Juntar por izquierda
Artículos Nacionales
El Gobierno de los partidos es un elemento importante en la calidad del Estado democrático, en particular cuando del gobierno de los partidos de gobierno se trata. Un partido de gobierno mal gobernado, en el que no se activen los mecanismos de control de sus dirigentes, puede acabar teniendo resultados nefastos en la dirección del Estado.
Javier Pérez Royo
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En la Argentina, la relación entre Partido, Gobierno y Estado, alcanza ribetes patológicos (merecerían la atención de Giovanni Sartori).
Más que Menem, los Kirchners redujeron el Partido Justicialista hacia la insignificancia. A la mera condición de maquinaria electoral. Compuesta corporativamente, en el máximo nivel, con gobernadores en ejercicio, más el secretario general de la CGT. Y algún mini-gobernador.
El vacío conceptual del Partido Justicialista (Partido de Gobierno y del Estado) explica que pueda pasarse, en trazo grueso, en el lapso de una década -y con los mismos protagonistas- de avalar el neo liberalismo de los noventa (Menem) al neomontonerismo de los dos mil (Kirchner). Con la escala, o vaso comunicante, en el neo desarrollismo de Duhalde, hoy situado por afuera de la estructura. A través de algún manuable partido de ocasión.
Confusión
La confusión entre Partido, Gobierno y Estado, puede registrarse en la casi totalidad de las provincias.
Pero se torna fatídica, sobre todo, en la provincia (inviable) de Buenos Aires.
Es donde se decide la gran parte numerológica de la elección.
Donde «el kirchnerismo póstumo» necesita, arbitrariamente, que la señora Cristina, la candidata eventual, y absolutamente única, obtenga más votos que el gobernador Scioli (es el otro propietario del segmento del poder).
Hasta dos días antes de la internación en la Clínica Los Arcos, el Líder extinto, El Furia, se disponía a masacrar políticamente a Scioli.
Para semejante objetivo, El Furia aceitaba los atributos protagónicos del ministro Amado Boudou. Es una privilegiada de las mil flores que pretendían desbarrancarlo a Scioli en Buenos Aires (ver aparte).
Aquella fantástica equivocación de El Furia, en lugar de debilitarlo a Scioli, como candidato a su reelección, lo instaló, en el imaginario, como presidenciable.
La Craneoteca de los Genios
Sin El Furia, hoy, para lacerarlo a Scioli, La Craneoteca de los Genios, que conduce Zanini, El Ñoño, maoísta visceral y cordobés, prefiere optar por la colectora del camarada Sabbatella. Para la chiquilinada de «juntar votos por izquierda». Y trabajar la misma mercadería de Solanas, el dirigente universitario, y del socialista Binner, que defrauda a los suyos al disponerse a secundar un radical. Alfonsín.
El joven Sabbatella mantiene un lenguaje progresista que contradice, con amplitud, los aspectos severamente reprobables de su gestión en Morón. En materia de transparencia, Sabbatella alcanzó en Morón la hazaña de revalorar al derrocado Rousselot. Sólo si vienen al caso, se tratarán, en detalle, los méritos de Sabbatella. El nominado por La Craneoteca de los Genios, para juntar los votos por izquierda.
Es decir, los votos del kirchnerismo potencial que no adhiere a las antiguallas ni siquiera dogmáticas del Partido Justicialista, hoy sin conducción ni identidad, hundido en la mediocridad de la patología.
El artificio, la colectora de Zannini y Sabbatella, perfectamente podría realizarse. Porque el Partido Justicialista, uno de los numéricamente más importantes del subcontinente, fue convertido, durante el ciclo kirchnerista, en una maquinaria exclusivamente electoral. Carente de ideas, de estrategias, y hasta de producción de cuadros. Suele ponerse en movimiento un par de meses antes del escrutinio, y al amparo del presupuesto estatal. A merced, y aunque parezca lógico, del antojo de quien lo conduzca. Sobre todo cuando se ejerce el gobierno, y el control, casi total, de los resortes del estado.
