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Puerta de Hierro

El proyecto de radicarse en El Calafate. De Vido como Gobernador de Santa Cruz y la tranquilidad espiritual asegurada.

Serenella Cottani - 15 de marzo 2010

Artículos Nacionales

Puerta de Hierroescribe Serenella Cottani
Interior-Provincias, especial
para JorgeAsísDigital

EL CALAFATE, provincia de SANTA CRUZ (de nuestra corresponsal itinerante, S. C.).- Con su lícito derecho a equivocarse, sólo el Portal sostiene que el proyecto principal de los Kirchner consiste en instalarse aquí. En el paradisíaco «lugar en el mundo». El Calafate, pero por izquierda. En otra versión amena de «la resistencia». Con firme vocación para las gratitudes del exilio interno. Con el deseo de instalar, en la admirable residencia privada, el significado político de otra Puerta de Hierro. Como aquella quinta consagrada por El General, en Madrid.
Con la menor cantidad de presos de su escudería. Con ninguno adentro, de los doce miembros del disco rígido del kirchnerismo. La agrupación que cabe, al decir de Rocamora, en una Van. O en el avioncito que solía alquilar Uberti para traer las valijas reiteradas de los Antonini Wilson.
Para que el ensueño cierre, El Calafate debiera ser galardonado como la Capital Mundial de la Impunidad. Sería indispensable, para la ensoñación, que el próximo gobernador de la provincia, el sucesor del «campera» Daniel Peralta, sea uno de los doce integrantes de la Van. Julio De Vido. El único peronista del equipo. Apreciado por los intendentes, valorado por los sindicalistas y estimado por todos los atorrantes. Convive, De Vido, con el deseo explícito del retiro. Sobre todo desde que se detuvieron a indagarle entre cierta fisura de su retaguardia.
Con el matrimonio De Vido en la gobernación, podría asegurarse, a los Kirchner, la tranquilidad espiritual que no termina de garantizarles Daniel Peralta.
A pesar que Peralta lo acompañe a Kirchner, siempre de adorno. En la escenografía de las peripecias. Al lado de Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol, el entusiasta que puede ser considerado -por la «fe, la esperanza, por ir siempre para adelante»- el heredero natural del desastre. Y al lado de los otros gobernadores del coro estable, los felicitadores de bocas muy redondas y de aplauso y abrazo fácil. Como Capitanich, Gioja, Insfrán, Uribarri, Alperovich. A los que se vio, por definitiva vez, en la traumática reasunción de Kirchner, del Partido Justicialista a la carta, en El Chaco. Acto que mostró, en su aspecto más bestial, la alarmante fragilidad de Kirchner. En materia, sobre todo, de comunicación. Síntoma de la derrota de su Guerra de Convalecientes, con Clarín.
Es precisamente en la ineficacia de la comunicación donde se percibe la ausencia, en primer lugar, del poeta Alberto Fernández, el «segundo Cobos» de la serie. Y, en menor medida, del Pepe Albistur. Dos arquitectos de titulares de ediciones que solían mantener diálogos de directa dependencia con los hurgadores de las primicias fáciles. Los que daban, en la boca, trocitos de «carne de la mejor calidad».

La Toldería

A Resistencia, según nuestras fuentes, Kirchner fue para construir, en la instancia emotivamente simbólica, otro sugestivo título de portada. Algo así como «Kirchner convoca al peronismo disidente». La apertura de sus brazos, para recibir a los confrontacionales compañeros del Peronismo Federal. Estructura que Kirchner se propone desmantelar. A través, simplemente, de la captación de los dirigentes que participaron, por distintos motivos, en otras listas.
Por la intensidad del conflicto, por ausencia de diálogo, los diarios principales instalaron que Kirchner quería quedarse en el poder hasta el 2020.
«Es que nadie hace hoy el trabajo que hacía Alberto», confirma la Garganta.
«Lupo quiso quedar, en Resistencia, como el conductor generoso que perdonaba a los rebeldes. Y quedó como un autarca que pretende eternizarse», continua, en La Toldería. «Por algo que, para colmo, no dijo».
Lo que Kirchner dijo, en el Chaco, fue que el peronismo, y no «los que se fueron en el helicóptero», debe gobernar del 2011 al 2015, y tal vez del 2015 al 2019.
El peronismo, y no él, quien intenta -en la persistencia del ataque- despegarse.
«Hasta hoy, Serenella, si me apura, puedo decirle que el candidato va a ser Scioli», nos confía la Garganta, mientras demora un Negroni, siempre en La Toldería, de Avenida del Libertador. Durante el mediodía del sábado más soleado, en El Calafate sobrante de camas. Necesitado de turistas.
«Pero no le extrañe que Lupo lo deje colgado a Scioli y otra vez nos sorprenda».
Que en la etapa de «la apertura de brazos», Kirchner termine con la bendición hacia otro.
Alguien que hoy es, en apariencia, opositor.

