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Baluartes del «roiterismo»

MESAS CHICAS (II): Ferrari, Monzó, Amoroso, Ay Pepito, Diego Valenzuela, y gran elenco gran.

Oberdan Rocamora - 22 de marzo 2010

Artículos Nacionales

Baluartes del roiterismoescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

Gravitante no es que Francisco de Narváez, El Roiter, ahora quiera ser -aunque no pueda- el Presidente. O el vice, si Reutemann decide atender el último llamado de la historia. Gravitante es que El Roiter ya no quiera ser gobernador de Buenos Aires. Provincia para la que tenía «un plan».
Si a Narváez se le da -pese a las obstrucciones constitucionales-, adelante con el tatuaje. Alikate para todo el mundo. Si rebota, retomar la aventura provincial, tendrá la estampa amarga del retroceso. Si la Corte Suprema no lo autoriza a postularse para la presidencia, Narváez va a optar, según nuestras fuentes, por una tercera cucarda en concordia. El artificio institucional de la capital. Jefatura de gobierno de la Ciudad Autónoma. Intendente.
Narváez siempre quiso apropiarse de lo que tuvo Mauricio Macri. De lo que tiene. Hasta de lo que Mauricio aspire a tener.
La relación del Francisco y el Mauricio debiera ser analizada por un epígono de la escuela psicoanalítica lacaniana. Germán Leopoldo García está capacitado al respecto. Como Carolina Mantegari.

Bienvenidas

Las pedanterías del candidato multifuncional suelen desmenuzarse en las alucinantes reuniones de la Mesa de Conducción Política. Se celebran, semanalmente, en la sede instrumental de la calle Báez. En Las Cañitas. Entre integrantes que se imaginan, con un voluntarismo que estremece, constructores del próximo poder. Intercomunicados a través de la ideología del Blackberry.
El Portal decide brindarles la bienvenida a los baluartes del «roiterismo».
En principio, sean bienvenidos los dos animadores sustanciales.
El primero es el diputado Gustavo Ferrari, el fundador. Casi inventor «del espacio». Exclusivo «roiterista» de paladar negro.
El segundo que debiera celebrarse es Emilio Monzó. Armador provincial. Trátase del que fuera ministro de Agricultura del Líder de la Línea Aire y Sol. El hombre «de la fe y de la esperanza». El que «va siempre para adelante». Emblema del peronismo motonáutico. El gobernador Daniel Scioli. Va tanto para adelante que prosigue adherido a la causa demencialmente perdida del kirchnerismo. Con la zanahoria de ser erigido candidato presidencial. Pero Kirchner, otra vez, según nuestras fuentes, lo va a estampar.
Monzó fue oportunamente renunciado por Scioli. A pedido de Kirchner.
En libertad de acción, Monzó tomó la garrocha. La clavó en Carlos Casares, para medir el salto y aterrizar entre el tatuaje y los blackberrys de la calle Báez.

Amoroso y Ay Pepito

Otras dos incorporaciones de garrocheros se destacan en la Mesa (chica) de Conducción. El desconcertante pichón de crack Daniel Amoroso. Es el sindicalista del juego, un tema que interesa infinitamente más que la política. Ella suele depender de él.
Y el emblema del Portal. José Scioli, irreparable «Ay, Pepito».
El salto de garrocha de Amoroso, desde el barco hacia el roiterismo, constituye, hasta aquí, el desaire más explícito que le diseñaran a Mauricio.
Amoroso, aún, no explicó las motivaciones del salto ornamental. Al cierre del capítulo, no se incluye, en el salto, al cercano Christian Ritondo, El Potro, que persiste en el macrismo.
Como es tan breve, Amoroso y Ritondo decidieron distribuir la hacienda. A Menor y Mayor. Colorado y Negro. Hasta cubrir el paño.

Lo de «Ay Pepito», alias José Scioli, adquiere ribetes humanitarios de teleteatro venezolano. En las reuniones «de la mesa», los otros baluartes, según nuestras fuentes, se resisten a tratar algo confidencial en su presencia. La Garganta se lamenta: «¿Cuánto puede tardar en enterarse el Líder de la Línea Aire y Sol?, como lo llaman ustedes».
Otra Garganta, de los que acostumbran huir a diario de La Plata, la ciudad que les legitima los churrascos, cuenta que «Ay Pepito» creyó, en el 2009, que le llegaba la oportunidad histórica. Ocurre que sonaba como primer candidato a diputado. Pero sonó. De pronto el Líder de la Línea Aire y Sol, también por imposición de Kirchner, le dijo al hermanito que el candidato debía a ser el gobernador. Para colmo, testimonial. El desplazamiento agitó el sentimiento de postergación (tampoco Ay Pepito pudo soportar la desmesurada satisfacción del rival interno en el airesolismo. El Pérez, que es Alberto).

Más augurios

El Portal les brinda positivos augurios a los otros miembros de «la Mesa». A los señores Elizondo, Guibaudo y Delgado. Habrá más palabras, cuando los pichones de baluartes lo merezcan. Vaya, por ahora, la cobertura especial para Diego Valenzuela, el periodista que fuera vibrante escudero del Profesor Grondona. Antecedente de Pablo Rossi, el baluarte de la Cadena Tres. Mientras persigue el destino de Albistur, hoy Valenzuela se entromete con la impunidad de la historia. Desde TN, el canal de noticias que pertenece a Clarín, única organización que Kirchner considera como enemiga.

Revolotean, en el universo roiterista, otros protagonistas rescatables para la tira. Alfredo Atanasoff, puente inquietante de plata entre Narváez y Duhalde. Está a préstamo, con opción.
La última aportación de Atanasoff fue la más festejada. Muestra de la perversidad conspiradora del duhaldismo. Consistió en «darle máquina» a Felipe Solá, el crédito moral de la señora Carrió. Con la fábula del acercamiento que nadie descarta. Entre Narváez y Kirchner. Concientes, ambos, del acercamiento real entre Macri y Duhalde. Que mantiene el objetivo tácito de estamparlo, en la pared, a Narváez. Y también, de ser posible, a Kirchner.

Dadores voluntarios

Entre los dadores voluntarios, los consejeros vocacionales que suponen que Narváez los escucha con atención, resta aludir al ensayista de origen maurrasiano. Es el dandy que orienta un influyente multimedios del sur. Y también al sabio positivista que suele «mandarlo a caminar» a Narváez. Que obedece y sale a fotografiarse en capitales de provincias, mientras dice el hondo «Alika alikate».
Por último, nunca, en la Argentina, hay que olvidarse de Manzano.
Es precisamente Manzano, El Chupete, el emprendedor que más lo humaniza a Narváez. Porque un optimista que considere a Manzano un estratega debe despertar admiración. Cierta ternura. Casi, compasión.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital

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