Osadías del lenguaje
José Pablo Feinmann, Editorial Planeta, y yo, Jorge Asís.
El Asís cultural
Planeta, editorial que publicó mis últimos cuatro libros, cultiva también el género de la sobonería. Distribuye, en abril, «El Flaco». Es el panegírico empalagoso de José Pablo Feinmann, dedicado al extinto presidente Néstor Kirchner.
Se reproduce, a continuación, un párrafo de la página 29.
Alude a la noche del triunfo de Menem, en la primera vuelta de las elecciones del 2003:
Cuatro puntos
1.- Que desde el kirchnerismo, en el 2011, aún se identifique al menemismo con la corrupción, constituye, ante todo, una osadía del lenguaje.
Por la capacidad del Sistema Recaudatorio de Acumulación, implementado por El Flaco -o sea por el kirchnerismo-, hoy se reduce, a los emblemáticos irregulares del menemismo, a la categoría de carteristas del colectivo 60. O motochorros.
2.- En lo personal, y para ser rigurosos, no estuve en la reunión del hotel de la referencia. El Hotel Presidente. Me abstuve de participar en la campaña del 2003.
(Duhalde ya lo había vencido a Menem en el Congreso Justicialista de Lanús. Cuando autorizó las tres candidaturas peronistas. De Menem, Adolfo Rodríguez Saa, y de El Flaco, de la sobonería de Feinmann, que era el pollo de Duhalde).
3.- «Prefiero almorzar con Al Kassar y no con Verbitsky».
Es cierto. Lo ratifico. La osadía del lenguaje me pertenece.
La declaración se debió a una antigua revelación de Horacio Verbitsky, en la (actual) Secretaría de Estado de Página 12, donde milita Feinmann.
Verbitsky contó que, cuando pasaba por París, donde yo era embajador ante la Unesco, Al Kassar solía visitarme.
Información extrañamente inexacta de Verbitsky, ideólogo fundamental del cristinismo contemporáneo.
Con «Muntser» -o sea con Al Kassar- comí sólo una vez. Pero fue en Buenos Aires, en una parrilla de San Telmo. Con otro Flaco, pero superior, un paisano amigo.
4.- Resulta inexplicable el resentimiento que tiene Feinmann para conmigo. Me incluye en la osada lista de los que «van a saquear de nuevo».
De manera que Feinmann -e infortunadamente también Editorial Planeta- tendrá que demostrar que yo, Jorge Asís, soy un saqueador. Sin osadías del lenguaje, un corrupto.
Los espero.
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