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El «Alberto Supershow»

Conformación del elenco estable aprobado por Hugo Moyano.

Jorge Asis - 15 de noviembre 2007

Cartas al Tío Plinio

El Alberto SupershowTío Plinio querido:

El Cesarismo Conyugal se obstina en mostrarse de acuerdo a los lineamientos del Portal.
Con la anticipada composición ministerial, los ansiosos Kirchner divulgan la tesis rectora.
Se asiste a «La Renovación de la Permanencia».

Percíbese, en principio, que la Ciencia superó, otra vez, a la Cultura.
Porque obtiene, la Ciencia, categoría consagratoria de ministerio. Mientras la Cultura se estanca, en el punto muerto de la prescindible secretaría.
Languidece, tío Plinio querido, la Cultura. En la siesta dilatada del aburrimiento gestionario.

El Pendex

La gran vedette del elenco, del Alberto Supershow, es, invariablemente, Loustau.
El Pendex, para Economía.
Trátase del nieto irreconocido de aquel wing izquierdo de River.
Antes de castigarlo, de desacreditarlo por el pecado, aún subsanable, de la juventud, al Pendex hay que brindarle, tío Plinio querido, al menos, la oportunidad de equivocarse por sus propios medios.

El Killer

Segunda vedette, del Alberto Supershow, es Florencio Randazzo. El Killer, en Interior.
Trátase del sobrino de aquel fugaz centrodelantero de Boca.
Randazzo irrumpe para activar el severo desconsuelo del titular de la Línea Aire y Sol.
Porque Scioli, el gobernador, sabe, con bastantes fundamentos, que Randazzo, el ministro felipista que aspiraba a ser gobernador, está puesto, por el poderoso Alberto, el jefe del show. Con el objetivo presumirle de acotarle, a Scioli, las jactancias de proyección.
Para fiscalizar, de inmediato, las mentadas diferencias que persisten en la plana mayor del airesolismo sciolista.
Entre el hermanito, Pepe Scioli, próximo secretario general, un elemento imbuido de una ligereza extraordinaria. Y Perelmiter, próximo ministro de Economía bonaerense.
Perelmiter es, tío Plinio querido, el contador, desde el tiempo inmemorial.
Desde cuando Scioli se dedicaba, con suerte bastante relativa, a la abnegada venta de licuadoras.
Por otra parte, Scioli sospecha que Randazzo debe conocer, con sigilosidad de detalles, las características pasionales de sus inquietudes. Por ejemplo, del tierno reclamo de erogaciones involuntarias. En constante espiritualismo verde. Frontalmente dirigidos hacia los profesionales del ludismo.
Para las travesuras operativas, para los ensayos de dragados y conspiraciones varias, Randazzo es, y lo sabe Scioli, el ministro ideal.
Entre las sinuosas paredes de su biografía, Randazzo suele exhibir, en sitial de privilegio, la enorme cabeza, cruelmente rebanada, de Duhalde.
Y cuentan que Randazzo, El Killer, mantiene reservado el espacio suficiente para colgar, en un lapso prudencial, tío Plinio querido, otra cabeza.

Educaciones comparadas

Sin embargo, es en el ámbito de la Educación donde la señora Cristina, a través del «Alberto Supershow», gana con inconmensurable amplitud.
De lejos, la solvencia formativa de Tedesco, supera al estructuradamente inofensivo psicobolcheviquismo de Filmus.
Si Tedesco se ubica, a la altura de los antecedentes, aunque le disguste al amigo Zuleta, puede sorprendernos.
Al aplicar, en la práctica, tío Plinio querido, el arsenal inagotable de conocimientos. Sobre, por ejemplo, las educaciones comparadas. Sin las interpretaciones que supo lucir en Ginebra, traducido a los cinco idiomas de trabajo.

