Listas de adhesión
Artículos Nacionales
Para hostigar a Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, Cristina es infinitamente más cruel de lo que fue El Furia.
Descuenta, acaso, que el hostigado nunca se va a ir. Que va a continuar a merced. De rehén eterno. Como si viviera el marido.
Las Gargantas informan que los Kirchner «lo tienen agarrado del cogote» a «Mancusso». Con lazos que son carpetas. En cualquier momento se transforman en dossiers. En Causas.
«Aparte, no entiendo por qué se enoja Daniel», suele decirles Cristina, a los interlocutores confidenciales. Para que cuenten.
Pero es Zanini, el director de La Craneoteca de los Genios, quien baja la línea. Para que se repita por los medios.
«Si los que pueden votarlo al Chiquito Sabbatella, nunca van a votarlo a él».
Es la consigna que utiliza el «kirchnerismo póstumo». Para zamarrearlo a Scioli. Por la totalidad de los canales. Aunque les basta, en realidad, con los medios propios. Para instalar que nunca más debe hablarse de las «colectoras». En adelante, son «listas de adhesión».
Pero Cristina y Zanini subestiman, acaso, las expectativas que genera -ya no sólo en el peronismo- la eventualidad del salto de Scioli.
No sería nunca un salto al vacío. Ni en garrocha. Conste que es el titular del Partido Justicialista.
La reacción sería políticamente explicable. Pero desaconsejable, para la Garganta vinculada al alto nivel del kirchnerismo.
Pululan los armadores de causas. Atañen, además, al hermano, Ay Pepito. Se jactan del sobrante de data.
Los kirchneristas póstumos hoy son indiferentes a los cambios que podrían registrarse en el tablero. Si es que Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, o ya Mancusso, decide aprovechar el «pretexto Sabbatella». Para pegar el portazo. Con cierta dignidad. Harto de ser palpado, cotidianamente, de nalgas. Con las «listas de adhesión» en el horizonte.
En realidad, el juego se pone indescifrable. Cada vez es más riesgoso. Y no sólo por cuestiones de seguridad, que es precisamente desde donde intentan entrarle. Penetrarlo. contranaturalmente.
Para el mantenimiento del esquema, pegado sólo con voluntad y caja, la permanencia de Scioli, como rehén, les resulta indispensable.
Pero prefieren debilitarlo a Scioli. Tenerlo dependiente. Sin ambiciones de cartel francés.
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