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Descenso de Racing

Kirchner tiene que dedicarse a salvar a Racing, y dejar gobernar a La Elegida.

Dante Lucero - 2 de junio 2008

Asis Deportes

Descenso de Racingescribe Dante Lucero Peña
especial para JorgeAsísDigital

Con la arbitrariedad que legitima una nota eficaz, se sintetiza la angustia nacional a partir de tres ejes dramáticos, que interactúan.

1.- ¿Qué hacer con Kirchner? ¿Dónde ponerlo?
2.- La transversal «crisis del campo», que afecta la economía, hasta paralizar la sociedad.
3.- El probable descenso de Racing.

Kirchner (drama 1) tendría que dejarla gobernar tranquila a La Elegida.
La eventual metida de pata, por haberla escogido, es, a esta altura, democráticamente insoluble.
Similar a la metida de pata de Duhalde, por haberlo designado candidato a Kirchner.
En adelante, Kirchner tendría que dedicarse a las causas nobles. Por ejemplo, evitar el descenso de Racing (drama 3).
Al atemperarse la nocividad obsesivamente copadora de su presencia, y su tendencia innata hacia la agudización de confrontaciones innecesarias, puede inmediatamente encontrarse la solución a «la crisis del campo» (drama 2).

Sin Kirchner para conspirar, desde el Estado Mayor del PJ, contra el gobierno de La Elegida, el acongojante conflicto agropecuario se resuelve en medio día. Con la nostalgia monótona de un asiento contable.

La promoción

Salvar a Racing del descenso. Es la faena altruista que Kirchner debería encarar. Dignamente enaltecedora. Aunque parezca imposible, en esta instancia del campeonato, evitar la adrenalina de «la promoción».
Sin tomarlo como anticipado consuelo, «la promoción» implica participar del torneo más apasionante que jamás imaginaron los griegos.
Confronta el hambre de los que pretenden escalar, con la desesperación de los que necesitan mantenerse.
En el caso, indeseablemente fatídico, que Racing deba descender, Kirchner emerge entonces como el factor desequilibrante que garantice la epopeya de la reconstrucción.
Al descascaramiento se le impone el apuntalamiento.

Con su conducción activa, Kirchner puede apuntalar a Racing.
Una tarea más grata que la de acelerar, a través de los volcánicos desequilibrios, el desmoronamiento del gobierno de La Elegida.

Galera

Junto al extravagante contador Galera, inestimable colaborador del sustancial Neolopecito, Kirchner puede resultarle, al Racing Club, más útil que al ateneo atrasador del corporativo Partido Justicialista.
Porque el peronismo también, de la mano de Kirchner, marcha, igual que Racing, hacia el descenso. Pero sin el consuelo envidiablemente griego de ninguna «promoción».
Referenciado en El Neolopecito, siempre Galera supo fortalecer, para beneficio de Kirchner, las marroquinerías hipersensibles del espíritu.
No es entonces casual que Galera disponga, según nuestras fuentes, de varios millones de dólares para rescatar a la gloriosa institución, Racing Club. Para alegría, académicamente póstuma, de Mario Boyé, del Tucho Méndez. Y del ángulo inolvidable de Cárdenas al Celtic. O aquellos legendarios paisanos Simes y Sued. O para los deslizamientos de Manfredini que desataron la adolescente algarabía de Sergio Renán, de Bernardo Neustadt, antes que naciera Melconian, y cuando eran muy chicos Guillermito Cherasny, Distéfano, o el pelado Lalín, los hermanitos Ginés y Roberto García, Vicente Massot, o el Nacho Bracht, y Mariano Cúneo Libarona, que tal vez nunca presenció los patadones indescifrables de Dellacha, o la calidad casi recatada de Palito Balay.

Con la causa noble que se propone, Kirchner puede salvar tres descensos simultáneos.
El de Racing, sobre todo.
El de La Elegida, que debe llegar, a pesar de Kirchner, al 2011.
Y el descenso del peronismo, que con asiduidad suelen vaticinar los adversarios. Los que no pueden gestar, seguramente por culpa del peronismo, ninguna propuesta superadora.

Dante Peña Lucero
para JorgeAsísDigital

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