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Dilemas

SALA DE EMBARQUE (III): Duhalde, Macri, De Narváez, Scioli, Cobos, Solá, Balestrini, Chiche y aquellos mates con sacarina.

Oberdan Rocamora - 7 de octubre 2008

Miniseries

Dilemasescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, exclusivo de JorgeAsísDigital

Espadas de Macri consideran, con sólidos fundamentos, que Duhalde «fue».
Que Negro, o el Piloto de Tormentas, persiste totalmente cubierto por la pátina del pasado.
Idea que el propio Duhalde comparte, pero con ostensibles deseos que la realidad lo desmienta. Y que el litigio político se limite al dilema de superar un simple obstáculo verbal. Cuestión de conjugaciones.
El pretérito «fue» debiera poder sustituirse por el presente «es».

Pese a los esfuerzos invalorables de Miguel Ángel Toma, la relación Duhalde-Macri se encuentra estancada. De Macri, a Duhalde lo atrae el interés por los guarismos de aprobación en la provincia.
«Pero lo tiene a Mauricio como uno más del pelotón», nos confirma una Garganta macrista. Aunque el vocablo «macrista» implique un exceso optimista del lenguaje.

Llave en mano

Al generar expectativas de poder real, a Macri, la sustancial provincia de Buenos Aires le presenta otro dilema. Armar algo nuevo o comprar el armado hecho. Llave en mano.
El armado servido es lo que tienta, a los allegados más pragmáticos, para arrimarlo a Duhalde.
Pero a Macri dista, según nuestras fuentes, de seducirle la idea. Prefiere la flotación.
«Macri quiere que le demos los votos, pero sin que podamos aparecer», nos sintetiza una Garganta desairada del duhaldismo (otro exceso semántico).
Transmiten la irritada sensibilidad de Negro. Disgustado porque Macri se resiste a figurar a su lado. Hasta en la expresividad de una fotografía. En un momento donde las reuniones dejaron de ser pretextos casuales.
Los duhaldistas repiten que, para evitar juntarse con su jefe, Macri desistió de asistir al cotillón anual de Luisito Barrionuevo. Ni siquiera pasó para saludar, como acostumbra, en el persistente «toco y me voy», del hombre requerido, siempre ocupado, aunque sólo lo espere el televisor.

La hiedra

El conurbano bonaerense, en la actualidad, está mayoritariamente arrendado por Kirchner. Aún abona las mensualidades. Aunque los intendentes, con las obras suspendidas, mantienen la pituitaria lo suficientemente adiestrada para los imprevistos. Capacitados para tomar distancia, en el momento justo.
Balestrini y Scioli, en ese orden, son los cuadros principalmente atendibles de la provincia más compleja. El segundo, Scioli, por la imagen positivista que irradia la agotable ideología del vitalismo. El primero, Balestrini, por la acumulación de los fierros definitorios de La Matanza.
Ambos se mantienen adheridos a la estrategia que les marca Kirchner.
Acaso afectado por el síndrome de Estocolmo, Scioli, el titular de la Línea Aire y Sol, es quien se encuentra más ligado a la pared de Kirchner. Como en el bolero La Hiedra. Con fe, siempre para adelante con el Estado Social Activo. Cautivado por la atracción que ejerce, en Scioli, aquel que lo sometió.
Al Kirchner que Scioli, desde hace dos años, salva. Al extremo de sugerir que los Kirchner se sciolificaron. Que son scioli-dependientes. Y que el conductor de La Línea Aire y Sol es el único que puede continuarlos, con la certeza que podrán disfrutar de los ahorros, sin el riesgo de residencia en Marcoz Paz.
En cambio, Balestrini mantiene la mirada sabiamente concentrada en el horizonte.
«Conoce de memoria el significado de los vientos, con sólo contemplar las hojas» (frase que desinteresadamente el Portal aporta, para el clima analíticamente dominguero del poeta Joaquín Morales Solá).

Rosas tatuado

Para las legislativas del 2009, el candidato de Duhalde, en la provincia, es el líder temiblemente natural. El caudillo popular Francisco De Narváez. El Neo-Restaurador Rosas, tatuado en el cuellito.
A Macri lo presionan para que también se incorpore al proyecto del Restaurador. Mantiene la comodidad del paquete armado, listo para ser consumido en el delivery del 2009. Sin el menor esfuerzo de elaboración. Con la zanahoria presidencial del 2011.
Pero Macri y De Narváez, socios en la aventura del 2007, hoy se encuentran distantes. Es una relación para tratar exclusivamente en otro despacho.
Y Tito Lusiardo, alias Juanjo Álvarez, de los escasos conocedores estrictos de los secretos de la provincia, tomó ostensible distancia del feroz caudillo tatuado. Sin escenas, fue un adiós inteligentemente amable entre los dos. Para erigirse, en la acrobacia, Lusiardo, en adelante, como el artesano de la estrategia provincial de Macri. Justamente, de alguien que dista de creer en la eficacia de semejantes armadores.
«Porque Mauricio no le da p… a nadie, ni siquiera al ecuatoriano», confirma una Garganta. «Sabe que todos se van a quedar en el camino, y que él va a seguir».
Sin embargo los duhaldistas despechados le atribuyen a Tito Lusiardo la idea del distanciamiento de Macri. De no darles cinco de p… a las señales disidentes del Movimiento Productivo.
Ocurre que, si Macri acepta la trampera del paquete armado, envuelto y con moño verde, puede quedarse, según la teoría lusiardista, como un mero instrumento de la estrategia de Duhalde.
En ese caso, el que «fue» es Macri.
Porque Duhalde es, para el dilema del 2011, si le alcanza, un competidor. Nunca un impulsor. De nadie. Suficiente con haber impulsado a Kirchner.

