Menú

El golpe

Kirchner gobierna el país desde el PJ.

Osiris Alonso DAmomio - 25 de abril 2008

Artículos Nacionales

El golpeescribe Osiris Alonso D’Amomio
Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsisDigital

Kirchner provoca un golpe de estado conyugal.
En adelante gobierna -como concesión, cogobierna-, a la Argentina, desde la construcción presidencial del Partido Justicialista.
Pudo percibirse ayer. Con el esclarecedor exabrupto de Ezeiza. Donde se consagró la partida del ministro fusible, como fue definido por el Portal. Blanco móvil, con la dimisión a plazo fijo.
Al contrario de las visiones tremendistas que circulan, puede arriesgarse que Kirchner, como buen duro en el arte de arrugar, va a arrugar, otra vez.
Lo certifican los ataques, inadmisiblemente bestiales, a los productores agropecuarios. La caravana de descalificaciones agresivas sirven, sencillamente, para preparar la antesala de la gran negociación. La furia de Ezeiza oculta, en cierto sentido, la capitulación. Es de esperar que el presente deschave argumental no produzca otro arrebato de furia, destinado a modificar, otra vez, la estrategia. Si es repetido, el argumento, por algún medio más masivamente temible.
La rendición recatada representa el significado más explícito del cambio anunciado de Lousteau.
Debe quedar, el pobre Lousteau, como el irresponsable que introdujo, al gobierno delegado de Cristina, en el laberinto de las retenciones móviles.
Del que Kirchner, con el estilo providencial, debió rescatarla.

Partido y Gobierno

Lo gravitante surge sólo cuando se rasca la cascarita de la anécdota.
Kirchner supera, de prepo, una contradicción sustancial. La que expresan las relaciones, generalmente complejas, entre las autoridades del Partido y del Gobierno. Sobre todo cuando ambas participan de la misma identidad.
Por pedantería intelectual, el Partido Justicialista suele ser comparado, con usual frecuencia, con el Partido Revolucionario Institucional, de México. El emblemático PRI.
Sin embargo, a nuestro criterio, la equivalencia continental más acertada puede encontrarse en el Partido Colorado. Del vecino Paraguay. La idea merece un artículo especial, que se promete.
Aceptablemente, el desvencijado aparato del PJ, como lo fueron el PRI y el Partido Colorado, es, ante todo, una estructura pragmática de profesionales del Poder. Capacitada para ocupar la totalidad de los espacios disponibles. Y adaptarse, permeablemente, al paladar del eventual Conductor.
El PJ es uno de los escasos productos, satisfactoriamente culturales, del Ejército. Desde su origen, fue armado desde el Poder. Para administrarlo y, a veces, conducirlo. Es el caso del patológico PJ actual, sazonado al gusto corporativo del presidente repentinamente desocupado. Kirchner.
De ningún modo el objetivo consiste en la formación de cuadros. Para tonificar, convertidos en funcionarios, al gobierno.
Basta con revisar superficialmente sus autoridades para percibir que el mecanismo es, para ser exacto, el inverso. Porque es el gobierno, aquí, el que le proporciona los cuadros al Partido. Hasta colmarlo de funcionarios «eufóricamente jerárquicos».
Entonces Kirchner establece, entre Partido y Gobierno, una relación de circuito cerrado. Los dos, Gobierno y Partido, le pertenecen.

Valiums

Con el pretexto de identificar al Justicialismo como pomposo Movimiento, el PJ solía reducirse, hasta abril del 2008, a la concepción de mero instrumento electoral.
Estructura para desempolvar, apenas tres meses antes de las elecciones. Para desactivarla, junto a la ceremonia emotiva de los juramentos. Hasta la próxima elección.
Cuando el PJ alcanza, como es habitual, la exclusiva posición que le pertenece, o sea de gobierno, suele ser, aconsejablemente, adormecido por el Presidente de turno.
Para que no se obstaculice, desde el Partido, la acción del Gobierno. Con elementales auditorías tácitas. Con presencias fiscalizadoras. Como aquella que intentó Cafiero, con prestancia de corbatas, durante el primer año de la presidencia de Menem (Lo visitaba Cafiero una vez a la semana. Menem, a propósito, sin recurrir al valium, se le dormía).

