Sosa, el Reestructurado
Por un proyecto presentado por la diputada Cristina Fernández.
Artículos Nacionales
escribe Serenella Cottani
Interior-Provincias, especial
para JorgeAsísDigital
RIO GALLEGOS (de nuestra corresponsal itinerante, Serenella Cottani).- Desde que el extinto gobernador Jorge Cepernic, se quedó, en 1974, con un helicóptero de López Rega, y El Brujo, como represalia, le mandó la intervención, nunca más, en esta provincia, se le tuvo miedo al gobierno nacional. Y menos ahora, con Los Kirchner, Los Lupines, al comando de los destinos de la patria.
Para el establishment político local, el tema que conmociona, a nivel nacional, aún no despierta la mayor preocupación. El estado de conflicto institucional con la Corte Suprema, que viene a jorobar, tardíamente, al gobernador Daniel Peralta. Pretenden, con un fallo, obligarlo a reponer en funciones al doctor Eduardo Sosa, el ex Procurador General. Un «Contrera».
«¿A quién le ganó esta Corte?. Que no nos vengan a j…», confirma un indignado.
Patologías
En general, desde el Poder, es posible acceder al delito.
El problema, en la Argentina, es que, desde el delito, perfectamente puede accederse hacia el Poder.
La patología anarquista suele inducir al equívoco.
Evaluar que el Poder constituye, en sí mismo, el delito.
El inagotable Caso Sosa se merece las ilustrativas caricaturas de Franz Kafka, en versión Hermenegildo Sabat.
El ex Procurador General de la provincia fue desplazado 15 años atrás. Simplemente se le dejó sin efecto el cargo. Le serrucharon las bases de sustentación y quedó suspendido en el aire.
El proyecto de reestructuración fue presentado, en 1994, según las vertientes, por la diputada provincial Cristina Fernández. La Lupina. La esposa de Lupo, el gobernador. Néstor Kirchner, consagrado hoy, por el Portal, como El Furia.
«Aquí, lo que presentaba la diputada Fernández, nunca, Serenella, se discutía», confirma la Garganta.
«Cuesta entender que a Sosa lo reestructuraron. O sea, que lo dejaron, con la reestructuración, afuera».
En esta carnicería puntual, quien discutió mucho fue el diputado Peña. «Un funcionario, hoy, de tercera línea, en Buenos Aires».
Conste que Sosa tenía, a su favor, la solemne inutilidad del derecho. Detalle, en el feudo, casi intrascendente. Como Procurador, Sosa debía gozar, por la Constitución Provincial, de la inamovilidad.
«Pero Los Lupines fueron implacables. Lo removieron igual. Se lo cargaron».
Descuartizaron la Procuración en dos competencias. Dos cargos. Ninguno -vaya la casualidad- fue para Sosa.
El Reestructurado inició la travesía del litigio, en la patología inicial del desierto.
Sostiene Peralta
La cuestión que, 15 años después, el desafiante fallo de la Corte Suprema lo decepciona al doctor Zanini.
El Reestructurado, Eduardo Sosa, tiene que ser colosalmente repuesto para el cargo que ya no existe más (el Kafka de Sabat sonríe).
El dilema pone en pose de combate a los elementos residuales del kirchnerismo en la región. Los contados que no se resignan, aún, a sumarse a las filas del gobernador Peralta.
Es -Peralta- quien le come, paulatinamente, al Lupo, los trebejos.
Pero lupinistas y peraltistas se unifican en el sublime ridículo de resistir el fallo.
En tono dramático, Peralta, mientras se quema, sobreactúa la quemazón. Sobredimensiona las facturas que les pasa al kirchnerismo para sostenerlo. Por las barbaridades cometidas que debe abnegadamente heredar.
Sostiene Peralta, en un rapto lisérgico de imaginación, que las fuerzas foráneas se disponen a dar «un golpe de estado en Santa Cruz». Invadirlos.
Ocurre que la invasora señora Stolbizer, desde Buenos Aires -capital del imperio-, plantea la intervención de la provincia. Como si Peralta, igual que aquel Cepernic, le hubiera soplado otro helicóptero a la metrópoli.
Allí, en la capital imperial, prospera la ilusión republicana. Consiste en creer que los fallos de la Corte Suprema deben ser cumplidos también en Santa Cruz.
«¿A quién le ganó la Stolbizer?».
Aníbal, El Premier, proclama algo irrazonablemente sensato que sin embargo produce el aplauso de Kafka. Se trata de una sentencia que es de imposible cumplimiento.
Porque no se puede desplazar a dos inamovibles. A los efectos de reponer al tercer inamovible que fue antiguamente removido. Con la guadaña de la reestructuración.
