Los Arcos
La internación de Kirchner tratada en cinco tweets.
Artículos Nacionales
escribe Jorge de Arimetea
especial para JorgeAsísDigital
El Director del Portal produjo un urgente editorial de 5 tweets.
El 1 y el 2 están entrelazados.
1.- Pido que El Furia se restablezca, y se fortalezca. Dentro de todo, es infinitamente más conveniente estar contra El Furia, que sin El Furia.
2.- El Furia es, en cierto modo, como Valderrama, el de la zamba, de Salta, «a orillitas del canal». Porque, si se apaga ¿adónde iremos a parar?
El «Contra Kirchner» implica un móvil. Probablemente sea una pasión. El otro móvil consiste en la pasión lícita de apoyarlo (el director adhiere a la primera alternativa).
Aún en sus errores, debe aceptarse que Kirchner mantuvo, durante los últimos siete años, la hegemonía de la iniciativa. El tema específico, en general, es el desmenuzamiento de sus imposturas. Sus arrebatos. La discusión perpetua acerca de sus intenciones.
Implica aceptar que, si se apagara, como el Valderrama de la zamba, Kirchner dejaría, más que un vacío, una orfandad argumental. Y un desastre estremecedor.
Implicaría, aparte, el desafío incómodo de construir algo distinto. Un proyecto superador que es, exactamente, lo que la sociedad le reclama a la compleja sumatoria de vaguedades. Al abanico interminable. La oposición.
En el tweet 3 puede percibirse ya la punta para intentar -menos que el análisis- la precipitada evaluación política que sucede a la segunda internación. La angioplastia recursiva. El flamante «stent» que explica, magistralmente, el doctor Cormillot. Sabio televisivo.
3.- El Furia está para bizcochitos canale mojados en té. Puré de zapallo, portsalut bajas calorías y pollito hervido. Candidata es La Elegida.
Nada de lo que el Director aquí insinúa es demasiado original. La consecuencia emerge entonces como un irremediable lugar común.
Sería una irresponsabilidad imperdonablemente sanitaria que Néstor Kirchner -El Furia- se arriesgara a encarar las turbulencias emotivas de otra campaña electoral.
La carótida logra, con su estallido, aquello que no pudo conseguir ningún opositor. Que se impugne, hasta la clausura, el protagonismo del candidato.
De ser por su admirable actitud, es posible que el paciente -Kirchner- se encuentre en condiciones de participar en el acto del Luna Park. Evento que le prepara, para el martes 14, «la juventud».
Con suerte, y con una evolución espléndida, Kirchner podría, a lo sumo -según otro cardiólogo consultado, nada televisivo-, participar de la demostración de fuerzas que prepara Hugo Moyano. Para el 15 de octubre. Pero ya no como orador.
«Sería una imprudencia», confirma.
A propósito, Moyano crece políticamente a través de las derivaciones de las enfermedades sorpresivas.
El ACV de Alberto Balestrini, primero. Ahora, es por el flamante stent de Kirchner.
Al portador sano del Virus de Lula, Hugo Moyano, se le despejan los caminos para transformarse en el hombre más poderoso del Justicialismo.
Sin embargo, la candidatura del 2011, es para La Elegida. Postulación a la que debiera renunciar El Furia.
Difícilmente alguien pueda disputársela a La Elegida. Salvo Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Si es que logra finalmente desatarse.
La carótida providencial resuelve, aquí, la postulación que se sugería, para el oficialismo, desde la racionalidad de las encuestas.
El veredicto numerológico amenazaba con obstruir la convivencia familiar.
Porque la señora Cristina, La Elegida, mide diez puntos más que Néstor, El Furia.
Cinco de más, imagen positiva. Cinco de menos, de imagen negativa.
Con aceptable sarcasmo, el gobernador Scioli, ingresa en el tweet 4. Indica:
4.- Que le desaten las manos a Scioli para que se vaya a los piques hacia la Clínica Los Arcos. Con fe, con esperanza, siempre para adelante.
La miserable reprimenda a Scioli transgredió las normas de la convivencia política (más o menos) civilizada. Tiene que ver con los desbordes furiosamente demenciales de El Furia.
Científicamente pueden legitimar el nuevo estallido de la carótida. Por la sucesión de excesos habituales que acumulan descontrol. En las vísperas del infortunio físico que lo condujo, explicablemente, hacia Los Arcos. Y posiblemente hacia la auto-marginación de la competencia. La lucha, que lo sostiene. A los efectos de recuperarse, en adelante, a través de las monotonías del «puré de zapallo». Y de las rodajas del «queso portsalut, bajas calorías».
Según el cardiólogo consultado, adicto a las categorías profesionales del perfil bajo, Kirchner debería dejar de ser El Furia.
Preocuparse imposiblemente menos. Situarse lo más lejos posible de las tensiones.
De acuerdo a esta línea de interpretación habría que felicitarlo a Scioli. Agradecerle en público al Líder de la Línea Aire y Sol. Por no haber reaccionado, como lo merecía el retador que sistemáticamente lo humillaba. Porque no se trataba de la banalidad de ningún castigo. Para nuestro cardiólogo, podía ser, tan sólo, uno de los indicios. La manifestación externa de la enfermedad que se apoderaba del aliado transitoriamente más firme. Del compañero más valorable. El cuerpo.
El último tweet, el 5, por fin, alude a la ética del conflicto eterno que promueve naturalmente la racionalidad del kirchnerismo. Sin ninguna influencia de las tesis que suele traficar la señora Chantal Mouffe. Dice:
5.- Más que nunca, adquiere vigencia la miniserie del Portal «Guerra de Convalecientes». Muy rápido tendría Magnetto que ir a donar su sangre.
«Guerra de Convalecientes» (cliquear) es la consagrada miniserie del Portal. Base del próximo film homónimo. El guión se encuentra en estado de preparación.
Trata del divorcio, en horribles términos, entre el Gobierno -o sea Kirchner-, contra el Grupo Clarín. O sea Héctor Magnetto.
Dos comandantes de fuerzas antagónicas que sin embargo estuvieron juntitos. De la mano, como Hansel y Gretel, durante cinco años.
En condiciones de presentarse, incluso, como una ejemplar parejita gay. Desde el 2003 hasta el 2008.
En el presente de la historia, mientras combaten, los comandantes Kirchner y Magnetto se encuentran convalecientes de sus respectivas enfermedades. Les condicionan ampliamente el desarrollo de la guerra.
Pese a los estragos y laceraciones, y por la intensidad de la adrenalina, el litigio con el cruzado Kirchner, a Magnetto le sirvió. En lo personal, para vigorizarse.
Para crear, incluso, la efímera ilusión de encontrarse casi restablecido. Sólo con ostensibles dificultades de expresión.
Por lo tanto, Magnetto tendría que ofrecerle su sangre, metafóricamente, a Kirchner. Es precisamente el enemigo que le proporciona el móvil para la lucha. La pasión útil para proseguir ante las adversidades.
Debería Magnetto agradecerle a Kirchner. Aunque el Grupo que comanda, se desvalorice hasta la pulverización.
A Kirchner, al contrario, el divorcio de la guerra -por lo que se ve- le acelera el proceso de la vulnerabilidad física.
El final del film, tal como se lo concibe, puede ser electrizante. Los dos comandantes enfrentados, recostados en la misma sala de terapia intensiva de la Clínica Los Arcos. Con la impotencia de no poder arrojarse los cables, los tubos. Y ni tirarse, siquiera, con los sueros.
Jorge de Arimetea
para JorgeAsísDigital
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