Ocurre que el control del aparato partidario en general condiciona, y hasta entorpece, las decisiones del Ejecutivo.
Para desactivar al PJ, Menem, por ejemplo, supo aplicarle un valium contundente. Lo dejó, durante años, a cargo de Alberto Kohan.
Igual que hoy, la sede de Matheu, entre Alsina e Yrigoyen, era escenario, de vez en cuando, de algún asado con marchita. Y funcionaba, a lo sumo, los martes por la mañana, la comisión de Relaciones Exteriores que comandaba Eduardo Menem. Con la asistencia de Luisito Rubeo.
El método valium le sirvió, a Menem, para gobernar los diez años. Con el partido levemente adormecido. Y para mantener conformes a la sucesión de caudillos del aparato. Los que revoloteaban, cargados de presente. Que planificaban sus proyectos mientras se esmeraban en el equilibrio, signado por los dos conflictos sustanciales que movilizaron aquella década. Hasta estropearla.
Primero fue la dinámica del conflicto Menem / Cavallo. Entre el 92 y el 96.
Desperdicio que fue suplido, desde 1996 hasta el 2003, por el conflicto más letal en la historia contemporánea del peronismo. El entablado entre Menem y Duhalde.
Sólo como emergente del último conflicto es que irrumpe Kirchner. Quien utiliza, en los primeros tiempos, para su relación con el PJ, un método adormecedor que supera al valium de Menem. Porque Kirchner desactiva enteramente al Partido, al extremo de propagar búsquedas transversales. Y atreverse a crecer personalmente, a través de la degradación del Partido que representaba.

Activación

Por lo tanto Kirchner, desde el Gobierno, transfiere el control del Partido, a la conductora fundamental. La doctora Servini de Cubría. Con la convicción incuestionable que el Partido debía ser dirigido exclusivamente desde los Tribunales. Para que el Partido, a través de la inexistencia institucional, no obstaculizara, ante todo, las imposturas de su presidencia.
La desactivación del PJ culmina con el abandono de Kirchner de la formalidad del Gobierno.
Y con el innovador enroque conyugal, que desafía la jurisprudencia de las ciencias políticas.
Al delegar el atributo nominal del poder en la señora Cristina, se lanza a la aventura política de reconstruir la existencia partidaria, a partir del manejo total de los resortes económicos del Poder. Para instalarse, en adelante, desde el pejotismo. Del que solía burlarse.
Hasta hacer, el Partido, con la plastilina de su antojo. Perfectamente corporativo. Rodeado de transitorios incondicionales que se rinden ante sus virtudes.
Para convertir al Partido en un instrumento de dominación del gobierno.
El golpe funcionó.
Kirchner, hoy, gobierna, desde el Partido. El atril del Salón Blanco se suplanta, sólo cuando sea necesario, por la inauguración de cualquier unidad básica. Como lo demostró ayer, en el distrito de Ezeiza.
Sin que la desplazada (por no decir aún la derrocada), tan diluida y esfumada, no se de, siquiera, la pobrecita, cuenta.

Osiris Alonso D’Amomio
para JorgeAsisDigital

Relacionados

La delincuencia al poder

La justicia argentina tampoco se queda atrás en el vasallaje del ridículo. ¿Y si les vuelve a ganar?

Oberdan Rocamora - 11 de noviembre 2024

Lucha por el poder en La Pajarera

Acaso peronismo sea todo aquello que subsiste después de las declinaciones de las modas dominantes.

Oberdan Rocamora - 7 de noviembre 2024