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Sin escalas

LA NOCHE DEL KIRCHNERISMO (I): De Kirchner a Reutemann.

Oberdan Rocamora - 18 de mayo 2009

Miniseries

Sin escalas

Palabras previas

A partir de los informes suministrados por Consultora Oximoron, con «De Kirchner a Reuteman. Sin escalas», el Portal inicia otra miniserie analítica. Dedicada, esta vez, a ilustrar los rigores de la noche que se desliza, precipitadamente, sobre el ciclo kirchnerista.

En el país transcurre -para Consultora Oximoron- un festival para el análisis. El final del juego se encuentra desmesuradamente abierto. La totalidad de las conjeturas, algunas contradictorias y antagónicas, se encuentran en condiciones de concretarse. Hasta la conjetura, incluso, que alude a la eficacia de la resistencia. De la improbable recomposición del gobierno de La Elegida, al que racionalmente se interpreta como agotado. Por más buena voluntad del especialista que lo estudie, con el enfoque más benevolente.

El Portal, junto a su tanque proveedor de ideas (Consultora Oximoron), asume el compromiso intelectual, en caso que el gobierno se recupere, de impulsar la gestación de otra miniserie que ilustre el eventual Renacimiento. «Deseo imaginario», al decir de Sebrelli, de los escasos voluntaristas que se resisten a admitir que al kirchnerismo se le viene la noche. En un lapso insuficiente, el fenómeno estudiado -el kirchnerismo- atraviesa el sendero casi inconcebible. Parte desde la cercana plenitud, o la impuesta hegemonía, hasta el presente de la inusitada desintegración.

Osiris Alonso D’Amomio
Director de Consultora Oximoron,
copyright by JorgeAsísDigital

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Sin escalas

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella
, especial
para JorgeAsísDigital

Se les viene, inexorablemente, la noche del peor invierno.

«Kirchner tiene predilección por Reutemann, más que por Scioli», nos confirma una Garganta. Representativa, indispensablemente anónima. «Porque confía en Reutemann. Cree que Scioli lo sigue porque no le queda otra alternativa».

Supone Kirchner, según la fuente, que Reutemann, en la plenitud de la noche, lo va a proteger de los peligros que acechan en el horizonte cercano. Por lo tanto:

«Nunca, Rocamora, Kirchner lo va a agredir a Reutemann».

Otra Garganta relativiza el tenor de semejante aseveración. La Garganta es particularmente irritante para el kirchnerismo. Es parte ideológicamente sustancial de los federales del peronismo. Los que pugnan por el «objetivo Reutemann»:

«Es probable que Reutemann, a Kirchner, nunca lo vaya a mandar preso. Pero tampoco, para ser sinceros, va a hacer mucho por evitarlo».

Rossi, El Chivo

De acuerdo a la primera de las interpretaciones, si no se llegó, hasta hoy, a un arreglo convenientemente explícito, entre Kirchner y Reutemann, fue, en principio, por las derivaciones de la profunda disidencia en materia agropecuaria. Por la problemática que se transformó, precisamente, en la sepultura del ciclo hegemónico de la referencia.

El campo representa, para Reutemann, infinitamente más que una apoyatura política. Remite a una cuestión de identidad. Arriesgarse a tener en contra al campesino, al productor de Santa Fe, es un despropósito que sólo pudo ser acompañado por Agustín Rossi, alias El Chivo. Es el conductor del bloque de diputados del artificio del Frente de la Victoria (en marcha, paradójicamente, hacia la derrota).

Influye, para la falta de acuerdo, también la insistencia de Rossi. Obstinadamente leal a Kirchner, hasta en la fatalidad de los errores que los colocan, a ambos, en la instancia de la agonía.

Cumple entonces Rossi el rol rescatablemente heroico de inmolarse. Ofrendar el martirologio personal por la minoría.