Hoy la Conductora del PJ es, precisamente, Cristina. A quien los furtivos alcahuetes dirigenciales designaron por aclamación indiscutida. Aunque ella, desde la periferia y en el fondo, los deteste.
Jesús al Revés
De acuerdo a la interpretación, los mini-gobernadores del conurbano bonaerense hoy no tienen derecho a quejarse. Si la Conductora (que los desprecia), prefiere juntar votos también por izquierda. A través de la colectora. Según los preceptos del kirchnerismo rabioso (con alguna excepción, carecen del menor compromiso con la historia del justicialismo institucional).
Y con ella, Cristina (eventualmente) como cabeza. Frutilla de la boleta de Sabbatella Gobernador.
Aunque se definan como integrantes de la maquinaria banalmente electoral del Partido Justicialista, los mini-gobernadores del conurbano son los culpables del recurso fiolo de las colectoras.
Por portación de alcahuetería. Por no asumir la magnitud de la propia fuerza. Es de lo más grave que se le puede reprochar a un peronista. A un pragmático por orden natural. Que adhiere a la ideología del poder. Al peronismo reversible y adaptable. De plastilina.
Se le atribuye al mini-gobernador Curto el hallazgo de haber apodado a Kirchner, en vida, «Jesús al Revés».
De cuando El Furia impulsaba lo mismo que hoy impulsa Cristina. Dicen que dijo Curto:
«Jesús murió para que se salvaran todos. Kirchner, en cambio, quiere que nos muramos todos para salvarse él».
Flatulencia
La colectora «junta votos por izquierda», que impulsa La Craneoteca de los Genios, no irrumpe sólo para perturbarlo a Scioli. Cuando se encuentra inmerso en una campaña naranja, por la reelección provincial (que se confunde abrumadoramente con una postulación nacional).
Los joroba también a los mini-gobernadores, en las próximas legislaturas. Y hasta pueden perderse algunos feudos.
Tardaron en darse cuenta, los mini-gobernadores, que el neomontonerismo les tiene asignado el rol de víctimas a embocar.
Aunque, para ser rigurosamente francos, el kirchnerismo póstumo no PJ -y sobre todo sin el PJ- es, en la práctica, una flatulencia electoral, lanzada al viento.
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Boudou. De Scioli a Filmus
Boudou ya no lo perturba más a Scioli.
El objetivo de Boudou es más módico. Perturbar al camarada Filmus.
Hoy Boudou, con su guitarrita, se dedica a cautivar, a los peronistas escépticos, para el desafío de la capital.
Es el candidato favorito de Cristina. Pero porque lo era, antes, de Néstor.
(El tercer postulante, Tomada, es demasiado buenito. Está para salir en los diarios).
La pugna de semifondo de Boudou es con Filmus. Para preparar la de fondo contra la señora Michetti, o el carismático Rodríguez Larreta. Pero el guitarrista del CEMA lo prefiere a Macri.
Cristina, a Filmus, no lo castiga por aquella votación en la Ley de los Glaciares. Como se cree. La Ley que irritó, en demasía, al gobernador de San Juan. Gioja.
«Al contrario, Filmus la ganó gracias a Cristina. Si perdía la votación por un voto», aclara la Garganta.
«Y si al final la ganó por un voto fue porque Cristina, que estaba afuera, se precipitó en regresar. Para que llegaran a tiempo, al recinto, los senadores Pampuro y la señora Corregido».
Queda claro entonces que, quien lo embocó a Gioja, fue Cristina.
Si decide Cristina ahora embocarlo a Filmus es por cierta cercanía con el poeta neo romántico Alberto Fernández.
Y sobre todo Néstor lo tenía mal al senador Filmus por haberse resistido, en el 2009, para ser utilizado como preservativo testimonial. Para diputado.
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