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El bronce de Cristina (I)

El 23 de octubre, como problema, ha terminado.

Jorge Asis - 19 de agosto 2011

Artículos Nacionales

El bronce de Cristinaescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

CORDOBA (especial).- Primera conclusión: el 23 de octubre ha terminado. Deja de ser un problema. Queda matemáticamente resuelto con las definitorias «Elecciones amistosas» (cliquear) del 14 de agosto. Resta esclarecer, apenas, una relativa cuestión de decimales. Para alterar el consuelo espiritual de los paranoicos marginales.
Los que contemplan escenarios dos pasos mas adelante, imaginan que, con la consolidación del 50 por ciento, la señora Cristina mantiene, a la sociedad, adentro del bolso Louis Buitton. O en el interior de su carterita de mano. Le sienta estéticamente perfecta. Complementa la meritoria insistencia del «Vestidito negro» (cliquear).

Randazzo, De Vido, Abal Medina

El bronce de CristinaAún Cristina no resolvió si el próximo Premier, el que ocupe el lugar de Aníbal, va a ser finalmente el obstinado Florencio Randazzo. O Julio De Vido, el peronista cultural que supo, despaciosamente, reconquistar puntos. A pesar de Carlos Zanini, el Lopez Rega sin Magia. Adversario internamente fraternal.

Alguien desliza que la relación Zanini-De Vido, en la década kirchnerista, se asemeja a la tirante competencia que mantuvieron, durante el menemismo, Alberto Kohan y Eduardo Bauza.
Ellos (Kohan y Bauza) políticamente se acercaban, a veces, apenas para acumular razones que justificaran la cotidianeidad del alejamiento. Para volver a enfrentarse. El equilibrio siempre es posible cuando se encuentra, detrás, un titiritero conductor. El líder que los dirige y empareja.
Infortunadamente, pese al resonante éxito electoral, el gobierno se asemeja al destino del tango «Naranjo en Flor». Se quedó, «al fin», «sin pensamiento».
El bronce de CristinaSalvo que se considere «pensamiento estratégico» a los amagues reelectorales que se intentan, según nuestras fuentes, desde las oficinas administrativas de Juan Manuel Abal Medina. «Abalito». Es quien mantiene a su cargo el presupuesto de las comunicaciones, que verdaderamente tuvieron mucho que ver con la victoria (ampliaremos, en otro seminario).
Abal Medina, el politólogo, emerge, para el cristinismo, con la fuerza de aquello que pretendió ser Jorge Castro durante el menemismo. O Roberto Mangabeira Unger, el infatuado vendedor de fantasías brasileño que Lula debió sacarse de encima (y que bien explotó la casualidad de haberlo tenido, a Obama, como alumno universitario).
«Si aquí el que piensa es Abalito estamos perdidos», confirma la Garganta.

Nicolás Fernández, Pepe Pampuro

Los que miran -mas allá- el 23 de octubre, descuentan, también, la emotiva despedida de Héctor Timerman. En la cancillería. Y de Julio Alak, como siempre, en Justicia.
Decirlo aquí es, acaso, una manera de mantenerlos algunas semanas mas en el cargo.
Y se atienden, también, los movimientos para Economía. Supuestamente van a continuar con el control del vocalista menos interesante de La Mancha de Rolando. Amado Boudou. Desde aquellos rebusques costeros de atorrante con Nariga, en Action Media, Boudou pasa, casi sin escalas, hacia la vicepresidencia. Para aspirar, también, a sentarse en la mesa del poder del 2015. Con cubiertos servidos para Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Urtubey, El Bello Otero. De la Sota, El Clásico. Y Macri, el Niño Cincuentón.

El bronce de CristinaPara la Cancillería vuelve a agigantarse, otra vez, el mito heroico de la misteriosa eficiencia. Alude al enigma de El Pomo Real.
Mientras tanto, para el ámbito de la Justicia, crece la tentación de reivindicarlo al senador Nicolás Fernández. Es el «Fernández que valía». De Santa Cruz.
Nicolás fue suplantado, en la continuidad del senado, por aquel desencuentro que derivó en el papelón de La Pampa. Con el portazo del senador Verna. Cuando Verna, que es otro peronista cultural, no permitió que tranquilamente, desde el poder central, le tantearan las nalgas.
Pero Nicolás fue desairado, según nuestras fuentes, por algo muy grave. Por el pecado de clausurarle, unilateralmente, una comunicación en el rostro de La Presidenta, que lo maltrataba. No podía tolerarse el desplante de haberle cortado la comunicación. Por celular. En la cara.

