Masa crítica para el 11/11/11

escribe Medea Lobotrico Powell
Conocimiento Alternativo, especial
para JorgeAsísDigital

Antibes, Francia

El viernes 11 de noviembre, del 2011, a las 11 y 11 de la mañana, no va a ocurrir, según nuestras fuentes, ni por aproximación, ningún final del mundo.

Al margen del estreno internacional de un film aterrador, bastante prescindible, que transcurre en Cataluña.

Y del paso, relativamente cercano, del asteroide 2005 YU55 (a más de 2000 mil kilómetros de distancia de la tierra), artificio que tiene un diámetro de 400 metros, que estimulan la inspiración de los irreparables agoreros. Catastrofistas que consideran que el asteroide cambia la trayectoria, para estamparse contra cualquier ciudad, a los efectos de transformarla en el apocalipsis de un cráter. Otros, en cambio, avanzan en las desgracias que aluden a los «desplazamientos de las placas tectónicas». Con la simultaneidad de los terremotos, desmoronamientos de edificios, accidentes espeluznantes y con la acción de los tsunamis que adelantarían en millones de años la tesis tradicional de Carl Sagan, expresada en «Cosmos».

Alejadas de las tesituras negativistas, otras «almas» felizmente optimistas, espiritualmente diseminadas por los dispares confines del planeta, se confabulan para aportar «masa crítica» (otro concepto que proviene de la física). Para hacer del 11 del 11 del 2011, desde las 11 y 11, una armonía universal de síntesis, de coincidencia positiva, a los efectos de despertar la conciencia colectiva, que imponen las vísperas de una nueva era.

«Es una fecha ideal para contactarnos con nuestra memoria. Con la verdad interior».
«Es una oportunidad para purificar los viejos lazos de la historia. Y para extender lazos hacia lo nuevo, en una jornada de unión y de fiesta».

Capicúas del 11

Los adictos a la pasión de la numerología acentúan el carácter de capicúa de los números. Los que se conforman regidos por la supremacía del 11 (si se le agregan, aparte, los segundos).
Del día 11 (viernes), del mes 11 (noviembre) del año 2011. A las 11 horas y 11 minutos de la mañana (y 11 segundos).
Aparte suele subrayarse otra llamativa coincidencia. La suma de los dos últimos números del año de nacimiento, más la edad. Da, irremediablemente, 111.
Citan a Obama, Búfalo de Metal de 1961. Tiene 50 años. 50 + 61 = 111.
O Cristina Fernández de Kirchner, Serpiente de Agua de 1953 y tiene 58 años. 58 + 53= 111.
O Mauricio Macri, Chancho de Tierra de 1959 y tiene 52 años. 59 + 52 =111.
O Daniel Scioli, Mono de Fuego de 1957 (enero). Tiene 54 años. 57 + 54 = 111.

Sin especializarnos en la geometría sagrada, desde Pitágoras a Adrián Paenza, se confirma que persiste una relación misteriosamente racional entre los números y la naturaleza.
Para Juan Estelrich, persisten las interrelaciones para indagar. Entre la geometría, la matemática, la espiritualidad (Dios), y la abrumadora variedad de los conceptos místicos.
Borges pudo corroborarlo. Cuando se introdujo, como corresponde a un ciego en una habitación oscura, en la superficie tenebrosamente luminosa de La Kábala. Ampliaremos.

Nueva Era

Desde las distintas vertientes de la espiritualidad, y del conocimiento alternativo, se convoca a meditar, el viernes 11, a las 11 y 11. Para conformar la masa crítica, que tiende activamente a la gestación de la conciencia colectiva que anuncia el advenimiento de una Nueva Era. Supuestamente superior.

Multiplicidad innumerable de reuniones en las distintas localidades. Por ejemplo en la que va a celebrarse en el Hotel Pestana, en Caracas. O en el Barceló Neimón, de Bilbao. O frente al mar, en Frejus, aquí cerca, en Francia. En Buenos Aires, sin ir más lejos, este viernes 11 de noviembre se celebra el Festival 11-11. En cierta sede de Scalabrini Ortiz al 700. Con respectivos «baños de gong» (conciertos como los que se ofrecen los sábados en El Planetario, o determinados domingos en La Casa de los Pájaros, en Colegiales). Con recitación de mantras unificadores, y con la disertación del especialista Brad Hunter, sobre «El Despertar de la Conciencia».