Como otro kamikaze, Accastello, el cordobés de Villa María, aún desconocido en el plano nacional, que se arriesga a la incomodidad de un cuarto puesto, aunque es probable el quinto. Para representar la prepotencia de un gobierno que supone que se puede gestionar el país, con la prescindencia de Córdoba.

Con la pedantería numerológica de suponer que, para mantenerse, basta con el segundo cordón del conurbano bonaerense. Y con los apoyos de carísimos delegados presidenciales, como Alperovich, Alias Kirchnercito, o Zamora, del latrocinio santiagueño, Beder Herrera, el ex Valet. Y con otros especimenes que también esperan, ansiosos, el 29 de junio. Para partir en procesión, junto a los siempre permanentes minigobernadores del conurbano, para el viaje más corto.

De Kirchner a Reutemann. Sin Escalas.

De todos modos Rossi, el Chivo de Santa fe, y Accastello en Córdoba, tienen más pergaminos, para ofrendar en la inmolación, que el camarada Heller. Es el Banquero de Amianto, que se atreve al incendio de sostener, en la metrópoli, los honores devaluados de Kirchner, con un entusiasmo que equipara a Heller con el publicista Braga Menéndez, o la -también amiantada- señora de Bonafini.

Clivajes

«El problema es que Rossi no se quiso bajar», insiste la Garganta.

Conste que, para bajarlo, a Rossi le ofrecieron, según nuestras fuentes, envuelto en papel de estrasa, el Ministerio del Interior. En un cambio planificado del próximo organigrama.

Consistía en sincerar, primero, la inexistente relación de Kirchner con Sergio Massa. Aunque figuren en la misma lista. El uno y el cuatro.

Sin embargo, los quiebres internos son característicos en las tres fuerzas principales que despiertan la atención mediática. Se hallan en «zona de clivaje», título de novela de Liliana Heker. A punto de pulverizar el cristal que los unifica transitoriamente.

Por ejemplo, el cristal que comparten De Narváez con Solá.

O la Lideresa, la señora Carrió, con la señora Stolbizer. Y en simultáneo con Cobos, o con cualquiera que pueda disputarle el sitial de la candidatura presidencial.

Clivajes demostrativos de la frivolidad política del presente, que se limita a la multiplicación grosera de los proyectos individuales. Los cuales se anotan para la ficción de un proyecto coyunturalmente colectivo, que se quiebra el día después de la elección. O acaso antes, como pasa hoy.

El error de enfermarse

En el plan original, para neutralizar la postulación de Rossi, se lo debía desplazar a Randazzo, desde Interior hacia la Jefatura de Gabinete. Una atribución que Randazzo ejerce de hecho. Porque Massa es el pretexto para ocupar una silla. Para sobreactuar con ademanes.

A pesar del sobre-exceso laboral de Randazzo. Generador del creciente stress, una reacción fisicamente preocupante que a Kirchner, de pronto, según nuestras fuentes, lo hace vacilar.

«En política, el que se rompe, pierde», definía Andrés Amil. Otra Garganta, pero inmemorial.

La enfermedad, aparte de un error, es un acto de vulnerabilidad.

La ecuación propone una dinámica perversa. Primero, el poderoso se esmera en destruir el corazón del funcionario. Para descalificarlo después, porque tiene el corazón destrozado.

No se puede promover al que dispone de fragilidades.

El corazón puede ser temáticamente suplantado por la presión alta. Por los «picos de stress». Por las gravitaciones de la úlcera. Vulnerabilidades humanas que cualquier político que se precie debe aprender a ocultar. Como lo hizo Francois Mitterrand, quien supo ocultar, durante dos mandatos, su cáncer de próstata.

Seguir vivo

Lo cierto es que Rossi perturba el acuerdo subyacente entre Reutemann y Kirchner.

«Si acepto el ministerio, me pongo a tiro de decreto. Políticamente desaparezco en mi distrito», le confió Rossi, según nuestras fuentes, al concientemente preocupado Mazón, alias El Chueco. Es el gran operador de Kirchner que lleva la «negociación» con Reutemann, en el estricto sentido financiero del término. Sabe Mazón, por experiencia, que al kirchnerismo se le viene la noche. Y siempre tuvo habilidad para sortear oportunamente las penumbras.

