Aislada para la perversidad
Nuestra César fusila por cadena nacional.
Cartas al Tío Plinio
«Ante los homenajes frecuentes al marido muerto, La Elegida, lícitamente, suele quebrarse. Pero políticamente La Elegida, a diario, da otra vuelta simbólica de llave a la cerradura de la bóveda.
Mientras lo celebra a Kirchner, en cierto modo, La Elegida lo corrige. En el mejor de los casos, lo contradice. Lo supera».
De «Nuestro balance», cliquear, 20/12/2010
Tío Plinio querido,
Nuestra César -según la Garganta- dijo:
«Es un invento mío y me voy a encargar de fulminarlo yo. Pero cuando nadie lo espere».
Se refería, con seguridad, a El Descuidista. El más grande error que la descalifica, sobre todo ante los suyos. Y, en menor medida, ante la sociedad.
La reticencia en creerle, a la Garganta, tiene que ver con el comportamiento que trasciende de la dama.
No consulta. Ni cuenta. Decide en rigurosa soledad.
Se aísla, pero se trata del retiro extrañamente espiritual. Útil para preparar las sigilosas perversidades.
En el fondo, con mayor transparencia, con la activa frialdad que requiere el manejo del poder, Nuestra César utiliza el método de acción que Menem -uno de sus superados antecesores- decía practicar.
Consta de tres fases:
1) La total información. 2) La firmeza en la decisión. 3) El efecto sorpresa.
Formación de la ADEVIC
Al fin y al cabo habrá, tío Plinio querido, que respetarla.
Cada cambio que produce es, en la práctica, una autoincriminación. Cae en medio de la Nada.
Correcciones fundamentales de aquellos desbarajustes que armara, oportunamente, su marido.
En su momento, el Portal habló de la ADEVIK. La Asociación de Víctimas de Kirchner. El Furia.
Trátase de la extinguida ONG, que presidía Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Pero hoy comienza a gestarse la ADEVIC. Es también una ONG de víctimas, pero de Cristina. Que antes eran, con Kirchner, socios. O victimarios.
La presidencia tendría que ser ocupada por El Furia. Post mortem. En honor del «kirchnerismo póstumo», que derivó en cristinismo.
La ADEVIC contiene una auspiciosa escuadra de víctimas.
Las pulveriza con la indiferencia. Pero sin terminar, peligrosamente, de eliminarlas.
Nostalgias de Stalin
Nuestra César suele ser menos sanguinaria, pero más cruelmente sutil, tío Plinio querido, que José Stalin.
El Gran Padre de la Unión Soviética, faro de luz que iluminaba a los pueblos del mundo, solía agasajar, con frecuencia, durante la noche previa, a los que mandaba selectivamente asesinar.
En «La corte del zar rojo», Simón Sebarg Montefiore cuenta que Stalin los mareaba con vodka y champagne. Los colmaba con esturión y caviar. Pero Beria, también presente en la comilona, se encargaba después de amasijarlos.
(Como correspondía, también iba a llegar el turno fatalmente cíclico de Beria).
Con modales más sofisticados, Nuestra César prefiere fulminarlos, en cambio, a través de la cadena nacional.
Fusilamientos por televisión. En directo. Mientras abusa de la asociación libre de la oralidad. Con las desviaciones naturales del relato. Características de la calculada improvisación. Donde luce diversas patologías retóricas. Nimiedades delirantes, fruslerías o profundidades transitoriamente impunes.
Para humillar, en público, a sus condenados. Sin vodka ni esturión. Sólo con gestos y palabras.
Para imponerse, entre la escandalosa desertificación.
Entre la carencia sistemática de coraje, Nuestra César suele lograr que en la Argentina todo, tío Plinio querido, absolutamente todo, dependa del desborde programado de su voluntad.
A esta altura, falta muy poco para que lo instruya a Zanini. El Ñoño, su Beria personal.
Para que redacte -Zanini- el decreto de su propia destitución.
O que lo expulse a Parrili. Con la intrascendencia de alguna candidatura.
O al fiel Icazuriaga. Corazón de Ballena tampoco es recibido como antes.
O a la Cuñada Alicia, que debe salir a ganarse, si quiere crecer, su pan político.
Por ahora, para permanecer, a Alicia le basta con la portación de apellido. La cosmética del rostro.
Final con Serpientes
Dígale a tía Edelma que, si Nuestra César, que es Pisciana y Serpiente de Agua, aguanta hasta marzo del 2013, nos va a llevar puesto como un foulard. A todos. Otra vez.
Precisamente el 2013 es el Año de la Serpiente de Agua. Y ya va por los 60. Cumple el ciclo astrológico completo.
Si resiste, si no la paran, junto a Máximo, la otra Serpiente, pero de Fuego, a los gobernadores del peronismo de látex, les van a elegir a dedo hasta los concejales. Con suerte van a mantener el chofer.
Pero aún falta, tío Plinio querido, una eternidad de diez meses.
Nuestra César tiene que atravesar el año inconteniblemente duro del Dragón. Complicado, también para ella, entre agosto y septiembre.
Cuando se le plante, de frente, desafiante, la adversidad.
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