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Monte Asís

Estafa Institucional en la provincia de Córdoba.

Jorge Asis - 14 de noviembre 2009

Artículos Nacionales

Monte Asisescribe Jorge Cayetano Zaín Asís
Serie Problemas Parroquiales,
especial para JorgeAsísDigital

Julio del 2002. Mi hijo Alejandro encontró su lugar en el mundo. Una loma, frente a las Montañas Gemelas, con espléndida vista al Cerro Uritorco. Presunto paraíso sin servicios básicos. Sin luz ni agua. Ni con los papeles aún en regla para ser vendido. Tierras en poder del municipio, transformado en inmobiliaria.
En el despacho del intendente de Capilla del Monte, Gustavo de Figueiredo, se arregló la transacción. En presencia de Alejandro. Del señor Arbach -responsable del tema de las tierras-, y de los buenos empresarios amigos, el arquitecto Carlos Aguirres y Roberto Villamil.
En momentos en que circulaban, en Córdoba, sólo los Lecor, puse, de frente, como anticipo, determinada cantidad de dólares. Conservo el recibo.
En Capilla, en broma, pronto se hablaba del Monte Asís.
La demora serrana, en avanzar con los trámites que permitieran la escrituración, no podía sorprender a nadie. Había amistad. Franqueza. Cordialidad. Gente de honor, de bien y de palabra.
Conservo, incluso, un e-mail de octubre del 2002, donde el intendente Figueiredo me escribió: «damos por cerrada la operación… si vienes, que sea a pasear».
Figueiredo fue reelecto en el 2003 por el 60 por ciento.
Se hizo la demarcación. Por consejo del competente señor Arbach, que continuaba en el municipio, se alambró el Monte Asís. Es decir, se tomó posesión, con conocimiento y aprobación de las autoridades que alambraron. A la espera -siempre- de la lentísima escrituración.

Construcción del caos

Con el cambio de gobierno local, en el 2007, la inmobiliaria institucional de Capilla del Monte se entregó a la apasionante construcción del caos.
Aunque la sucesora -señora Roxana Olmos- fuera del mismo sector político, se desató una campaña virulenta, en contra del intendente anterior. Otro problema.
En cuanto al tema que me concierne, el de la loma -semánticamente llamada Monte-, las nuevas autoridades decidieron desconocer totalmente lo actuado. Lo comprometido. Para colmo, con todo su derecho murió el honorable señor Arbach. Y el ex alcalde Figueiredo desapareció, explicablemente, del lugar.
Se sospecha, incluso, que persiste, hacia mi persona, un resentimiento persecutorio.

Lo cierto es que los irresponsables, los constructores sistemáticos del caos, ya le vendieron a otro, aquello que anteriormente me habían vendido. En el marco de una transferencia de terrenos más amplia. Contiene, en su interior, el ex Monte Asís. Sin consultarlo, siquiera, con mi letrado, el doctor Jorge Najle, nacido y criado en el lugar.
Como se trata de una vulgar estafa, es tema, en adelante, de la Justicia Penal.
Entonces el presente texto debe tomarse como mera notificación. Hasta para el nuevo comprador. Habrá otras.

Desperdicio imperdonable

Duele componer la frialdad estricta de estas líneas. Significa evaluar que la provincia de Córdoba, tan inexploradamente bella, emerge como un desperdicio imperdonable. Por culpa de su dirigencia. Si la gestionaran los suizos, acaso los israelíes -o sin ir más lejos los cercanos Rodríguez Saa-, Córdoba sería lo que se encuentra en condiciones potenciales de ser. Uno de los lugares más paradisíacos del mundo.

Debe saberlo Carlos Caserio. Es la autoridad política de las inmobiliarias peronistas de Punilla. Como así también debe saberlo José Manuel de la Sota, el «compañero» que me cae tan simpático. O el gobernador Schiaretti, que suele saludarme siempre con la sinceridad del compañero y del amigo.
Pero también deben saberlo todos aquellos entusiastas que simplemente se fascinen por la luz de los encantos provinciales. Los inversores que son confundidos por idiotas. Los que suelen espantarse ante el espectáculo cultural de la desidia. De la irresponsabilidad gestionaria. De la audaz impunidad. Del berretismo espiritual. De la torpeza, en fin, que los incita hasta a comprarse un conflicto, justamente conmigo. Un cordobés vocacional.

Duele sostener que la dirigencia se encuentra muy por debajo de las posibilidades naturales que les brinda esta provincia que no merecen. Que les excede. La Córdoba que frontalmente amo. Que alberga, con generosidad, a mi hijo Alejandro, y a mi nieto Uriel. La considero una tierra ejemplarmente sublime. A pesar de ser rehén del salvajismo de los constructores del caos.

Jorge Cayetano Zaín Asís
para JorgeAsísDigital

Continuará

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