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Descubrimiento tardío del África

Angola antes de Moreno y Cristina, y de la Feria de la Alegría.

Jorge Asis - 22 de mayo 2012

Cartas al Tío Plinio

Descubrimiento tardío del ÁfricaTío Plinio querido,

La Feria de la Alegría, que Moreno y Cristina supieron organizar en Angola, sirvió para descubrir tardíamente el África.
El desplazamiento hacia Angola, en principio, le interesó a Moreno para introducirse en la problemática energética. Cuando esmerilaba a De Vido.
Fue antes que, inspirados en la improvisación patriótica, produjeran la eufórica expropiación. Para hacer, de YPF, el próximo zafarrancho. Un contagio de las catastróficas Aerolíneas Argentinas.

Aquel «dedito» a Obiang

Dos otras experiencias, vinculadas al África, registraron epílogos igualmente lamentables para el kirchnerismo.
El papelón más reciente transcurrió a través de Teodoro Obiang, el presidente de Guinea Ecuatorial. Un PMA (País Menos Avanzado) donde se habla español. A Obiang lo trajo De Vido, cuando vivía El Furia y Moreno aún no se le insubordinaba. El propósito era comprarle algunos miles de barriles de petróleo. Pero Cristina entonces tenía una prepotente digestión humanitaria. Para que Lanata no la corriera por izquierda, tiró el negocio con unos palabrazos. Lo maltrató a Obiang, en público y para la televisión. Le brindó una clase magistral de derechos humanos y democracia. El Portal lo registró como «La lección del dedito» (cliquear).

Cuentos chinos

Descubrimiento tardío del ÁfricaPero entre la caravana interminable de tonterías pronunciadas, nadie reparó, tío Plinio querido, en que, también desde Angola, se originó el primer papelón internacional de la Era Kirchner. Los cuentos chinos.
Cuando El Furia, en su saludable inexperiencia, sostenía que, si se le daba la patriada, había que sacar el cuadro de San Martín y poner el suyo.
El negoción se lo enviaba Chávez, en bandeja. Lo había armado un audaz banquero portugués, con los chinos de utilería que oportunamente lo habían fascinado a Ricardo Jaime, aún activo.
Pero los chinos que entusiasmaron a Jaime y a Kirchner eran apostadores de Macao. El invento se les desmoronó porque llegaban, justamente de visita, los chinos de verdad. Con el presidente Hu Jintao, a la cabeza.

Versatilidad para el desconocimiento

Persiste, en la Argentina, una llamativa versatilidad para el desconocimiento del África.
En materia de influencia, y de presencia, China desplazó, tío Plinio querido, en África, a Estados Unidos.
Descubrimiento tardío del ÁfricaY China dejó también, allá, adónde se juntan las paralelas, a los europeos que se agotaron culturalmente con la colonización. Y cuando no tuvieron más qué sacarles, ni ganas de pelear, les arrojaron la independencia. Como en Angola, después de la Revolución de los Claveles, de Portugal.

Africanos francófonos, anglófonos, lusófonos, terminaron mejor comprendidos por los necesitados chinos. Por el petróleo y por el gas. Pero también por los minerales estratégicos para el desarrollo. El carbón, el cobalto, el cromo y el cobre.
Oriente, en definitiva, les mostraba una superior comprensión que Occidente.
Después de haberlos colonizado, dejarlos divididos entre el rencor de guerras civiles, entre el florecimiento de los estados artificiales, los occidentales prefirieron brindarle otras convenientes «Lecciones de deditos». Señalamientos que aludían, sin autocrítica, a la corrupción crónica. A la anarquía étnica. Generadora de matanzas domésticas. O genocidios espectaculares, como en Rwanda.
Los chinos, al respecto, mostraban un aparato digestivo más permeable. Les interesaba más las riquezas potenciales del suelo que los efluvios de la democracia.

Carnicería de UNITA y el MPLA

Descubrimiento tardío del ÁfricaEn Angola, la carnicería de la Guerra Civil derivó en un negocio próspero para los vendedores de armas. En cualquier hotel de Luanda podían despacharlos, pero les pagaban los caños con bolsones de diamantes.
La carnicería concluyó con la muerte de Jonas Savimbi. El líder de la banda de UNITA, Unión Nacional para la Independencia Total de Angola. Signó el triunfo definitivo del Movimiento Popular de Liberación de Angola, el MPLA. La banda de José Eduardo Dos Santos, que tuvo el apoyo de la Unión Soviética y justamente triunfó, tío Plinio querido, en el 2002, cuando la Unión Soviética había desaparecido.
Ninguno de los dos, ni Savimbi ni Dos Santos, supo destacarse, para ser francos, por la defensa de los derechos humanos. Mostraban pasión por el hábito deportivo de asesinar adversarios.
Pero la ausencia de sangre no garantiza, de ningún modo, la presencia de la paz. Con oro, petróleo y diamantes, y con los inexplotados minerales estratégicos, Angola es uno de los países potencialmente más ricos. Pero que contiene la mayor cantidad de tullidos del universo.
Se mató a canilla libre. Y se padece otro record despreciable. Mantienen enterradas la mayor cantidad de minas antipersonales por kilómetro cuadrado.
Además de vender camisetas de La Salada y vinos de Spadone, podría avanzarse, tío Plinio querido, en algún proyecto necesario de desminado. De los que inspiraba Lady Di. Aunque habría que trabajar. Ser un poquitín serio. Un exceso.

Final con candombe

La corrupción, en Angola, no es ninguna imperfección moral. Es una ideología.

Con su candombe, probablemente Cristina cautivó a las angolanas. Danzar, en cierto modo, fue un acierto diplomático. Pero el gorilismo sensible lo transformó en otro papelón.
Los africanos suelen valorar el efecto integrador de la alegría. Sobre todo cuando es natural.
Detrás de cada carcajada, en África, hay demasiado dolor acumulado.

Descubrimiento tardío del ÁfricaLa Feria de la Alegría, como la decisión del viaje, puede ser lícitamente impugnada. Pero si se produce el desplazamiento, con la más alta representación institucional, nadie debe esperar que se le ocasione algún mal momento al anfitrión. Y con los reproches morales.
«Lecciones de deditos», para que los profanos se nos parezcan.

Dígale a tía Edelma que, desde Angola, llegó al Brasil la cultura umbanda. Con su ritual inquietantemente esotérico. Con el sacrificio de bichos. Con ellos, por las dudas, siempre hay que andar bien. Ponerles alguna ficha. No sea cosa que…

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