La resistencia
Conste que se prepara, para el 8 de octubre -aniversario del nacimiento de Perón, y de la muerte del Ché Guevara-, un acto multitudinario de patriotismo provincial. Con la presencia de los dos máximos próceres de la comarca. Peralta y Kirchner.
La consigna es la resistencia heroica contra el invasor.
El bárbaro doctor Lorenzetti emerge, en Río Gallegos, despiadadamente, como el general Uriburu de 1930.
80 años después, Lorenzetti pretende acabar con la institucionalidad inexpugnable de Santa Cruz.
En magnitud de ridículo, la demostración de fuerzas podría superar el acto patriótico del corsódromo de Gualeguaychú. El desmadre que tanto sirvió para agitar «la desastrada relación con Uruguay». Contó con los 14 gobernadores de adorno. Los gobernadores serán nuevamente convocados.
O no habrá más glucolines para nadie.
Ocurre que el kirchnerismo, como sostiene Carolina Mantegari, está muy agrandado. Al respecto, cuentan por aquí que José López, El Neolopecito, uno de los créditos consagrados por el Portal, en el último velatorio que conmovió a la población, se dispuso a leer las encuestas que recibía en su celular. Ya alcanzaban el 50 por ciento. Entonces el Neolopecito, a los otros ministros presentes, les dijo:
«Vamos por el 2015, el 2011 ya está adentro».
Matrices
Los optimistas suponen, con espanto lícito, que el Caso Sosa alude, como muestra arqueológica, a la matriz autoritaria del kirchnerismo. Cuando lo que en realidad exhibe, con violenta obscenidad, es la matriz pecaminosamente delictiva.
Aquella carnicería legislativa, desatada en la provincia, se transformó, a la larga, en un bumeran. Que les vuelve pesadamente, justo cuando el kirchnerismo, pese a la algarabía del Neolopecito, desperdicia la hegemonía conquistada en el plano nacional.
Con los mismos protagonistas que conforman el grupo sólido. El disco rígido de la banda. El núcleo que le permite, al colega Oberdán Rocamora, sostener que el kirchnerismo entero, a lo sumo, son 12 patriotas. Pueden amontonarse en una Trafic. O en el avioncito de alquiler, como el que trajo, desde Caracas, a Uberti, el patriota castigado, con Antonini Wilson.
Son los protagonistas que se habituaron, democráticamente, a la certeza cotidiana del mantenimiento del Poder.
En primer lugar debe destacarse a Zanini, El Ñoño. Es el ideólogo de la carnicería jurídica utilizada para descuartizar el cargo de Sosa.
Sigue Icazuriaga. El diputado que los acompañaba pasó a ser el Señor 5. Es el conductor nominal de la Secretaría de Inteligencia.
La otra diputada de antaño, Cristina Fernández, La Lupina, la irresponsable del proyecto para terminar con Sosa, hoy es, modestamente, La Elegida.
Por último Kirchner, El Lupo. El gobernador que no toleraba, en 1995, «ni un minuto más», las entrometidas de Sosa.
¿Qué tenía que ponerse a investigar los honorarios de Segovia? ¿A quién le ganó Sosa?
Si, para defender los intereses de la provincia, bastaba con El Lupo. Sosa sobraba. Debía desaparecer.
El Lupo es el diputado ausente que aspira, como si nada, a volver hacia la presidencia.
«Vamos entonces por el 2015». Como señaló el Neolopecito, en el velatorio del pobre muchacho -el hijo de la Lali-, que se estrelló, de regreso, en la mañana de Gallegos.
Conflicto institucional
El descuartizamiento cometido, en 1995, en el ejercicio total de la impunidad, por la propia dinámica del desierto se convierte en el detonante del conflicto institucional.
Entre la Suprema Corte, que comanda Lorenzetti, y el Poder Ejecutivo.
Para colmo, entra a tallar, por si no bastara, la ociosidad interrumpida del Legislativo.
La Trafic del kirchnerismo basa, la gran parte de su legitimación, en haber aniquilado la degradada «corte menemista». A los efectos de conformar esta Corte que los enorgullece, presentablemente, en sociedad. Pero sin cumplir con la sentencia que les concierne.
Lo cierto es que hoy Peralta se ofrenda por las catástrofes heredadas del kirchnerismo que, en simultáneo, desmantela. Al solidarizarse en la sobreactuación desmedida de la resistencia. Al sumarse, en definitiva, al grotesco, pero para terminar, en la provincia, con ellos.
Aparte, cuando sostiene Peralta que no puede reponerlo a Sosa, tiene alguna razón tangible. Porque el cargo de Procurador General ya no existe. Desapareció. Se esfumó. Como los fondos desaparecidos de Santa Cruz.
Serenella Cottani
para JorgeAsísDigital
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