Miércoles de ceniza
Sesiones de terapia de grupo en el Parlamento.
Artículos Nacionales
escribe Jorge de Arimetea,
especial para JorgeAsísDigital
El miércoles próximo, 14 de abril, se cumplen cuatro meses que se introdujo, a la Argentina, en el freezer del Poder Legislativo. Desde aquel DNU de las reservas, del 14 de diciembre. El que resistió, heroicamente, Martín Redrado, presidente, por entonces, del Banco Central.
La resistencia le sirvió a Redrado para ser rítmicamente vivado, sobre todo al ingresar a los restaurantes de Puerto Grosso. Para erigirse como el próximo best seller, por el libro que pronto distribuirá Planeta. Para ser medido, acaso a su pesar, como candidato potencial a Jefe de Gobierno, del artificio institucional de Buenos Aires.
El país legislativo podrá quedarse al fresco hasta el fin del Mundial de Sudáfrica.
El freezer ofrece un rescatable beneficio. Mantiene conservados a los congresistas. En el amontonamiento de las comisiones respectivas.
En el oximoron, en primer lugar, de la Comisión de Labor Parlamentaria.
En especial, al fresco estarán los expositores de la balcanizada oposición.
Envasados al -y para el- vacío.
Los abnegados, pese a la balcanización, hacen el esfuerzo matemáticamente ineficaz de unirse. Pero producen, desdichadamente, el fortalecimiento involuntario del oficialismo. Que venía prácticamente devastado.
Los kirchneristas inflamados suponen que, a través del desencanto generado por quienes lo confrontan, pueden crecer más. Hasta quedarse. Por el delirio de suponer que, con la oposición balcanizada, es posible superar, en el 2011, la frontera del 40 por ciento.
«Hay Tristán para rato, olvídense» suele pontificar Martiniano -Picca- Benedictini. Es el medular Pensador de La Toscana.
Terapia de Grupo
Con relativo desasosiego, los opositores intentan salir, imposiblemente indemnes, de los riesgosos desafíos de los miércoles.
Miércoles -en realidad- de cenizas. Nada tienen que ver con los miércoles de la cuaresma.
Miércoles donde, por quemarse, abundan los legisladores que quedan reducidos a cenizas.
Lo peor es que ellos deben encarar, con la expresividad del ofendido, las dramáticas sesiones semanales de los miércoles.
La terapia de grupo televisada.
Trátase de una suerte de psicodrama. Estéticamente menos interesante que aquellos que intentaba Eduardo Pavlovsky, alias Tato.
Con infinita convicción, Pavlovsky escribía olvidables obras teatrales. Supo destacarse más, para ganarse el mango, con el psicodrama.
El Tato solía psicoanalizar a las burguesas que dramatizaban las culpas de clase, y ensayaban el traslado de traumas ancestrales. Mientras, por la teatralización del conflicto, se creían continuadoras espontáneas de Graciela Borges. O de Julia von Grolman.
Tato les cobraba bastante caro, pero para darse el lujo de redimirse socialmente como un psicoanalista de izquierda. Comprometido con la estrategia de clase del proletariado. Doble cultor de géneros que se agotaban, en definitiva, en los ochenta. El rebusque febril del psicodrama. Y la izquierda.
Obediencia debida
La terapia de grupo, durante los miércoles de ceniza, a través del psicodrama legislativo, suele caracterizarse por las ostensibles monotonías derivadas de la falta de guión. Falta un Pavlovsky, un Pichón Riviere, un Fernando Uribarri. Para no transformarse en la aplastante concatenación de las catarsis elementales. Pucheritos de gallina interprovinciales, lanzados irresponsablemente en directo, para los cinco canales de noticias.
Desahogos estremecedores de un legislador tras otro. Lamentaciones existenciales que mantienen, felizmente, al culpable identificado de las obturaciones. Con lo importante que es disponer, en cualquier terapia, del causante detectado. El mal identificado. Es el oficialismo.El kirchnerismo que, en la plenitud de su debacle, suele embocarlos. Con el recurso tradicional de negarles el chupetín del quórum.
Son los malos que responden a la intermediación de Pichetto, entre los senadores.
Los perversos que responden a la intermediación de Rossi, entre los diputados.
Seres reprochables, Pichetto, Rossi, sin descartar a Fellner. Programados para no vacilar en la aplicación, con la debida obediencia, de las instrucciones de Kirchner. Emitida a través del control remoto. El celular.
Máxima
La orden consiste en dejar, a los opositores, los miércoles de cenizas, sin el chupetín del quórum. Librados a la impotencia expresiva de los monólogos. Entregados hacia la tentadora televisión que agresivamente les multiplica, y en directo, la magnitud de la derrota. De la frustración. De la postergación por otro miércoles de ceniza más. En ceremonias reiterativas que los consumen.
Parecieran no tener en cuenta, o desconocer -y conste que es en todo caso un fracaso del Portal- aquella máxima sabia, que el colega Oberdán Rocamora suele citar.
Pertenece a Vernet, filósofo positivista del preperonismo. Indica que:
«Perder no es grave, el problema es la cara de b. que te queda».
Jorge de Arimetea
para JorgeAsísDigital
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