Cristina y Boudou, juntitos juntitos
CICCONE Y LA BANDA DE DESCUIDISTAS (II): Comparativamente, el Caso Ciccone es una propina. No espanta por lo corrupto. Irrita por lo berreta.
Miniseries
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
«Trabajo con Boudou, pero hoy vengo a hablarte en nombre de Ella y de Él. Nosotros nos quedamos con Ciccone».
Lo dijo el socio, principal operador de Amado Boudou, al directivo de Boldt.
El encuentro, de octubre del 2010, transcurrió muy pocos días antes de la muerte irresponsable de Néstor Kirchner. «Él». El Furia.
Se realizó, según nuestras fuentes, en el bar del hotel Caesar, situado al frente del Patio Bullrich, Buenos Aires Artificio Autónomo.
Fue justo cuando Boldt comenzaba a disponer, en alquiler legitimado por el Juez Cosentino, de Ciccone Calcográfica. La impresora de resonante actualidad, que venía, desde hacía años, en «falsa escuadra», a los porrazos, entre el «fangal».
Para rescatar la «fuente de trabajo», del Fangal, el doctor Cosentino había aprobado la oferta de Boldt. Pusieron, de frente, expresivos cuatro millones de pesos.
«Muy bien, los felicito», pudo haberle dicho el directivo de Boldt al enviado de Boudou, entonces el ministro de Economía, y también de Ella, la Presidente, y de Él, el poder real. «Pero ocurre que nosotros la tenemos alquilada hasta septiembre del año próximo y…»
«No me entendiste», lo interrumpió el hombre de Boudou. «Tienen que dejar la empresa ya».
La reunión terminó mal. La identidad de los protagonistas, del apriete descripto, se encuentra sólo a disposición de la justicia.
Medio huevo
De existir, por persona involucrada, medio huevo, el creciente conflicto de Ciccone ya hubiera estado resuelto. Esclarecido. Bastaba con el Pre Lanata.
De no existir el temor pragmático, explicablemente inteligente, de los acreedores que fueron paulatinamente ablandados. Con capacidad de persuasión. Y algunos mangos que puso…
«Mirá, aquí está el gobierno metido, y vos sabés que estos muchachos son difíciles, no es aconsejable colocarse enfrente, te pueden tiran con la AFIP. Lo mejor es prestar el acuerdo y apostar por el fortalecimiento de la empresa…».
Le dijeron, en nombre de Boudou y de Ella, a determinado acreedor. Alguien que tiembla ante la posibilidad que su nombre sea citado (éste, ni a la Justicia).
O de no existir la prevención, lícitamente defensiva, de los operarios que fueron oportunamente entusiasmados. Como los sindicalistas.
«Boudou prometió y va a cumplir, va a haber trabajo para todos, hay que poner el hombro, vamos a hacer los billetes».
Y los va a tener que imprimir Ciccone nomás. Tal como lo anunció la encuadrada señora Marcó del Pont, presidente del Banco Central, después de saborear el sandwich de sapo.
Ciccone tiene obligatoriamente que funcionar. No se le puede pedir a don Jorge que ponga también el millón de dólares para el sostenimiento mensual. Ni a los sagaces inversionistas de The Old Fund. Después de todo, Ciccone le costaría, al modelo, apenas una propina. Menos de la mitad de lo que el modelo pierde en un día, con el desastre de gestión de Aerolíneas Argentinas, zona liberada de la Agencia de Colocaciones La Cámpora. Ampliaremos.
Desde el 6 de febrero, con la providencial irrupción de Lanata y Wiñaski, el Caso Ciccone-Boudou (y La Banda de Descuidistas) se masificó. Con la producción del escándalo que copó la agenda. Y que Cristina no puede extirpar con su malvinización ni anuncios de códigos. Pero simultáneamente, con el despliegue sentimental, Laura, la bella armenia, aportó complejidad. Puso en la mesa un testaferro pero desvió, a su pesar, el eje del litigio.
Porque, de existir el medio huevo requerido, no hacían falta los testimonios dolorosamente conyugales para asociar, al consagrado monotributista Alejandro Vandenbroele, de clase B, con Boudou, atorrante del suburbio de clase A. A través del canal de Nuñez Carmona.