El Cuarto Pino

Los deseos imaginarios del kirchnerismo tropiezan con el muro divisorio de otra realidad.
«Es que Peralta mide bien», confirma otra Garganta. Asumida como bastante próxima al gobernador Campera (por su origen sindical).
Es en el Cuarto Pino, ante un «blanquito», sobre la calle Leman.
Es difícil, según el enfoque, que Peralta se «baje del caballo», para dejarle así nomás el lugar a De Vido. Con su candidatura que viene «verde, muy verde, con fuerza escasa».
Aunque De Vido sea el protocandidato preferido de El Dueño, según Majul. O de «El amo del Feudo», según el visionario Gatti.
O sea de Kirchner, El Lupo.
Sobre todo si De Vido no supera el 53.7, de imagen positiva, que mantiene «El Campera», o sea Peralta. Y si continúan, por aquí, las elitistas mejoras salariales. Para la más importante producción de la provincia, los quince mil empleados públicos. Y si la alucinación de las represas de La Barrancosa y Condor Cliff, que merecen otro despacho aparte, comienzan a construirse de verdad. Que la gente empiece a trabajar y se vea movimiento en serio.
Por más que De Vido, por instrucciones de El Lupo, pueda hasta digitar las adjudicaciones, «el mérito va a ser, olvídese, Serenella, para El Campera. Mas que para Julio».

Aunque Los Lupines, ambos dos, los cónyuges Kirchner, se encuentren en la antesala de la lápida política, con Puerta de Hierro como proyecto exclusivo, para la Garganta calificada es altamente improbable que el poder cambie, en Santa Cruz, de bando.
La banda, se asegura, en El Cuarto Pino, al menos en el 2011, no va a decorar el pecho de Eduardo Costa. Es el «Hipertehuelche radical».
Ante el riesgo semejante, la totalidad de las bandas peronistas, y aunque sus dirigentes se desprecien, se van a unir. Aún representan el 40 por ciento de los votos de la provincia.
«Es la condena, Serenella. Es la Cruz Santa».

Las Barricas

Ante el marketinero Corderito Patagónico, servido en costra de almendras, en Las Barricas, cuesta hablar, con la tercera Garganta, del riesgo de la impunidad imperante.
«Los Lupines tienen asegurada la impunidad. En todos los fueros».
Es decir, ya no es sólo en el fuero ordinario provincial. El que Zannini, alias El Ñoño, aún maneja por teléfono.
Ocurre que Santa Cruz se emancipa en la materia del fuero Federal. Era tierra de competencia del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, Chubut. La emancipación logró que se creara el Tribunal Oral Federal de Santa Cruz. Lo cual debería ser celebratoriamente auspicioso.
Pero la tercera Garganta desanima. Al iniciarnos en que el TOF, de Santa Cruz, lo componen «tres lupineros de pura cepa».
Tan blandamente displicentes, incluso, como el Juez Losada, aquel romántico salvador.
Dos sorbos del Malbec, de la Bodega del Fin del Mundo, resultan prioritarios para digerir la espesura de la información.
«Integra el TOF el eminente doctor Ruggero, más conocido como El Gordo».
Según la Garganta, desde la Cámara de Apelaciones, «Ruggerito» supo resolverle a Kirchner los aspectos conflictivos de «los desaparecidos de Santa Cruz». O sea, de los fondos. En especial cuando el ex Fiscal Vivanco pretendía evitar que el asunto irritante de los «desaparecidos» fuera recluido, para siempre, en la fría intimidad del archivo.
Integra también, el Tribunal, el doctor Reynaldi. La Garganta, que nos invita el almuerzo, confirma que, desde la Secretaría Electoral, «Reynaldi supo habilitar hasta la última truchada del Frente para la Victoria». Pero que es, de los tres, «el mejorcito».
Por último, mientras ya asoma el marketing del Corderito Patagónico, en vez de detenerse en la original costra de almendras, la Garganta se sumerge en el doctor Chávez. Al que llama, algo confianzudo, El Negro Chávez.
«Integraba, Serenella, el Negro Chávez, la Cámara Oral Penal que absolvió a Varizat».
De ser por la bonhomía del fallo, al pobre Varizat habría que organizarle, según el relato, al menos un homenaje. Por haber atropellado a aquellos molestos protestones que interrumpían, en Río Gallegos, el paso altivo de la «4 por 4» de Varizat. Se dirigía hacia el Polideportivo donde iba a hablar La Elegida. La Lupina.
Pudo percibirse, entre el bacanal del corderito, las almendras y el Fin del Mundo, que como proyecto, Puerta de Hierro va, a pesar de todo, a cerrar la apuesta contra el olvido más cruel. Con un desfile diario de heroicos dirigentes. Y sin ningún preso.

Serenella Cottani
para JorgeAsísDigital

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