Así como se planifica la reivindicación de Nicolás, trasciende que, hasta hoy, por un tema igualmente grave, no se lo piensa en reivindicar, ni siquiera con una miserable embajada, a otro insigne desairado. De la magnitud institucional de José Pampuro. Aun hoy es el segundo en la línea sucesoria. Después de Cobos, el vicepresidente olvidado.
El bronce de CristinaCuesta aquí objetivarse porque Pampuro es uno de los mayores créditos del Portal. Debilidad de nuestro director.
Trasciende que, cuando Pampuro fue a pedir explicaciones, por haberse quedado afuera, se quedó pasmado. Le dijeron:
«Pepe, vos te encontrás los viernes con tal periodista de Clarín, para pasarle información del gobierno. Y eso Cristina no te lo va a perdonar. Nunca».

La cuestión del bronce

Segunda conclusión. «Cristina va por el bronce».
Por la cuestión del bronce ella se desinteresa, al menos por ahora, de cualquier amague reelectoral. Problemática que alude a Abal Medina. O hacia los dibujos del acosado ministro decano Raúl Zaffaroni. Jurista que resultó sustancial para el cambio de imagen de la Corte Suprema.
De la mayoría automática del menemismo, hacia la minoría prostibularia del cristinismo.
Alude, además, a Diana Conti y la instrumentación del concepto «Cristina eterna». Elevado, hacia la posteridad, según nuestras fuentes, durante una noche regada por tecitos «cachamai».

El bronce de CristinaComo Cristina va «por el bronce», brotan distintos enfoques sobre el significado filosófico del metal.
Ir «por el bronce», por ejemplo, consiste, para los optimistas, en elaborar las bases del país definitivamente confiable. Lugar común que puede cautivar hasta a Rodolfo Terragno.
«Con instituciones fuertes y transparencia de gestión», confirma la Garganta, engolada de patriotismo.

Es tal vez la instrucción que tiene el compañero menos indicado, Amado Boudou. Después de los manotazos a las AFJP y del reservorio del Banco Central, el vocalista emerge con mensajes de confiabilidad. Hacia los distintos grupos de la comunidad empresaria y/o financiera. Lo persuade hasta a Marcelo Bonelli. Que lo divulga.
A la lona, entonces, van las tergiversaciones del INDEC. Los desplantes del simpático Morenito (que amenaza con quedarse con la propina del Banco Nación).
Aparte, progresivamente, se tiende a liberarse de la mortaja, aun redituable, de los subsidios.

Proyectos obturados. Valijas

Por la inspiración de su pituitaria, trasciende que Cristina, en su camino ideal hacia el bronce, supo obturar tres grandes proyectos. Requerían fondos habituales de la Anses. Entidad que reclama, a los gritos, atenciones periodísticas. Sobre todo parlamentarias.
En principio, tuvo destino de lona, según nuestras fuentes, cierto avance de Electroingeniería. Es la «empresa del comisario». Procede de Córdoba. Su nombre se asocia al apasionante anecdotario de Gerardo Luis Ferreyra. Es otro crédito consagrado por el Portal. Aunque Electroingeniería es, en realidad, de Acosta, el santiagueño que hacia -mientras comía empanadas- tableros eléctricos. En alguna década, con la tutela estratégicamente «revolucionaria» de Ferreyra, iba a registrar un formidable despliegue económico. Lo lleva a tratar a Aldito Roggio, incluso, como un par. Para los perversos, el crecimiento de Electroingeniería obedece a la excelente relación de Ferreyra con otro militante romántico de los setenta. Carlitos Zanini. Ambos compartieron la mazmorra de Córdoba. Cuentan que Zanini le abrió, a Ferreyra, la puerta de la gloria. Para pasar al patrocinio de Julio De Vido. Pero Zanini siempre estuvo presente en la dulzura de las evocaciones de Ferreyra.
Sin embargo ni Zanini ni De Vido pudieron conseguir que Cristina les autorizara el aporte extraordinario de capital. Desde el Anses, la institución que les pertenece, supuestamente, a los jubilados.

El bronce de CristinaPor si no bastara, en el repentino bronce de Cristina, supo naufragar la barca de una poderosa empresa española. Isolux tampoco tuvo suerte, según nuestras fuentes, con el invento eólico.
Para finalizar, Cristina hizo capotar también un proyecto de Emgasud. Es la empresa energética de los Ivanisevich. Apellido histórico del peronismo. Alude a un momento no precisamente brillante del historial.

La tesis emocionante del bronce es complementada por diálogos posiblemente inventados. Se toman como ciertos, aunque son razonablemente indemostrables. De cuando un furtivo colaborador le acercó a Cristina una valija rebosante de energía espiritual. Las Gargantas confirman que el contenido, de la marroquinería política, era técnicamente mensual. Y que el extinto lo recibía. Pero Cristina le cortó el rostro al valijero.
«Se terminó. Que sea la última vez que se me aparece con algo así».

Oberdan Rocamora
para JorgeAsisDigital.Com

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