«Proponemos una reconexión a través del fluir», sintetiza otra Garganta.

La mitificada «masa crítica» deriva en la coincidente comunión de mentes y de energía. Aspiran a la alteración positiva del campo magnético.
Por supuesto, el reverdecer de la «conciencia colectiva», de bienintencionados constructores de la «masa crítica», va a transcurrir también en el centro energético de Capilla del Monte, enclavado en el Valle de Punilla, Córdoba. Desde los diversos «portales magnéticos» que sirven de entrada aparente, para la conexión con Erks.
Es la ciudad metafísica (Erks) que los contactados del lugar, merodeadores de la Cuarta Dimensión, o definitivamente instalados, creen percibirla en el interior del Cerro Uritorco. Desde donde entran (y salen), las misteriosas «naves». En un misterio que atrae, como atemoriza, a los profanos.
Los Contactados, de diverso orden, deben simular sus vocaciones. A los efectos de ubicarse, inadvertidamente, en las formalidades de la Tercera Dimensión. En la esfera de lo real-vulgar. Con la carga dual que significa ser, aparte, una persona normal. Que paga impuestos y adopta en las ciudades el comportamiento, y las obligaciones, de vivir en sociedad.

Niños índigo

Precisamente en la Plaza San Martín, de Capilla, es donde va a registrarse, el mismo 11 de noviembre, a las 11 de la mañana, un cierto triángulo de meditación. Expansión de la «masa crítica», con otras «almas» similarmente conmovidas, que se concentran en Bariloche, y en Ushuaia. Para comunicarse a través de los mensajes que los «seres superiores» suelen dictarle, para sus enseñanzas, a Matías De Stéfano. Es un portador de la «vibración índigo».

De Stéfano es un muchacho de 24 años. Oriundo de Venado Tuerto, Santa Fe, cumple con su misión desde que era un «Niño Indigo».
De acuerdo a las concepciones de la reconocida estudiosa venezolana María Dolores Paoli, máxima especialista en psico-espiritualidad.
«Son niños que mantienen la capacidad de ver más allá de los espectros de la Luz. Ellos se encuentran capacitados para escuchar todo tipo de sonidos. Hasta el sonido, incluso, de su propio fluido sanguíneo. Denotan una destacada hipersensibilidad táctil».

Se los denomina «Niños Indigo», explica la iniciada Paoli, «porque su aura, o campo energético, tiende a reflejarse dentro de los colores añiles. Azules».

Para Paoli, los «Niños Indigo» utilizan «centros energéticos superiores». Suelen caracterizarse por disponer de un nuevo, y superior, «estado de conciencia».
Pero los pobres «Niños Indigo» (aunque por suerte no haya sido el caso de Stéfano) tienen que toparse, cotidianamente, con el desconocimiento cultural de los progenitores.
Carecen de suficiente formación para captar, y sobre todo valorar, la diferencia que signan los atributos del Niño Indigo. Al que consideran, por sus prejuicios, como un ser anormal. Un loquito.
«Y en cierto modo lo es. Porque es portador de una nueva normalidad».

Los Niños Indigo -en la concepción de la señora Paoli- suelen ser delgados.
«Tienen ojos muy grandes. Ligeramente abultado el lóbulo frontal. Y por lo general son zurdos. O ambidiestros».

Otra característica de los Niños Indigo tiene que ver con el sesgo que atormenta a los padres que se quedaron acotados en la Tercera Dimensión. Sin entender, ni un miserable pepino, de la Cuarta. Los Niños Indigo comen muy poco. Pero, de acuerdo a la teórica, es porque no le hace falta el alimento ordinario. Y suelen hacerse vegetarianos, pero por defensa propia. No pueden soportar la carne, que los padres, en general, les obligan a comer. Compulsivamente.

Medea Lobotrico-Powell
para JorgeAsisDigital.Com

Links y videos relacionados:

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=fjk51C3JTPk[/youtube]

• http://www.abandomoviez.net
• http://1111themovie.com
• http://sinfoniamasiva.org

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=kCIVJD1lgUI[/youtube]