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Alma en orsai

Sobre un gobierno ontológicamente corrupto, con funcionarios mayoritariamente decentes.

Jorge Asis - 19 de agosto 2008

Cartas al Tío Plinio

Alma en orsaiTío Plinio querido,

Si se marchan, se los va a extrañar.
Se estrellaron, justamente en medio del estrellato.

Movieron pasiones demasiado fuertes.
Podrían aguardar un epílogo ostensiblemente épico. Menos pedestre que la reglamentaria sustitución institucional. Por otro adicto al atletismo.
Como dice Rocamora: «Por alguien que superó las marcas olímpicas de Ruckauf».

En la proximidad del ocaso, a estos muchachos se les debe exigir, tío Plinio querido, una magnitud superior.
Reminiscencias de Eva Braun. Tendencias expresivamente costumbristas, que instigan hacia el imaginario de los Ceasescu. Influencias severas del dramatismo ejemplar de Allende. O la adicción hacia la tragedia pintoresca, anticipatoriamente boliviana, de Gualberto Villarroel (Consultar, en todo caso, la erudición fast food del Google).

Extiéndese, abarcativamente, la idea que ellos quieren irse.
Partir por propia voluntad. Sin alteraciones para las osamentas. Antes del estallido autónomo del desastre generado.
El objetivo empírico de rajarse explica, según esta óptica, que ellos hagan todo obcecadamente mal.

La sospecha, por haberse extendido, deriva en un lugar común. Con despreocupada confidencialidad, la divulgan los pesimistas desconcertados del oficialismo. El que, abruptamente, se extingue.
Paralizados por la impotencia, los leales asisten al espectáculo autista del desmoronamiento.
Los que pugnan por la sobrevivencia prefieren impulsar precipitadas distancias gráficas. La fórmula, directamente aconsejable, consiste en señalarlo culposamente a Moreno.
Hay licencia para agraviarlo a Moreno. Canilla libre. Moreno contiene.

Ocurre que los choferes saben, tío Plinio querido, que El ya se quiso rajar. Que arrugó, con su habitual dureza. Durante aquel jueves de insomnio legendario.
Estos muchachos no se aguantan otro catarro. Ningún atisbo de flamante valija de Antonini. Ninguna acelerada al boleo de otro Varizat.
Tampoco se aguantan las derivaciones de la generosidad del pobre Forza.
Y desde el aire, Aerolíneas Argentinas presenta el contradictorio aspecto de una fosa.
Cualquier tos convulsa, en adelante, se los puede llevar puestos. Legitimarles el objetivo, empíricamente instalado, de escaparse.
La señora Hebe de Bonafini no puede impedir la partida programada. Aunque la ayude Manusovich.

En cualquier parte comentan que ellos se quieren ir. Hasta en la verdulería de la feria. Mientras la tía Edelma seleccionaba los alcauciles, para la tarta.

Seminario

En su precariedad conceptual, estos muchachos desataron un fenómeno político de altísima complejidad.
Para tratarlo antes que se vayan, improbablemente en el 2011. En los seminarios privados que patrocina el Portal. Que se le cuentan por correspondencia.
Cuando se vayan, van a ser insistentes sujetos de tesis doctorales. Habrá que indagar, académicamente antes, acerca del fenómeno complejo.
En definitiva el Portal siempre, tío Plinio querido, se adelanta. Subsistió, hasta aquí, el envío 500, en posición adelantada. Igual que «el alma» del Ché Bandoneón, de Homero Manzi. «Está en orsai».

[youtube]bNlLNwDhesk[/youtube]

Descalificar los logros, de estos muchachos, es una errónea torpeza.
Trátase del gobierno ontológicamente más corrupto de la historia, pero compuesto por funcionarios mayoritariamente decentes.
Por vocación o por imposibilidad. Proliferan los funcionarios que ni siquiera la ven pasar. Es la primera complejidad analítica a examinarse.
Cuesta abordar la grata enumeración de los nombres registrados como irreprochables. Decenas de funcionarios que suponen participar de una estética fundacional. Del replanteo del modelo de redistribución. Se ubican en la fila de los otarios, mientras los privilegiados se enriquecen. Aluden al manoseo de la reparación generacional. Al ajuste injusto de cuentas generacionales, con la historia. Mientras los privilegiados se forran.

Cuando los sustituya el hombre del jogging, el tono va a ser francamente monocorde. Aliancista, con la mediocridad consensuada. Habrá que arriesgarse a convivir con la presumible oxigenación de otros personajes. Equilibristas que levantan sus cabezas. Abren las manos.
Lejos de representar las soluciones, infortunadamente los equilibristas tienen que ver, tío Plinio querido, con el agravamiento de los problemas.
¿Se da cuenta por qué es necesario el Partido Digital?

Incisiones

En la sociedad moralmente desguarnecida, estos muchachos produjeron, para operar, dos incisiones profundas de condenación. Revolvieron en los setenta y en los noventa. Para atropellar, a los maltratos, por el medio. Contra los culpables que abundaban entre ambas orillas.
Con piadosos atributos conceptuales, supieron cargarse la sociedad al hombro.
Una sociedad entregada. Inconcebiblemente mansa. Una sociedad que de pronto madura. Y que, al fin y al cabo, los pudo digerir. Para atreverse al deseo inconteniblemente aliviador de eliminarlos. Sacárselos, por hastío, de encima.

En una incisión, mientras recaudaban, permitieron que saltara la mugre contenida de los setenta.
Emergieron los dolores que se encontraban convenientemente ocultos.
En la otra incisión, ellos avanzaron con los efectos residuales de los noventa.
Por derivaciones de la primera incisión, supieron explotar la cuestión hipersensible de la impunidad. Reabrieron tendenciosamente las heridas divisorias. Juzgaron, reencarcelaron. Se enriquecieron.
En la segunda incisión, avanzaron con las condenas económicamente recriminatorias. Contra los entregadores del patrimonio nacional. Mientras tanto, incrementaban sus patrimonios.
Dos ejes, eficazmente fundacionales, de retórica adversidad. Contra la impunidad (los setenta) y contra el neoliberalismo (Los noventa). Incisiones fundamentales para contener el objetivo implícito de recaudar mejor.
Hasta aquí, ya a punto de hundirse, navegaron un río ancho con dos orillas diabólicamente visibles.
En una, se encontraba la perversión del Proceso.
En la otra, los procesados.

El resultado fue, tío Plinio querido, doblemente nocivo.
Para la causa de los derechos humanos, que se enfrenta con el estigma del retroceso, estratégicamente inevitable.
Zona bastardeada, groseramente banalizada. Utilizada como escudo.
Simulacro para fortalecer el Sistema Recaudatorio de Acumulación.

Con el desborde de la Caja, ellos se atreven a corromper, si se los deja, hasta a las Niñas de Ayohuma.

Costará, bastante más, resolver las consecuencias de la segunda incisión. Abandonar la placidez del aislamiento. Para lucrar con la carencia aparente de testigos.
Entre la incredulidad de las oscilaciones, habrá que improvisar pilares, para sostener alguna economía racionalmente elemental. Que incite, al argentino, a no asumirse, resignado, como un garca, irreparablemente colectivo.

Tía Edelma tendrá que esmerarse para seleccionar los alcauciles. Y elegir sólo aquellos que tienen sanamente entero el corazón.
Para terminar, modere el consumo del Malbec. Sobre todo porque Victoria sostiene que los alcauciles atenúan, hasta anularlo, el sabor del vino.

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