El virus del helicóptero
LA EQUIVOCACIÓN DE LA DERROTA (II): Cobos y Pampuro. En Sala de Espera.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Del «kirchnerismo de hegemonía» -según evalúa Consultora Oximoron-, después del 28 de junio, se pasa al «kirchnerismo de acotación».
De acuerdo, pero sólo en el plano teórico.
Por la desmesura del sujeto tratado -Kirchner-, se asiste a una imposibilidad práctica.
Téngase en cuenta que el kirchnerismo, sin la hegemonía, no existe. Con los límites que marca «la ilusión de ya no ser». Con el poder compartido, tristemente reducido, sin los personajes emblemáticos, no sería tal. El dilema es más grave.
Por lo tanto las atenciones comienzan a confluir, otra vez, en Cobos.
El hijo pródigo
Después de la derrota -para el peronismo una equivocación fatal-, las reacciones de los referentes conyugales, en la madrugada y en el atardecer del 29 de junio, clausuraron las puertas del raciocinio. Para entreabrir, en simultáneo, las puertas de la inquietud. Ante la incertidumbre.
«Están dominados por los efectos de la emoción violenta», confirma la Garganta, ostensiblemente preocupada. «Habrá que darles una semana a los Kirchner, o diez días. Para que racionalicen. Y acepten el clarísimo mensaje de hartazgo que les envió la sociedad».
La Garganta es radical. Conjuga el democrático optimismo, con los recaudos que depara el temor.
El optimismo alude a la recuperación política.
Después del helicóptero maléfico, que se llevó -simbólicamente- al partido centenario, en el 2001, junto al desgarrado presidente De La Rúa, sienten -en el 2009- que el próximo gobierno va a ser radical. En el 2011. Acaso en el 2010.
Transitoriamente devaluadas las ambiciones de la señora Carrió, se acepta, de manera unánime, que Cobos es el elemento aglutinante. El mejor posicionado para lanzarse a la aventura de capturar el «poder vacante». Es el hijo pródigo que vuelve, legitimado territorialmente, después de excursionar por los bordes del pecado.
A través del entendimiento («alianza» es otra palabra maléfica), con los socialistas circunspectos de Binner, pueden lanzarse. Infinitamente más sólidos, los socialistas, que aquella conjunción de peronistas, afectados por el síndrome progresista del antimenemismo. Los que seguían, en el 99, junto a los izquierdistas nostálgicos que buscaban empleo, a Álvarez, el Chacho.
Los radicales, mayoritariamente, prefieren que, después de la derrota -«por puntitos»- de El Elegidor, el gobierno de La Elegida se estabilice.
«Por el costado de la sensatez», insinúa la Garganta. En francés: para que no se estrelle. Por la eventual «profundización del modelo», que los llevó a estamparse, contra el paredón del fracaso.
Prefieren, según nuestras fuentes, que los gobernadores del justicialismo se coloquen las pilas de la colaboración. Para comprometerse, de manera activa, con la administración del ocaso kirchnerista.
Con el gobierno que, patológicamente, no asume la idea de su propia fragilidad.
Porque tienen que compartir, en las malas, los efectos de la misma superstición política. El peronismo. Por lo tanto, a este gobierno peronista, nunca deben dejarlo caer.
Sin embargo los radicales temen. A que los peronistas, otra vez, los envuelvan, en la dinámica de sus altibajos. Y que «después de pagar las cuentas de la fiesta menemista», y después de una estancia de ocho años en el túnel, cuando comienzan a recuperarse, tengan, otra vez, que pagar las cuentas.
Ahora, de «la fiesta kirchnerista». Y que tengan, como en la canción de Rubén Reches, que ponerse «a lavar los platos». Realizar el trabajo sacrificado. Para exponerse, de nuevo, al virus del helicóptero.
«Que gobierne Cobos»
El virus del helicóptero legitima el estado deliberativo.
Para colmo, desde la Secretaría de Estado de Página 12, se anticipaba que, en caso de derrota, la continuidad del gobierno de La Elegida iba «a ser problemática».
Sintonizaba Verbitsky con el veredicto expresionista del silenciado Pérsico:
«Si perdemos nos vamos, y que gobierne Cobos».
Que es, para ser exactos, justo lo que los radicales, estratégicamente sensatos, no quieren.
«El próximo gobierno, Rocamora, va a ser radical. Y probablemente presidido por Cobos. Pero tiene que ser elegido democráticamente. Así sea en el 2010».
Entre los radicales, según la Garganta, se prefiere el apuntalamiento artificial de La Elegida. Y que se hagan cargo de las consecuencias de su fiesta. En el caso del colapso, sin otra alternativa, sostienen que Cobos tendría, también, que dimitir. La idea, conjeturalmente especulativa, confronta con otra, menos dominante. Alude a la concepción de responsabilidad institucional del sujeto de referencia. Cobos.
Crédito del Portal
Es aquí donde crece, a su pesar, la dimensión de estadista de Pampuro. El crédito del Portal, ganador del legendario Premio «Tweety Carrario».
Hoy Pampuro se encuentra, según Gargantas, espiritualmente cerca de Reutemann.
Es -Pampuro- el Presidente Provisional del Senado, al menos hasta diciembre. Segundo en la línea de sucesión. Algunos lo imaginan, sin mayor histrionismo, transitoriamente, con la banda. A los efectos indeseables de gerenciar las elecciones anticipadas, para el 2010. Tal como lo anunciara Clarín, en un habitual rapto de «nervios».
Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital
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