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Fraudes, rencores y acuerdos

Para la Civilización Duhaldista, existe un pacto entre Cristina y los Rodríguez Saa.

Oberdan Rocamora - 30 de agosto 2011

Artículos Nacionales

Fraudes, rencores y acuerdosescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

En las oficinas del Movimiento Productivo -artificio de la acosada civilización duhaldista- suelen tratarse los efectos amargos de la derrota humillante.
«Duhalde quedó grogui», confirma la Garganta. «No sabe para donde agarrar. Se nos enferma».

De todos modos, pese a las alucinaciones institucionales del estadista acorralado, Eduardo Duhalde, «Negro», el Piloto de Tormentas (generadas), se deja persuadir.
Brota la idea riesgosa de avanzar. De ir al frente. A través de las recursivas denuncias del fraude.

«Se les van a c…de risa», sostiene otra Garganta. Exponente del escepticismo generalizado. De los inmovilizados, acaso, por la falta de motivaciones. De iniciativas.

Sin embargo, al escuchar los sustentos argumentales del doctor Lorenzo, el Momo Venegas, el grave surtidor de espiritualismo para la civilización, comienza a interesarse. Como también el Tato Brown. Y otros sobrevivientes emblemáticos.
Según la minuciosa investigación del «compañero» doctor Lorenzo, instrumentador jurídico de la inquietante dupla Toma-Araoz, los «horrores» admitidos por el juez Blanco encierran, en realidad, las claves del delito. La existencia del fraude.

La mula

Advertencia: aquí nadie cuestiona el triunfo devastador de Cristina.
Lo que la civilización duhaldista impugna, según nuestras fuentes, es la versión inflamada de los guarismos. La mula.
Fraudes, rencores y acuerdos«No es lo mismo tener 42, que es la realidad, a presentarnos 50 puntos».
«O que Duhalde tenga 19, que es lo que tuvo, a que tenga 12», confirma la Garganta. Viene inspirada en la exactitud de las matemáticas.

Según la interpretación, a favor de la fórmula Cristina-Boudou, se rapiñaron alrededor de 8 puntos. Desde aquí surgen los aceptados 42.
Y a Duhalde se le despojaron, nunca menos, de 5.
En cambio a Alfonsín, El Menoscabado, le birlaron, en la teoría, entre 3 y 4 puntos.

«Dejensé de j… se les van a c… de risa. Nunca se vuelve del ridículo», insiste -fantasmal- el escéptico.
«Ya nos rompieron el c…, ¿para qué moverse?».

La evaluación numerológica se desprende de las presentaciones conjuntas que se realizan en los distintos juzgados. Sin la menor conducción centralizadora. Semejan actos desesperados, para constar en actas.
Sin ir más lejos, en el juzgado con competencia electoral, a cargo del doctor Blanco.
Fraudes, rencores y acuerdosEs quien percibió los «horrores», que fueron posteriormente subestimados por el doctor Lorenzetti. Es el Presidente de la Corte Suprema (que pasó de la mayoría automática a la minoría prostibularia).
Pero también se presentan pucheritos reclamatorios hasta en un juzgado de Instrucción.
La programada casualidad hizo que la presentación desembocara, según nuestras fuentes, en el doctor Melazo, El Búfalo. El jurista indomable, hoy cautivado por la modernidad expresiva del twitter.

Últimos días de Pompeya

Conscientes de jugarse los últimos días de Pompeya, los exponentes de la civilización duhaldista, para el fin de semana, planifican una suerte de congreso nacional del Frente que representan.
A los efectos de evitar, en principio, que se les espolvoree el miserable 12% conseguido. Para confirmar la línea de acción a seguir. Para insuflar migajas de ánimo «a la militancia». Y para blindar la mancillada fórmula presidencial.
Porque Duhalde quedó convertido en «carne de spa». Y Mario Das Neves, el Tenor Portugués, hoy sólo puede perfeccionar su versión de «Una furtiva lágrima».
Fraudes, rencores y acuerdosEl Tenor se transformó en el líder ideal para ser traicionado. Experiencias ventosas del Chubut.
Pero acaso en el Encuentro, también, se estimule otra colectiva indignación. Hacia los que fueron los «compañeros de ruta». Los «hermanitos» Rodríguez Saa.

