Angelici, Ameal y Beraldi
PODER BOSTERO (I): Por Boca Juniors, el 4 de diciembre, el cristinismo va contra el macri-caputismo. El sustancial Factor Riquelme.
Asis Deportes
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
La paz tibia se quiebra. Las relaciones armónicamente superestructurales del cristinismo, con el macri-capitusmo, pronto dejan lugar al litigio.
Después de la aburrida campaña electoral, para las presidenciales del 23 de octubre, emerge felizmente el turno tenso de la confrontación. Las más interesantes elecciones presidenciales en Boca Juniors, del 4 de diciembre.
Para la primera pulseada, por el Poder Bostero, el cristinismo está jugado. Para evitar, según nuestras fuentes, el triunfo del hombre de Mauricio Macri.
Trátase de Daniel Angelici, alias El Tano. Empresario del juego, binguero, por lo tanto astuto y rápido. Es El Favorito. Hasta hoy, por el apoyo frontal de Macri, El Niño Cincuentón.
Es el ex presidente, el ícono «que llevó a Boca hacia lo más alto».
Conste que hoy Macri supera, en las encuestas, según la web de «Dale Boca», la agrupación de El Tano, al mismo don Alberto J Armando.
Aquel visionario -Armando- que supo desgastarse con la construcción trunca de la Ciudad Deportiva. Cuando al boquense no lo llamaban, aún, el «bostero». Deformación de «botero», por los personajes habituales en el Riachuelo de Quinquela Martín.
Pero fue Boca, para ser francos, la institución que lo catapultó a Macri. Hacia las alturas de la popularidad.
Después del trámite administrativo del 23, El Niño Cincuentón es considerado, entre la relativa oposición, como el más aventajado para postularse, con alguna perspectiva optimista. A los efectos de suceder a Cristina, en la posteridad del 2015. Por el logro de haber sabido borrarse a tiempo. Racionalmente. Por zafar de la paliza del presente 2011.
Prefirió mantener, para los innumerables empleados, el control adictivo del Artificio Autónomo de la Capital.
Mundo Boca
La paz tibia se enfría. Para agitar las entretelas domésticas del Mundo Boca. Con los 64 mil asociados en condiciones de votar. Aunque lo hacen, en general, entre 14 y 15 mil.
Con un electorado tan breve, Boca mantiene, en la pugna por el Poder Bostero, una actividad política interna infinitamente más apasionante que la ofrecida por el escenario político nacional.
Aquí entrecruza el deporte (principalmente el fútbol), con las proyecciones que brinda el polo de poder. Y los intereses económicos. Cuantiosos. Que conmueven a la Barra Brava. «Los pibes que cantan». Capitaneados por Mauro, o el Pelado Maxi. Aunque Di Zeo también vuelve. O nunca, en el fondo, se fue.
Boca unifica a Zanini, De Vido, Randazzo. Y hasta el Rudy Ulloa. Titanes heredados por Cristina.
Para disponerse a impedir el triunfo de Angelici, el radical del PRO. El Favorito que cuenta, aparte, con el venerable apoyo de otro titán. El Caudillo Enrique Nosiglia, siempre El Coti.
Para soplarle a Angelici el caramelo de la boca, los estrategas del cristinismo se disponen a hacer, según nuestras fuentes, lo contrario de lo que hicieron en el plano nacional.
Significa que tienen que evitar la atomización opositora. Para, paradójicamente, fortalecer al actual oficialismo boquense.
Significa estimular para la reelección de José Amor Ameal. Es el presidente actual. Desde la muerte de Pedro Pompillo, el que supo ser vice de Macri, durante el ciclo de victorias.
Don Amor Ameal, que ni tiene una agrupación que lo respalde, solía mostrarse vacilante. No podía hacer, una fuerza, desde su debilidad. Sin embargo, el domingo último, del partido contra Belgrano, Ameal sorprendió con una publicidad penetrante.
Se lo pone entonces en el bolillero, para la continuidad. Con algunos atributos. Un estado de cuentas bastante saludable, que registra un superávit de alrededor de 50 millones de pesos. Y con la altísima posibilidad de obtener el presente campeonato. La eventual vuelta olímpica podría darse, incluso, hasta el mismo domingo de la elección, el 4 de diciembre. En el partido contra Banfield.
El Tercer Hombre
Aparte de Angelici, y de su ambición macri-caputista por ser, y de Amor Ameal, por sus deseos de permanecer, con el apoyo expreso del oficialismo cristinista, se encuentra el Tercer Hombre. Que tiene vocación para ser el número uno.
Se trata de José Beraldi, el vicepresidente actual. Poderoso empresario del transporte. Desde su base de la calle Pinzón, no piensa, de ningún modo, según nuestras fuentes, dar el menor paso al costado. En pos de unificarse con Amor Ameal, a los efectos de encarar la cruzada anti macri-caputista.
«Hay diferencias. Angelici y Beraldi ponen la de ellos», confirma la Garganta. «Pueden tirarse, de frente, dos o tres palos verdes. En cambio Ameal necesita del oxígeno oficial».
De acuerdo a la evaluación, los tres principales jugadores son Angelici, Amor Ameal y Beraldi. A ellos tendrán que recurrir, para fundirse, los otros ambiciosos aspirantes, que no quieran ser meramente testimoniales.
Por ejemplo Salvestrini, al que llaman, para chicanearlo, El Traicionado. Salvestrini tendrá que aproximarse, por identidad macri-caputista, a Angelici.
Como el empresario guinchero Horacio Paolini, que es, en cierto modo, un caso especial, tratable en el «factor Riquelme».
Mientras tanto Roberto Digón, el veterano dirigente boquense, y destacado gremialista peronista combativo, hoy se acerca, según nuestras fuentes, a Beraldi.
Para desplazar, como número dos, al gerente petrolero Oscar Vicente. Y relegar, acaso, al sindicalista Crespi.
«Dos gremialistas, en la misma lista para Boca, son una multitud».
Si Beraldi y Amor Ameal acuden en listas separadas, puede asegurarse que Angelici es el próximo presidente de Boca.
El Factor Riquelme
El obstáculo fundamental que se le presenta a Angelici es el éxito deportivo de Boca.
De la mano, para colmo, de Román Riquelme.
Trascendió que Angelici, con sobreactuado énfasis, se opuso frontalmente a que Boca volviera a contratarlo a Riquelme. Pero no solamente porque Riquelme, para Angelici, sea muy caro.
«Macanas, Rocamora», interrumpe otra Garganta, enrolada con Ameal. «Comparativamente, con lo que se le pagó a Banfield, Ervitti nos costó más que Riquelme».
Ocurre que Angelici hereda el magnífico desprecio personal que se dispensaron, recíprocamente, Macri y Riquelme.
Mientras era presidente de Boca, a Macri solía fastidiarlo que Riquelme nunca se dignara a mirarlo de frente. Que, incluso, lo ignorara.
Y cuando Riquelme festejaba sus goles, ponía las manos sobre sus orejas. Como el Topo Gigio. Sin mirarlo, Riquelme dirigía la burla hacia el palco presidencial. Donde Macri gritaba el gol, como si no se diera cuenta.
Trasciende que, si gana Angelici, Riquelme se va a ir de Boca.
Pero aquí emerge Paolini. Es de los mejores amigos de Riquelme, y las esposas también son amigas. Paolini es el embajador de la paz. Del acercamiento. Hacia otra paz tibia.
Riquelme, sustancial en el Poder Bostero, es uno de los tres íconos, actualmente intocables, de Boca.
Los otros dos son Macri, precisamente. Y Carlos Bianchi, el ganador distante.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.Com
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