Peronismo forreado por izquierda de festival
El mercado progresista de Sabbatella no la quiere a Cristina para Presidente. Lo prefiere a Solanas.
Artículos Nacionales
El entrismo de los 70 era comparativamente más digno que el forreo explícito del 2011.
Entonces se pretendía «entrar» al movimiento popular, con el objetivo relativamente secreto de conducirlo, desde adentro. Pero había que poner riesgosamente el cuerpo.
Basta, para corroborar la idea, con la enumeración de los firmantes de la solicitada de apoyo a la colectora (o «Lista de Adhesión») de Martín Sabbatella.
«300 artistas e intelectuales». Pertenecen al elenco estable del izquierdismo de festival. Junto a los clásicos inquilinos que suscriben las morosidades intelectuales de Carta Abierta.
Es el desfile de kirchneristas modelo Televisión Pública.
Se muestran antagónicos del peronismo oficial que forrean. Aunque los sostiene (con votos) y los legitima (con contratos).
Artificios
La centralidad -como la iniciativa política-, hoy le pertenece a la señora Cristina.
Se encuentra cimentada sobre La Craneoteca de los Genios.
Es el laboratorio de ideas que orienta Carlitos Zannini. Entrista cordobés, se entrena exitosamente en la alucinante conducción.
Basta, con semejante precariedad, para imponer lo que se le antoja al peronismo. Hoy carente de línea como de identidad.
Es el peronismo forreado. Por izquierdistas de festival.
Una prueba, entre tantas, es el Artificio de Sabbatella.
A través del partidito vecinal Nuevo Encuentro, el dirigente progresista se lanza hacia la conquista provincial y nacional.
Hoy Nuevo Encuentro supera, en presencia mediática, el Proyecto Sur. Es la otra escuadra confeccionada a la carta. A la medida del talentoso cineasta Fernando Solanas, consagrado como el dirigente universitario de alcance tenuemente nacional.
Desde la «colectora», o Lista de Adhesión, Sabbatella propone «adherir» a Cristina. Pero sin el contrapeso indeseable del peronismo anacrónico que la sustenta (a Cristina).
Enarbolan a Cristina como frutilla, pero con la base de otra torta propia.
Son kirchneristas especulativos que están para los beneficios. Quieren cobrar, pero sin salpicarse con las molestias del peronismo tradicional.
El kirchnerismo lava más blanco
El negocio de los adherentes es admirablemente redondo. La pasan, aparte, en el exclusivo escenario de la lucha. Los medios.
«Por izquierda», aparte, pueden hacerse de la vibrante moneda para la campaña.
Dinero, para ser francos, sobra. Y el «kirchnerismo póstumo» se dispone, aún, a recaudar durante cuatro años más. Aunque, al contrario del extinto, a Cristina le molesta la estética de la pasión recaudatoria.
Pese a la ausencia de los atributos de Capacchiolli, que hoy genera tanta nostalgia.
Y sin la colaboración sustantiva de aquel gordo entrañable. Antonini Wilson.
Y sin -por último- la conjunción de los drogueros patrióticos. Los que participaron del fervor del lavado.
Porque el kirchnerismo lava más blanco.
Seres que merecen, después de todo, el homenaje. Porque también se asociaron, de otra manera, a la mística revolucionaria del modelo. Aunque hayan amanecido, infortunadamente, en un zanjón. O cambiado el domicilio. Por el presidio.
Constataciones
Lo importante es que el artificio del Nuevo Encuentro sirve para hostigarlo a Scioli, el hoy contenido líder de la Línea Aire y Sol.
Objetivo principal -Scioli- de Cristina. Interesada en completar la agenda que le dejó pendiente el extinto.
En la práctica, la venganza se circunscribe, sobre todo, hacia los mini-gobernadores. Los motivos aluden a la traición del 2009.
De cuando se produjo la derrota de El Furia, pero sólo para constar en actas. O el triunfo insólitamente desperdiciado de Narváez. El Roiter.
Son constataciones que emergen del informe privado de Consultora Oximoron (aún no destinado a su divulgación).
La atenuación de Scioli, a través de Sabbatella, registra un beneficio insignificante para la recaudación electoral de Cristina.
Más allá de los inquietos firmantes de la solicitada (de los kirchneristas aferrados a la Televisión Pública y los festivales), el votante eventual de Sabbatella Gobernador, no vota, necesariamente, para Cristina Presidente.
Al menos 7 de cada 10 de los izquierdistas consultados prefieren, de lejos, apoyar, para presidente, a Fernando Solanas. Minoritariamente a Cristina.
Ocurre que la izquierda kirchnerista es numéricamente irrelevante. Dista de inquietarlo al acotado Scioli. O a los apichonados mini-gobernadores, tristemente extorsionados por la continuidad de las obras. A ellos se les puede rebanar, tan sólo, algún concejal.
Señalarlo equivale a obstaculizar, apenas, un negocito de economía electoralista. Oportunismo comercial sin envergadura política.
Los esclarecidos seguidores de Carta Abierta, que hoy pueden disponerse a sufragar por Sabbatella -según Oximoron-, mantienen la cultura política del militante. Los habilita a la aventura de cortar la boleta. Para inclinarse por la exigüidad testimonial del conveniente Pino Solanas.
Etapa pre revolucionaria
En la superficie, la Argentina inviable se encuentra, en apariencias, en la etapa pre revolucionaria. El delirio del festival es importante.
Significa adherir a la persistencia de un enorme mercado electoral para la izquierda. Lo compone una sociedad marcadamente progresista. Preparada para protagonizar las turbulentas vísperas de la revolución social.
Abunda tanta izquierda suelta, disponible, que se mantiene el lugar reservado para las reivindicaciones que emanan del Nuevo Encuentro. Pero también, para las aglutinaciones del «Proyecto Sur». Y las certezas del obrerismo trotskista.
Conste que tampoco habría que olvidarse, de paso, de la estructura que presenta el socialismo de verdad.
Sin ir más lejos, el socialismo que representa Hermes Binner.
Es -el gobernador Binner- el socialista original. No se trata de ningún izquierdismo de fotocopia, como el que inspira al vecinalista Sabbatella. O el universitario Solanas.
O la propia Cristina, que también construye, con lícito derecho, la épica de su relato.
En la redada del delirio, pasa casi inadvertido el socialista de partido. Hermes Binner decide secundar a Ricardito Alfonsín, aunque registre inferior densidad específica. Pero lo prefiere. Del casting que le presenta la Unión Cívica Radical.
Resulta llamativo, en el país de la derecha, que tantos patriotas se esmeren en lucir la estampilla de la izquierda.
Para Consultora Oximoron, es un fenómeno de hipocresía cultural. Brinda la utopía plácida de la Revolución Imaginaria. De una sociedad fascinada por el romanticismo de la redención social. Aunque aún cueste percibir, en la Argentina, a pesar de todo, la presencia de una situación pre revolucionaria.
Relacionados
Los libertarios prefieren a La Doctora
Milei se dispone a repetir el error de Mauricio. Prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.
Gobierno flojo con suerte
El Poder del G20 cotiza mejor que el “ilusionismo socializante” de la ONU. Estilo multilateral a la carta.
El parravicinismo libertario contra el peronismo del año impar
Momento pleno de inflación baja, pero de ambición larga.