Tampoco hace falta recurrir a las misteriosas filmaciones de las comidas compartidas, en otro restaurant de hotel cinco estrellas. Dato que pregonan traficantes vocacionales de información. Ni siquiera resultan necesarias las imágenes transmitidas por los e-mails, y que fueron oportunamente denunciadas. Aluden a los muchachos festivamente hackeados. Dados vuelta.
Nadie, en el país banal, va a hablar. Por la ausencia del medio huevo.
Ni siquiera el inescrupuloso inversor que necesitaba activar, en Economía, el expediente de la construcción de un edificio sustancial, en las cercanías de cierto puerto.
Fue citado, según nuestras fuentes, en una oficina impersonal, pero muy clara, de Puerto Madero. Donde un joven aséptico, para agilizar los trámites, pidió medio millón de dólares (con la misma displicencia, acaso, que otro muchacho, un abogado recién recibido, le pidió, por «honorarios del estudio», situado en las cercanías del Congreso, cuatrocientos mil dólares a otro titán, a los efectos de impulsar el voto favorable de un prestigioso ministro decano).
La cuestión que en otra próxima reunión similar, el primer inescrupuloso, el del puerto, llevó un bolsito. Hacia la claridad de Puerto Madero. Para entregarle el contenido a uno de los personajes de la despreciable actualidad.
Lo gravitante, lo gloriosamente destacable, es que hoy el emprendimiento marcha. Una muestra que se puede. Es el triunfo del modelo. Vale. ¡Avanti Morocha!
Nombre y honor
Es altamente probable que Boudou emerja absolutamente limpio de esta ingrata historia. En su buen nombre y honor. Como todos sus descuidistas.
Incluso, si el cantante es un poco más hábil, un guitarrista menos perimetral, y si sabe enfrentar con mayor entereza la adversidad, sin la ayuda providencial de los kimbandas de Peggy, puede proseguir con el irresistible ascenso político que le facilitó la vida tan holgada.
Infortunadamente se consolida otra alucinante teoría del Portal.
Indica que el poder no brinda necesariamente la tentación de sumergirse en el delito.
Al contrario -y aquí va el corazón de la teoría-, es el delito, en Argentina, el que nos conduce hacia la conquista del poder.
Después de todo, el Caso Ciccone es, comparativamente con Aerolíneas Argentinas, una propina.
No espanta por lo corrupto. Si irrita es, en cambio, por lo berreta.
Por lo mal que se hizo aquello que, con sensatez, podía haberse hecho, incluso, hasta con presentable elegancia.
Juntitos juntitos
En su huida hacia adelante, en pos de la flamante recuperación que se impone, Cristina y Boudou «van por todo». Juntitos, como en la canción de Los 5 Latinos.
Juntitos. Con graves posibilidades de éxito de llevarse todo puesto. Juntitos, en el desertificado país donde no queda, siquiera, medio huevo.
Ahora transportan, juntitos, el conflicto, atropelladamente hacia Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Deciden pedirle a Scioli, mediante los diputados que le responden, detallados informes sobre los contratos de Boldt.
Perfectamente podrían responderlos, según nuestras fuentes, Carlitos Ruckauf, o Felipe Solá, el exponente más calificado del felipismo. O el máximo fantasma. Eduardo Duhalde. Exclusivo sobreviviente de la civilización duhaldista. El eterno desacertado que hizo, a los Kirchner, presidentes.
De no haber sido por Duhalde, El Furia hubiera permanecido, juntito con su troupe, en Gallegos. En la explotación de las insignes monedas del IDUV. Santa Cruz.
Cada vez que se registra una ofensiva sobre Boldt, que mantiene en la provincia una posición envidiablemente dominante sobre el juego, revolotea, en la atmósfera, el interés superlativo de otro protagonista.
Alguien que no alcanzó, en la provincia inviable, la posición que hubiera querido. Y que, por la cercanía espiritual, hubiera merecido.
Es Cristóbal, por supuesto. López.
Ampliaremos.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
Continuará
Manténgase conectado.
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