En el esquema, que los rosistas tatuados, y los duhaldistas compungidos, le atribuyen a Tito Lusiardo, Macri puede participar, a lo sumo, del amontonamiento de candidatos que se mezclan en el mazo de Duhalde. Ser otro más, aunque un comodín destacado. Enredado en la competencia para medir mejor.
Incomodidades de carecer, en el conurbano impenetrable, de estructura propia. Para conseguirla,  hay que ponerse a «caminar». Como aconseja paternalmente Corach, a quienes van a pedirle consejos.

Ocurre que, dentro del mazo de Duhalde, hay lugar hasta para Pan de Leche. Pero se le da juego, en simultáneo, a De la Sota.
Como aquel hombre de Scalabrini, el cordobés está solo y espera.
Pero también Duhalde estimula el misterio de la alianza estratégica con Cobos.
Justamente, es Cobos quien garantiza la estabilidad de Kirchner, hoy en la sala de embarque. Porque, ante el riesgo que Cobos sea el sucesor, para colmo con el apoyo eventual de Duhalde, abundan los demócratas improvisados que se fuerzan por encontrar, en Kirchner, algún dato rescatable que incite a sostenerlo.
De yapa, para completarla, Duhalde participa de alquimias con otra baraja. Felipe Solá.
Pero el único rival, estratégicamente entero, es Macri.
En esto coincide Duhalde con Kirchner.

Felipe

Felipe es otra baraja que también busca proyectarse entre los claros de las mesas. Le cuesta, a Felipe, armar los atajos. Su dilema consiste en que ya tiene cubierto el 2009, porque padece el mandato de legislador, hasta el 2011. Trascendió tardíamente, a propósito, una alquimia demencial, para ser exactos cuando ya estaba descartada. Que a Solá podría brindarle presencia en el 2009, la escala para el 2011. Consistía en renunciar a la diputación, que conquistó en el 2007, como candidato de cabecera de Kirchner, para postularse en el 2009, como primer candidato antikirchnerista.
«Con esa dinámica, en el 2011 Felipe puede anotarse como candidato de Carrió».
Felizmente, el delirio se aplacó enseguida.
En cambio, al caudillo popular De Narváez se le acaba la beca legislativa. Mantiene asegurada la pantalla de su pertenencia, para renovar en el 2009. E invertir, dentro del mazo de Duhalde, al plazo fijo de la gobernación, en el 2011.

Dilemas del peronismo conyugal

Dilemas del juego que se abre si los Kirchner superan la instancia de la sala de embarque. Y en vez de partir, acaso para cuidar los dos sótanos de Gallegos, o hacia el Principado de Liechtenstein, despeguen definitivamente. Y compongan, de una vez por todas, un gobierno de verdad, con la colaboración providencial del desastre financiero internacional, que diluye cualquier fracaso.
Para que el riesgo de la sucesión de Cobos se convierta en otro comentario de frutería.
Ante la posibilidad del Cobos anticipado, en las fruterías ya se descontaba que Pampuro, el vigoroso crédito del Portal, triunfador del Concurso Tweety Carrario, volvería a la función de senador raso. Para que la Presidencia Provisional del Senado, en todo caso, sea ocupada por la antigua receptora de aquellos conmovedores mates con sacarina. Los que Pampuro, con la legitimidad del gran pediatra, solía cebarle, en la inolvidable cocina de Lomas de Zamora, a la señora Hilda González de Duhalde.
Demasiado presente, la señora Chiche de Duhalde. Acaso a su pesar. En los escenarios conjeturales donde se plantean distintas anticipaciones.
Aunque suena su nombre, directamente, para la posteridad del 2011.
Cobos-Chiche Duhalde.
El dilema de Cobos es románticamente dramático. Digno de Shakespeare.
De ser en el 2007 el partenaire de La Elegida, pasaría a tener, de partenaire, en el 2011, a la señora Chiche.
Aparte de ser radical, Cobos, pobre, mantiene un destino signado por las desventuras del peronismo antagónicamente conyugal.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital

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