«En cambio, si juego en Santa Fe, lo que saque, me queda para mí. Sigo vivo», les confió Rossi, a varios de sus diputados. El optimismo de Rossi es estremecedor. Casi sciolista.

117 diputados contiene el bloque que Rossi dirige. Junto a los aliados incondicionales, podía alcanzar los 129. Cumplía el idilio de la mayoría propia. En realidad, dirigía. Cabe aceptar el cambio de verbo. Para la contabilidad de Consultora Oximoron, el bloque apenas puede superar, en el desmembramiento actual, los 90 legisladores. A los que, después del 28 de junio, costará contenerlos.

Se les van, inexorablemente, los representantes de Entre Ríos, de Santa Fe, de Córdoba.

La línea creciente, el federalismo que unifica al entrerriano Busti, a Schiaretti y a Reutemann, acordaron acompañar, al descascaramiento del kirchnerismo, hasta el 28 de junio. Después se verá.

Esta versión del peronismo federal se propone inexorablemente como alternativa. Por lo tanto, ya se registra la apertura de una licitación, a los efectos de presentar pliegos múltiples para apoyar a Reutemann, el candidato presidencial que crece, más que por presencia, por necesidad. Para fortalecer un proyecto -si no contra-, alternativo al que prospera desde Buenos Aires. Cuestión que se obture el menor atisbo de resurrección del duhaldismo. Que no surja ningún neoduhaldismo. A pesar incluso del dueño del creador del neologismo, Eduardo Duhalde. De relativa influencia, aunque, a grandes rasgos, con brocha excesivamente gorda, registran la existencia del entendimiento de Duhalde con el eje De Narváez-Macri. Y de yapa, Solá.

Los Rodríguez Saa

En la inagotable superstición del peronismo, a través de la unificación de los federales que se nucléan detrás de Reutemann, emerge otro afectado. Es la dupla de los Rodríguez Saa, del Estado Libre Asociado de San Luís, los que son fuertes, apenas, en San Luís. Marchan hacia el papelón de una elección donde no pueden extenderse, con respetable solidez, en ninguna parte. Al menos para justificar la veleidad de una pendiente proyección nacional.

En la provincia sacarán los votos que aporte Rico, en San Miguel, y los que pueda arrastrar la señora Constanza Guglielmi, pero con una estructura mínima. Y en la metrópoli, a pesar de la alianza con el significativo olazabalismo -que conduce Jorge Pereira de Olazábal-, marchan, frontalmente, hacia el desastre. Pero parecen distraerse con la secreta intención de ajustar misteriosas cuentas internas. Por el ajusticiamiento mentado de Lusquiños, al que promueven como candidato a diputado nacional. A los efectos de competir, a lo sumo, con la señora Vilma Ripoll, o con Heller, quienes se benefician del renunciamiento de Moisés Ikonikoff, de Telerman y Guillermito Cherasny.

Los Rodríguez Saa, según nuestras fuentes, colocan en el primer plano a Lusquiños, pero para que pierda. Y brindarle después, a lo sumo, conchavo como asesor. Como jefe de gabinete de asesores de Olazábal, el Embajador, en la Argentina, del Estado Libre Asociado de San Luís.

Para finalizar, que conste que el 29 de junio se penetra en el vago territorio de la incertidumbre. Que entre el 29 de junio, y el 10 de diciembre, el funcionamiento del Poder Legislativo queda entregado a las variaciones del esoterismo. El resentimiento de los que se van sin renovar, complementa la tierra de nadie de los que aguardan seis meses para asumir. Garantía que el Parlamento se entregue al jubileo delicioso de la inexistencia. Semejante, en cierto modo a la intrascendencia actual. La peor versión de la parálisis.

Oberdán Rocamora

para JorgeAsísDigital

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