El 17 de Octubre de Venegas
Artículos Nacionales
Como vulnerabilidad, el Peronismo Federal mantiene, a sus dirigentes máximos, demasiado gordos.
Políticamente gordos. Se los percibe muy ricos. Y en política siempre hace falta contar con cuadros con hambre.
Las ganas generan, en general, creatividad.
De todos modos, Eduardo Duhalde, el Piloto de Tormentas (generadas) a partir de la detención de su amigo Gerónimo Venegas, El Momo, logró demostrar la activa persistencia de sus reflejos.
Prácticamente supo armarle, para el Momo, un 17 de Octubre más precario.
Y pudo rescatarlo. Con «la militancia». Junto a la señora Graciela Camaño, y la señora Claudia Rucci.
Liberaron al Momo Venegas, de las garras jurídicas del vilipendiado doctor Oyarbide.
Sin embargo, por sus crecientes dotes de estadista del suburbio, Duhalde sabe que la libertad del Momo Venegas no debe ser presentada como un triunfo. Por los sindicalistas. Ni por el peronismo que representa.
Aunque se caiga en el exceso de decir que «atacaron el corazón del peronismo».
Cualquiera puede confundirse. Interpretar que «el corazón» es la caja del peronismo. Y dista de ser elegante, al menos, transmitirlo.
«A la presión» -se escribió en un tweet- «hay que agregarle persuasión».
Deben entonces persuadir, a la sociedad, que Venegas está libre porque se lo merece. De ningún modo porque los sindicalistas, al movilizarse, «tengan coronita». Como solía decir Carlos Menem, antes de volverse funcional. Hacia aquellos que no osan pronunciar, siquiera, su nombre.
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Cinco por uno
Después del papelón de Venegas, y de la arrugada explícita del gobierno, les va a resultar más difícil avanzar sobre Moyano.
Es el objetivo sigilosamente máximo.
Como con los medicamentos no se puede, no es nada improbable que Moyano sea finalmente atropellado por la pólvora derechosa de los años 70.
En Mar del Plata, la ciudad que por entonces era mucho más feliz.
Se indaga sobre el dossier nunca cerrado de «lesa humanidad». Alude a las violencias. A enfrentamientos registrados hace 35 años.
De cuando se registró el crimen de Ernesto Piantoni.
Fue -Piantoni- un nacionalista del peronismo que, antes de expirar, alcanzó a notificar el nombre de los asesinos que le proporcionaron la generosidad de tanto plomo.
La anécdota es ideal para un film. En el velatorio de Piantoni, unos cuantos muchachos afectados, decidieron, emotivamente, juramentarse. Para salir a vengarlo.
«Cinco por uno». Como en aquel exabrupto emitido por el desequilibrio de El «General».
Pero esa noche, en Mar del Plata, los muchachos acribillaron a más de cinco.
La Interpol, en Colombia, viene de detener a un señalado de la época. El doctor De Marchi.
Por semejantes caminos, al menos mediáticamente, al Negro Moyano lo quieren embocar.
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