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Milongas mejoradoras

PODER VACANTE IX (Seminario privado de primavera): Es improbable que La Elegida vaya por la reelección.

Carolina Mantegari - 16 de noviembre 2010

El Asís cultural

Milongas mejoradorasescribe Carolina Mantegari
Editora del AsísCultural,
especial para JorgeAsísDigital

El ruin será generoso.
Y el flojo será valiente,
No hay cosa como la muerte
Para mejorar la gente.

Borges, «Para las seis cuerdas».
1965, Milongas.

Como en «Dónde habrán ido», la excelente milonga de Jorge Luis Borges, debe aceptarse que Néstor Kirchner -El Furia- partió «mejorado».
Dispuesto a instalarse, en la posteridad, como el gran estadista. El Providencial supo mantener el crecimiento económico, durante siete años.
Para coronar la epopeya, como ejemplo de arrojo y de grandeza, con la ceremonia mitificada de la inmolación personal. En la biografía programada coincide el inicio caótico, con el epílogo del país en funcionamiento. Hostigado por las pequeñeces. Las mezquindades de su tiempo que lo agigantan. Excesos de la milonga.

«Pero que nadie se equivoque. El kirchnerismo se quedó también, para siempre, allá, en la bóveda de Río Gallegos».
La llave se arrojó en el fondo del aljibe. Como en «Patrón», cuento clásico de Abelardo Castillo.
Final del juego. Es el turno decisorio de la sepultura política. Resta conciliar, en adelante, un par de cuestiones trascendentales. A los efectos de asegurar el traspaso feliz.
«Anote. Es improbable que Cristina (La Elegida, la llaman ustedes), quiera quedarse. Para mí, que creo conocerla, la señora no va a ir por ninguna reelección. Ahora que El Lupo se fue, puede afirmarse. Ella nunca tuvo intenciones de ser Presidente. Prefería quedarse en lo suyo. Ser legisladora. Si aceptó serlo fue por mandato del Jefe. Había inventado el brillante método de la reelección conyugal. El Cuatro por Cuatro, para atravesar los caminos. La permanencia podía ser indefinida. Con Kirchner, por las claves de la relación competitiva, ella hubiera querido continuar. Sin Kirchner, muerto, no tiene sentido».

Necrofilia cultural

Milonga reeleccionista interrumpida, en todo caso, por la muerte. Instala la idea definitiva de la ausencia. Pero -como lo dice Borges- lo «mejora».
Si Cristina quisiera quedarse, según la Garganta, por los efectos de «las seis cuerdas», en el país de la necrofilia cultural, se asegura, en diez días, la instalación del triunfo en la primera vuelta.
En desmedro de Alfonsín, que crecía a través de su propia necrofilia. Con el mejoramiento del muerto paterno.
Pero Cristina «le mata el punto» a Ricardo. Con su muerto conyugal, que es más reciente. Viene infinitamente -en la concepción de Borges- «mejorado».
Labor complementada, para Consultora Oximoron, por los militantes contratados del Frente Encuestológico de la Victoria.
El próximo domingo ya todos van a certificar que Cristina, si se presenta, los doblega. Los triplica. Sin necesidad de segunda vuelta.

Convalecientes

Hay un antes y un después de la Milonga de Kirchner.
Ahora, por especulativa discreción, sólo la señora Carrió se encuentra predispuesta para encarar, a pesar de los perjuicios, graves olas de adversidad.
Se asiste a la desintegración cívica del Congreso. De adherir a la catástrofe de los desbordes, el Congreso contiene mayor circulación de sobres que el Correo Central.
Suele enturbiarse, con irresponsable agresividad, la confianza de los representados. En la democracia que, paulatinamente, se devalúa. Por las desmesuras de los representantes. La falta de armonía, o simplemente de respeto, entre los tres poderes.
En la actualidad, hasta los empresarios de AEA están encantados por la idea de un pacto. Son aquellos que, para El Furia, respondían a Magnetto. Pero hoy prefieren acordar.
A propósito, Magnetto triunfó, por abandono, en la «Guerra de Convalecientes» (cliquear).
Los convalecientes no terminaron como los imaginó el Portal. Internados, juntos, Magnetto y Kirchner, en la misma sala de cuidados intensivos. Mientras se arrojaban sueros, cables, tubos.
Al sorprender El Furia con la irresponsabilidad de la partida, Magnetto, ahora, carece de objetivos movilizadores. Al menos, para continuar la pelea que lo sostenía.

Por su parte, Moyano bajó dos cambios. El camión, ahora, prefiere regular. Punto (como el de la milonga) muerto.
«Venía en quinta Moyano, pero se le fue la mano con el rebaje. Anda ahora en marcha atrás».
Por el espejo retrovisor, Moyano percibe que se le acerca, imperturbable, la Justicia.

Los disidentes del peronismo ya no encuentran, infortunadamente, con quién disentir. Ni tienen motivos para conspirar.
Con la salida de Reutemann, el Club de Gobernadores del «Peronismo Federal» se quedó como aquel triste Club de Pesca del pueblito sin laguna, ni río, ni mar.
A la espera, tan sólo, de la severa voluptuosidad del desmadre. La Tormenta que favorecería, eventualmente, y en su descontrol, al Piloto. Duhalde.
«Pero con estos números, pese a la inflación que se dibuja, la vocación autodestructiva tiene que ser incontenible».

Saltó Reutemann. En cualquier momento, pese a la densidad de su abdomen, Das Neves salta acrobáticamente.
«Pero olvídese, Mantegari, de ningún modo saltan hacia el kirchnerismo».
Porque -el kirchnerismo- ya no existe más. Yace en Santa Cruz.

Reclamos filiales

La evaluación tiende hacia la prescindencia reelectoral de La Elegida.
Se alude a la contundencia del reclamo filial. En especial, según las Gargantas, de Florencia Kirchner.
La cineasta potencial, de acuerdo a esta versión de la historia, esgrime que la política ya se le llevó al Padre. Es suficiente.
Con lo que tienen acumulado pueden financiarse varias generaciones de Kirchners.
Entusiasma, la muchacha, a La Elegida, según nuestras fuentes, con residir juntas periódicamente en Nueva York. Donde La Elegida podría crear una Fundación. Brindar lucrativas conferencias por los confines del mundo. Hablar sabe, a esta altura ya nadie lo duda.
Para erigirse, por su pasta básica de estadista, como referente internacional. Tarea que, en el fondo, le encantaría. Para volver, cada tanto, a la República. Donde, si finalmente se va bien, sin contratiempos tormentosos, va a retener seguras influencias. Transformarse en fuente permanente de poder.
Si se queda, en cambio, cuatro años más, para prolongar la vida artificialmente vegetal del kirchnerismo, puede perfectamente arriesgarse al mismo epílogo que suele reservarse a los presidentes. El penoso cuadro del desprestigio y la ingratitud.
Para la muchacha que reclama, y para la Elegida, lo conveniente es abstenerse de la tentación de continuar.
Basta de Milongas «mejoradoras».

Carolina Mantegari
para JorgeAsísDigital.Com

se permite la reproducción sin citación de fuente.

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