«El pacto»

Aún nadie se atreve a expresarlo en público. En la esfera confidencial del «off», y con capacidad de conjetura, los duhaldistas-dasnevistas señalan la existencia de un pacto.
Entre el gobierno, o sea Cristina, y los Rodríguez Saa.

El pacto presunto justifica los ataques desmesuradamente cotidianos, a Duhalde, de Alberto Rodríguez Saa. Es el promisorio Artista Plástico, del Estado Libre Asociado de San Luis.
Trasciende que «a Negro (o sea a Duhalde) los golpes crueles de Alberto, lo mortifican. En exceso. Le entran.

Mientras tanto Duhalde recibe, según nuestras fuentes, los informes confidenciales que aluden al pacto. Con nombres propios de los intermediarios. Incluyen, acaso, una grabación (ampliaremos).

Desde los canales de cable, Alberto suele calificar a Duhalde de «matón».
Sostiene, aparte, que «Duhalde es mala persona». Que es, para completarla, «un espanto».
A criterio de Alberto, si Duhalde busca polarizar con Cristina, se justifica que la población la vote, masivamente, a Cristina. Contra «el espanto».

«Para los Rodríguez Saa, ser opositores es un negocio económico», confirma otra Garganta.
Las sospechas del acuerdo con Cristina se dirigen hacia el juicio que El Estado Libre Asociado de San Luis le entabla al Estado Nacional.
Por el federalismo artificial, el litigio debe tratarse en la Corte Suprema (la de la minoría prostibularia).

«Ellos son profesionales. Siempre mantienen juicios dibujados contra el Estado. Avanzan en los momentos de necesidad política», prosiguen.
Exaltan, incluso, los atributos del juicio diseñado, estilísticamente, por el pulso astuto del Artista Plástico. Es por 900 millones de pesos.
En realidad, los Brothers suelen jactarse que el poder central del Estado le debe, a San Luis, un presupuesto entero. Y otro medio. De yapa. Alrededor de tres mil millones de pesos.
«El tema estaba estancado. Pero, en apariencias, hoy comienza a moverse», confirma la Garganta.

El Golpe

Fraudes, rencores y acuerdosConsignan, aparte, en los Rodríguez Saa, la necesidad irracional de la venganza. Consecuencias de los rencores acumulados.
Por creer que Duhalde lo derrocó al Adolfo. Durante aquel delirio del 2001.
Fue cuando se produjo el furtivo Golpe de los 25 Caceroleros. Conspiradores en bermudas, y ojotas.
Se lo llevaron puesto, al Adolfo, en aquel aburrimiento equivocado de Chapadmalal. En coincidencia abierta con otro conjurado. El atorrante que abrió las puertas del congreso, en Buenos Aires. Para que los pirómanos incendiaran un vetusto sillón rengo.

Los Rodríguez Saa, en cambio, suelen burlarse de Duhalde.
Por su parte, el Alberto va a proseguir tranquilamente con el maltrato mediático. Con los agravios orales. Como si se mantuvieran las secuelas residuales de los papelones memorables del Peronismo Federal.

Ellos están indignados, sobre todo, porque el duhaldismo lo «impugnó al Adolfo». Como candidato para la gobernación de Buenos Aires.
Están indignados, aparte, por la que consideran «alianza principal de Duhalde». La califican de «nefasta».
Con Héctor Magnetto, o sea con el Grupo Clarín.
Es la posición que más acerca, acaso, a los Rodríguez Saa, con los intereses políticos del cristinismo.

Fraudes, rencores y acuerdos«Pero contra Clarín nosotros peleamos antes que ustedes, que fueron socios».
Así le reprochó Alberto, según nuestras fuentes, al atribulado «compañero Randazzo». Cuando Alberto fue recibido por Florencio, hoy ministro del Interior. Con el pretexto de reclamar «la boleta única».
Para algún duhaldista, en cambio, la reunión fue para blanquear la relación. Otra muestra del acercamiento.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.Com

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