Brito, Moyano y Magnetto (I)
La línea media. Objetivos principales del nuevo gobierno viejo.
Economía
Introducción a la última miniserie del año
Con ánimo más valorativo y descriptivo que críptico (no olvidar que se ingresa en el tramo indulgente del Estado de Gracia), el Portal encara la última miniserie del año.
Trata las circunstancias de los tres personajes que protagonizan, en trazo grueso, en primer plano, la agenda prioritaria que marca el flamante gobierno viejo.
Son Jorge Brito, Hugo Moyano y el inquilino permanente, Héctor Magnetto.
La mentada «conspiración financiera», la «extorsión sindical», y la «prensa hegemónica, concentrada».Brito, Moyano y Magnetto componen una valiosa línea media de equipo tradicional.
Es el plantel que -de acuerdo a la evaluación-, va a concentrar la atención, y sobre todo la tensión, del verano (en coincidencia, acaso, con nuestro receso estival).
La incorporación de Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, fue detalladamente debatida en las discusiones internas. Considerada, al menos, atendible. Pero, aún, prematura.
Por mayoría, se decidió atender, para la miniserie, la conformación del trío. Conscientes que, en cualquier momento, puede derivar en cuarteto.
C.M.
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BRITO, MOYANO Y MAGNETTO (I)
La línea media. Objetivos principales del nuevo gobierno viejo.
escribe Alejandro López Vitaca
Economía y Sindicatos, especial
para JorgeAsísDigital
«Sólo faltaba que Cristina lo mencionara con su nombre. Pero todos sabían que se refería a Jorge Brito», confirma la Garganta.
En la frontera de los 60 años, Jorge Brito, titular del Banco Macro y presidente de Adeba, es, acaso, el hombre citado con mayor frecuencia, entre los intercambios de los elitistas de la información.
El pobre Dragón Brito está (mal), en la boca de los que multiplican los ecos de la ofensiva desatada en su contra. Impulsada, según nuestras fuentes, por «Nuestra César» (cliquear), la señora Cristina, e instrumentada a través del cada vez más influyente Guillermo Moreno. El Secretario de Comercio Interior, que agrega, ahora, el Exterior. Y que metafóricamente decora su despacho con las cabezas de los ministros de Economía oportunamente degollados. Desde Peirano hasta Lousteau (*).
Mientras tanto, para entrarle el tajo, Moreno estudia el cuellito del tierno Lorenzino. Es el razonable ministro actual que busca el juego propio. Sabe que, para sobrevivir en Economía, tiene que ubicarse con las dagas del poder real. E iniciar el aprendizaje de depender, en definitiva, de sus subordinados nominales. Ya no sólo de Moreno, al que, al menos hoy, nunca podrá aguantarle un round. También Lorenzino debe depender de Juan Carlos Pezoa, el equilibrista indispensable que inició su trascendencia en los tiempos melancólicos del ministro Cavallo, y de su amigo de la «orga», Schiaretti, compañero de batallas peores. Y por supuesto Lorenzino también debe conciliar con Axel Kicillof, el joven sobresaliente que prestidigita teorías que aún mantienen, como punto (lejano) de partida, al marxismo. Kicillof hoy suele lucirse en Olivos, mientras acompaña, según nuestras fuentes, a la presidente, en las entrevistas más delicadas con los empresarios. Con los «capitalistas amigos» que añoran seguir imposiblemente como amigos. Privilegiados, como en los tiempos de Néstor. Pero sin El Furia ya nada es lo mismo. Desaparecieron, como aquellos fondos, «los pactos preexistentes.
Kicillof la acompañó especialmente, por lo que supimos, a Cristina, en la reunión cumbre con el rendido Paolo Rocca. Es el cientista social de Techint, que no tuvo otra alternativa que aceptar al ex gordo Kicillof. Entre sus directores. En representación del Estado, o del Ansés, el superministerio que va a dejar, invariablemente, un pozo negro. De la magnitud de un precipicio. Ampliaremos.
Historia maltratada del ciclo kirchnerista
A través del hilo conductor de Brito, puede intentarse la escritura de la historia maltratada del ciclo kirchnerista. Aunque el personaje, según la evaluación, da para mucho más. Para algarabía de Alejandrita, su carísima protectora.
