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Dicentes

LA EFEDRINA ELECTORAL (II): De Narváez debió hacer un acto en la puerta del Juzgado de Campana.

Jorge Asis - 11 de junio 2009

Cartas al Tío Plinio

DicentesTío Plinio querido,

A De Narváez, El Elegido, le fastidia recibir consejos cuando no los pide. Ni los paga.
«Tan mal no me va», suele decir, explicablemente altivo. Cuando lo entrevistan los periodistas contratados de su canal.
Podía haberse presentado, lo más pancho, con un bolsito provocador, en el Juzgado Federal de Primera Instancia de Campana. Donde atiende Federico Efrain Faggionatto Márquez.
Ante el acoso judicial, acaso impulsado desde la política, De Narváez debió reaccionar políticamente. A los efectos de transformar, la declaración indagatoria, en un acto magistralmente decisivo de su campaña. En la puerta austera del tribunal. Ante la multitud de movileros y cronistas. Multiplicado en directo por la totalidad de los canales.
El destino lo colocó en el lugar de El Elegido. Por una sociedad necesitada de ejemplos, que merecía recibir, como contraprestación, una actitud éticamente viril. Menos inofensiva que refugiarse, a la hora en que debía estar en Campana, en el Congreso. Para procurar la solidaridad institucional de Cobos.

Gancia

De los tres legajos de identidad reservada, el único complicado es el Legajo 11.
Si El Elegido no tiene el «celular sucio», como poéticamente sugiere el ministro Aníbal, puede decirse, en porteño básico, que a De Narváez «lo giraron». Como los traficantes de influencias tribunalicias suelen «girar» a los jueces.

Conspiraciones de río revuelto, perplejidad de pescadores.
Otorgaron demasiada gravitación, tío Plinio querido, al entrecruzamiento interceptado de los correos electrónicos. Entre El Elegido y El Lúcido, columnista de La Nación.
«Vamos a recusar al señor de Campana», le confesó El Elegido.
Los conspiracionistas sin data se entusiasmaron porque De Narváez utilizó el plural. «Vamos» nunca es lo mismo que «voy». El «vamos» interceptado, brota antes de la recusación que presenta Cúneo Libarona al «señor de Campana». En representación de Segovia, «el hombre malo de esta historia».
Cartón lleno. Entonces Segovia y De Narváez, para los conspiracionistas, se encuentran unificados por la generosidad recusatoria.
Y Cúneo Libarona, el que hace emocionar a La Otilia, es -sostienen- abogado de ambos. La conspiración cierra. De Segovia, ahora. Y de De Narváez, antes. Por haber sido ocasional letrado de América TV, el canal de colección.
Las copias de los correos, entre El Elegido y El Lúcido, llegaron al tribunal de Campana. En la versión oficial, en un sobre. Aportado por almas caritativamente anónimas.
En realidad, los aporta, tío Plinio querido, la SI.
Los correos representan un delivery judicialmente autorizado de la ex SIDE. Con los espías cubiertos por el expreso pedido de Su Señoría, Faggionatto Márquez. Otro coleccionista también, pero de denuncias, en el Consejo de la Magistratura de la Victoria. Y de recusaciones, en el tribunal.
Para ser exactos, el pedido fue del 22 de mayo. Trátase de un texto impresionista, dirigido al Director de Contrainteligencia de la SI.
«A efectos de solicitarle la realización de tareas de inteligencia e investigación con relación a los hechos descriptos en la certificación que al presente se acompaña».
La prosa tribunalicia es burocráticamente pésima. Pero los «hechos descriptos» son los del Legajo 11 (Cliquee y relea).

En su inalterable altivez, De Narváez suele jactarse de la invulnerabilidad del costoso sistema informático. Pero El Elegido -pobre- se encuentra más «tomado» que el Gancía.
Vermut que usted suele tomarse, tío Plinio querido, con soda y limón, los sábados, en el City o en el Tabac. Con aceitunas, quesitos y maníes.

Dicentes que dicen

En el Legajo 12, del 22 de mayo, el dicente misterioso brinda magníficos detalles de la exportación de azúcar, hacia México. Entre nos, 230 kilos de efedrina.
Cuenta que desde el supermercado mayorista M, sucursal de Avellaneda, salen las bolsas de azúcar, hacia el depósito S, situado en Barracas. Traslado que se extiende, a pesar de la cercanía, «entre las 5 de la mañana y las cinco de la tarde». Con un eventual depósito intermedio. Donde se establece el cambiazo. Azúcar por efedrina.
Otro rasgo que llama la atención, en el dicente del 12, se ventila en el Juzgado Penal Económico. Alude a las enigmáticas exportaciones de azúcar hacia el Congo. Aunque lo que sobra, en el Congo, justamente es el azúcar. Es exportar petróleo a la Arabia Saudita. Cítricos hacia el Paraguay. Muy pronto trigo, hacia la Argentina.
Los azúcares para el Congo registran alguna escala técnica en Kenia. Tradicionalmente considerada, la Kenia de Obama, «un vínculo del narcotráfico hacia Europa».
Nada, del Legajo 12, puede salpicar a De Narváez. Salvo por la fantasía habitual de imaginarlo dueño, aún, del Supermercado M.

El dicente del 9, el 14 de mayo pasado, insinuó, tío Plinio querido, con la impunidad de la identidad reservada, que Mario Segovia «trabajaba para el Mossad».
El dicente se sorprendía por «la ostentación del crecimiento económico» de Segovia.
En los «pantalones bombacha» tenía «diez mil dólares en un bolsillo, veinte mil pesos en otro».
El dicente del Legajo 9 es bastante ingrato con Ricky M., el gordo infortunado.
Cuenta que un remisero, GT, junto al Ricky, se las ingeniaron para «mejicanear» a un mejicano. Una hazaña. Porque, según el dicente, le hicieron «cien kilogramos de clorhidrato de efedrina a Jesús Martínez Espinoza». Para volver después, admirablemente, a vendérsela. Al pobre Jesús. Dice el dicente que le dijeron a Martínez Espinoza, el mejicano mejicaneado, que la carga estaba interceptada en la aduana, pero que tenían más. Era la misma carga. Héroes que la sociedad debiera reconocer.
Sólo se alude, en el 9, a El Elegido, cuando le preguntan, al dicente, si lo conoce a Danilo Coronel. Es el parrillero que le asaba los churrascos a De Narváez. El que tenía, a su cargo, el «celular sucio», porque fue utilizado para hablar con Segovia. Para colmo, el dicente dijo que a Danilo Coronel «no lo conoce, ni lo escuchó nunca nombrar».

Final con Serpientes

Dígale a tía Edelma que el tatuaje del cuellito corresponde a la Serpiente de Agua.
Porque El Elegido es Serpiente de Agua. Como La Elegida. Los dos son del 53. Y el presente año del Búfalo, según Medea Lobotrico-Powell, los favorece.
Dígale también, aunque tía Edelma debe saberlo, que la Serpiente es antagónica del Chancho. Y que nunca se olvide que Mauricio Macri es Chancho de Tierra.
Significa que De Narváez y Macri, la Serpiente y el Chancho, se encuentran unificados a través del antagonismo astrológicamente natural. La atracción cautivante del opuesto.
Macri, pobre, sobrevive rodeado de Serpientes. Como Gabriela Michetti, que también es Serpiente. Pero de Madera.

Dígale, por último, a tía Edelma, que Medea, pronto, va a ocuparse del asunto. Aunque sea tan cara, el Portal va a abrir la billetera.

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