Abril».
Por ejemplo Nuestra César conoce hasta los detalles de la cumbre informal que se registró en Córdoba. Con José Manuel De la Sota.
Cuando Scioli peregrinó por Córdoba con el pretexto de promover recursivas líneas de crédito del Banco Provincia, que preside hoy Marangoni, «El 5 de Boca».
Trascendió que, en la comida, se registraron previsibles coincidencias. Identificaciones clavadas entre De la Sota y Scioli.
Ambos aceptaron encontrarse, según nuestras fuentes, presupuestariamente acogotados.
«Con los números no dan más». Pagar los sueldos es una epopeya mensual.
La segunda coincidencia, acaso, es la más grave. Decidieron que aún debían aguantar.
Cuesta aceptar que, en el país del federalismo falso, los gobernadores de látex de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, deban esmerarse en el silencio y en las muestras ostensibles de lealtad. A los efectos de conseguir que les transfieran, simplemente, lo que les corresponde.
Sin inclinarse, institucionalmente, a lamer.
La carencia de una visión estratégica los induce, a los gobernadores, a mantener el espejismo de la mirada breve. La cortedad de salvar el turno. Cuidar la carrerita y pagar sueldos con problemática puntualidad.
A un gobernador, acaso, se le debiera exigir, por la Argentina, un poco más.
Por ejemplo que instale la necesidad de derogar, definitivamente, la Ley de Emergencia Económica.
Es el instrumento que concede los atributos que los obligan, sin mayor dignidad, a la dependencia.
El maleficio
«Siempre para adelante, con esperanzas y fe», Daniel se obstina en quebrar el maleficio de los ocupantes de la gobernación sustancial.
Pretende el ascenso hacia la presidencia, ya expuesto con cierta perversidad. Para esclarecer los tantos. Con la fantasía que Mariotto, el Calabró de Llavallol, lo dejara algo más tranquilo.
Y para trasladar el sabot, sobre todo, hacia Nuestra César.
«Si Cristina quiere ir por la reelección la voy a apoyar -dijo. Si no, yo quiero ser».
Por una manifestación semejante, veinte años atrás, Carlos Grosso inició el camino del cadalso.
El César de la época era Carlos Menem.
Quien pudo ocupar ambos sillones, Gobernación y Presidencia, fue Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). El único.
Pero Duhalde saltó hacia la presidencia desde la senaduría, después de aquellos episodios del 2001, dignos de reinterpretarse.
Hoy asoma, en versión grotesca, el riesgo de la repetición.
Cuesta también aceptar que Buenos Aires, históricamente, sea una estación terminal. Que de ningún modo puede tomársela como una escala intermedia.
La provincia inviable es un país en el interior de otro país.
Sin entendimiento racional, ambos países (Buenos Aires y la Argentina) producen la ecuación que signa la inviabilidad. También ampliaremos.
Y los gobernadores de Buenos Aires que quisieron ser presidentes se estrellaron. Cafiero contra Menem. Duhalde contra De la Rúa. Ruckauf contra su medianía apabullante. Solá contra su incapacidad para el armado.
Las dificultades de la duplicidad probablemente lo estimulan al mini-gobernador Massa. Ya que el Ex Premier no descarta, y a pesar de su relativa juventud, según nuestras fuentes, a encarar el Per Saltum. E ir, directamente, desde Tigre, hacia la batalla por la presidencia. Sin arriesgarse antes en la escala técnica de la gobernación, que suele convertirse en Estación Terminal.
Sergio y Daniel, Ex Premier y Líder de la Línea Aire y Sol, tácticamente se necesitan.
Como también se necesitan Daniel y De la Sota. O Daniel y Urtubey. O Gioja. O Capitanich. O Alperovich o Uribarri.
O con cualquier enrolado en la superstición del peronismo, que también lo contiene, aunque se resista, hasta a Macri.
Como corresponde, todos también, además de necesitarse, se desconfían. Uno del otro.
Y fraternalmente se mienten.
Conscientes que, a este ritmo intenso de desgaste, de fracasos y de hartazgo, Nuestra César se desmorona. Mientras creen que no van a ser arrastrados -ilusoriamente- en el desmoronamiento.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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