Sin anestesia

Desde la potestad del ministerio, Ginés fue promovido, sin anestesia, hacia el descenso precario de una concejalía.
Carece, Ginés, extrañamente, de la súbita valoración que logró sostenerlo a Tomada.
Aparte, Ginés se retira, escandalosamente deshonrado. Por la magnitud de la sucesora escogida. Representa, la sucesora, el antecedente ineludible de Borocotó.
La señora Ocaña, tío Plinio querido, es una difamadora de agravio fácil.
Suele ensuciar, aunque después se arrepienta, a canilla libre.
Sin embargo la pobre se obstina en no disculparse. Víctima de los excesos de la propia oralidad.
El próximo juramento de Ocaña facilita el regreso del Calcagno Junior. Y del escudero, el buen amigo Ortiz Amaya. Desde la embajada en París, hacia el Senado de mármol.
Facilita Ocaña, aparte, la eventual partida, hacia París, de Felipe Solá.
Es Solá el jarrón chino de la transición. Providencialmente, podrá convertirse en embajador.
En todo caso Solá podrá volver, desde París, como Marcelo Torcuato de Alvear. En la antesala de la presidencia de la república. O tal vez como el inquilino anterior, Archibaldo Lanús, aquel gran recibidor que pudo reinstalarse como candidato a senador de los Barros Schelotto. O los Rodríguez Saa.

Límites del Supershow

Gracias al temible Moyano, Tomada pudo permanecer en Trabajo. Sin resignarse al beneficio tranquilo de la diputación. Banca que le cede, involuntariamente, a Dante Gullo.
En adelante Gullo podrá demostrar, con fervor, en su currículo, la existencia de un trabajo.
Aunque Tomada hubiera preferido, según nuestras fuentes, distenderse en el páramo multitudinario del parlamento. Y que lo reemplazara, en Trabajo, Aníbal Fernández.
Pero Trabajo signaba, tío Plinio querido, un límite infranqueable para el Supershow del Alberto.
Conste que Alberto lo prefería, en Trabajo, a Capacchiolli, que es una especie de Chacho Álvarez del sindicalismo.
Mientras tanto Moyano, sumido en la faena cotidiana de apretarlos, pretendía ubicarlo al doctor Recalde. Es el abogado impasable. Condenado por la eficacia de sus sobreactuaciones laboralistas.
A quien nadie pedía, en el fondo, era a la viceministra. A Norma Rial.
Porque Kirchner, a la señora Rial, vaya a saberse por qué, siempre le saca una bolilla negra.
Se explica entonces que sólo Tomada pudiera garantizar la «renovación de la permanencia».
Infortunadamente, tío Plinio querido, nadie pregunta por la incertidumbre de Alberto Iribarne.
Un Ministro con perfil demasiado bajo. Pero Iribarne logró, a pesar de todo, conciliar una hazaña. Que su ajusticiamiento pasara casi inadvertido.
Lo suplanta, a Iribarne, en Justicia, el Aníbal. Que se lleva, doblada bajo el brazo, desde Interior hacia Justicia, la Seguridad.
Justo cuando parecía que Aníbal iba a preocuparse por las irrelevancias de Defensa. Problemática, en definitiva, la defensa, que a nadie le importa.
Persiste, por lo tanto, la señora Garré. Con tal de quedarse, Garré hace lo que Kirchner le pida. Sobre todo con las humillaciones sin fondo de los militares. Políticamente tan redituables para confirmar, tío Plinio querido, la chapa más apetecible. La de progresistas.
Aunque las capas medias, tan altivamente soberbias como ferozmente ingratas, les voten, después, en contra.

Contención

Por último, con excesivo amateurismo, el conglomerado de los opinadores se ocupa de la permanencia de De Vido.
Para el Portal, la vigencia de De Vido sólo se explica a partir del despacho de la corresponsal en la Patagonia. La colega Serenella Cotanni. Fue publicado ayer.
Escribió: «De Vido es el único funcionario que puede contenerlo a Moyano».
A Moyano, «tan luego», diría Borges. En la primera línea del «Hombre de la esquina rosada».
A Moyano, «tan luego». Al hombre que Kirchner tanto le teme. Más que a Dios. Mucho más.
Dígale a tía Edelma que pronto irá a visitarla una amiga del Brother. Es Cecilia, una Contactada. Que tía Edelma le haga el favor de acompañarla a La Casa de las Piedras. Le interesa, a La Contactada, obtener una imagen del Sol de los Comechingones.

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