La novela arranca, arbitrariamente, cuando Néstor Kirchner, El Furia, desde aquel almuerzo inicial con Mirtha Legrand, de mayo del 2003, le apuntó, sin mencionarlo, a Brito, con el dedito de la condena. Y culmina, transitoriamente, en diciembre del 2011. Cuando Cristina, también sin mencionar a Brito, insiste en la continuidad acusadora del dedito.
En el intermezzo, durante no menos de seis años, Brito supo esmerarse en el ingenio, para ser tildado pronto «el banquero del poder». Hasta por los legitimadores voceros de la embajada americana, que lo transformaron en otra estrella efímera de Wikileaks. Y los envidiosos, a sus espaldas, lo sindicaban, con mala fe, «El Dream del Poder».
Diferencias ontológicas
Si Brito pudo remontar las posiciones desfavorables, con El Furia, no debe descartarse que se pueda recuperar, también, con Cristina. Aunque, con Cristina, suele ser ontológicamente más difícil.
Porque Brito nos sirve, además, para ilustrar acerca de las diferencias temperamentales, ontológicas, y de procedimiento, entre los dos máximos explotadores del bien ganancial del poder. La parejita romántica que logró convertir una democracia, irregularmente vulnerable, en una monarquía electoral. Con sobreactuaciones dinásticas que, de tratarlas, nos inducen a quebrar la línea de indulgencia. El Estado de Gracia dictado por el director del Portal.
«Néstor pega para negociar desde una posición de fuerza», le sintetizó Brito, algunos años atrás, a Jorge Fontevecchia, periodista enciclopédico.
El problema es que Cristina, cuando pega, llega hasta el final. Es exactamente lo que debe percibir Brito. Sobre todo cuando emerge como la víctima principal de la consolidación de Guillermo Moreno, el verdadero hombre fuerte del oficialismo económico, y el más popular entre los radicalizados cristinistas. Según nuestras fuentes, Moreno no vacila en propagar: «Voy por él».
Epílogo grotesco
En la plenitud del asedio, mientras soporta la ofensiva, ya casi para completar el ciclo novelesco, a Brito se le aparta, también, Ezequiel Carballo. Familiar y socio. Al que se le atribuye, en el circuito de los conocedores, ser el verdadero estratega del Banco Macro, y de los negocios aledaños. Ser «la materia gris».
El periplo de Brito incluye, por supuesto, inicios tormentosos. Con algún sombrío periodo entre las sombras, que Alejandrita debe obstinadamente ocuparse en mantenerlo en el olvido.
Pero siempre contiene las marcadas recuperaciones que aluden a las décadas de nuestra historia política. Y que exceden, felizmente, la coyuntural vulgaridad del kirchnerismo.
Aquí desfilan eventuales poderosos. Desde el mitificado Coti Nosiglia, o el acosado banquero De Santibañez, en los ochenta. Hasta la sustancialidad funcional de Emir Yoma, en los noventa. Para ser el banquero de Kirchner, en los dos mil, y terminar grotescamente arrinconado por las exaltaciones de Moreno, que lo ridiculiza, con la ya clásica inspiración para el sarcasmo. Mientras lo culpabiliza por todas las plagas que atenazan el Egipto financiero, y asegura, a quien quiera escucharlo, que en la primera de cambio, «Brito va a ir preso».
Alejandro López Vitaca
para JorgeAsisDigital.com
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(*) Martín Lousteau es, acaso, el ex funcionario que más irrita a la señora Presidente. Al extremo de desbordarla. Dos martes atrás, muy poco faltó para que la emisión de Marcelo Longobardi, en C5N, fuera directamente sacada del aire. Porque no le gustaban, a la señora Presidente, las declaraciones del ex ministro. A los efectos de evitar otro fastidio, Daniel Hadad, El Fenicio -hoy animador de festejos plurales-, impulsó la valiente descortesía de des-invitar a otro personaje, porque había motivado, anteriormente, una reacción histérica, similar, de la señora Presidente. Ella está sentada sobre un 54 por ciento del electorado, pero no se banca, siquiera, un programa adverso de cable. Esta vez anterior fue en la emisión, según nuestras fuentes, de Oscar González Oro.
Fragmento de entrevista a Jorge Brito, por Jorge Fontevecchia:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=28jTs69zBaA[/youtube]
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