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Contenido y contenedor

De Vido es el único funcionario capacitado para contener a Moyano.

Serenella Cottani - 14 de noviembre 2007

Artículos Nacionales

Contenido y contenedorRIO GALLEGOS (de nuestra corresponsal, Serenella Cottani).- Comparado con Chimpay, Río Gallegos se asemeja a Nueva York.
Cualquiera puede sorprenderse, por aquí, y por definitiva vez, con la agitación de la interna lupinera.
Según nuestras fuentes, más que confiables, el Superministro De Vido, invariablemente, se queda.
«Es el más peronista de la banda». De Vido, al que llaman «Julito», representa la franqueable «frontera moral». Concepción gutural, puesta de moda por la clásica impostura de la señora Carrió.
De Vido era la frontera que condiciona la continuidad del Alberto, el Fernández. Pilar fundamental del artificio denominado «proyecto Cristina». Si cabe la concesión narrativa de aceptar la existencia del «proyecto Cristina». Como si mantuviera algún nivel de autonomía, separado del único proyecto existente.
«El del Lupo», alias Kirchner.

Cosmética

De Vido mantenía, hasta hoy, gran parte del cuerpo afuera del próximo gobierno.
Aunque se asista a los rigores de la transformación meramente cosmética.
Y aunque sea -De Vido- el único funcionario en condiciones de contener, acaso a fuerza recursiva de subsidios, al temible Hugo Moyano.
Pero se duda que persista, en el alto mando, alguna intención de contener semejante capacidad de daño.
La versión menos atemperada del lupinismo, corporizada por el Alberto, asegura que llegó finalmente la hora de acabar con la influencia incontestable de Moyano. Al que no se lo quiere, como hasta hace dos años, destruir. Se lo quiere atenuar. Imposiblemente atemperar.
Nadie podrá extrañarse que surjan, relativamente pronto, las programadas producciones periodísticas. Destinadas a destacar ciertos reprochables comportamientos del causante. En aquellos años, severamente inagotables, del Proceso. Llamado, preferiblemente, la «dictadura militar».
La decisión de acotar a Moyano, oficialmente, se la atribuyen, los más pollerudos, a la señora Cristina. A esta altura, resulta baladí especificar, a los lectores del Portal, quién se encuentra, verdaderamente, detrás de semejante decisión, posiblemente la más riesgosa. La de frenar la influencia del único gremialista capacitado para paralizar el país. Y que mantiene influencia sobre los otros dos gremios ideales para elaborar la paciente gestación del caos. Tema de próximo tratamiento.

«¿A quien le importa, Serenella, que haga huelga un mozo?», nos pregunta, tendenciosamente, una Garganta. «O que entre en el paro un vendedor de puntillas».
Así, cuenta la Garganta, solía llamar Rucci a los empleados de comercio. Los «vendedores de puntillas» que responden a Cavalieri, el superior enemigo de Moyano.

Contenciones

Para sostenerlo a De Vido, el contenedor, difícilmente Moyano, el contenido, decida desgastarse en demostraciones, violentamente incomprensibles, de fuerza. Como por ejemplo la de anteayer, frente a la legislatura porteña. Con el pretexto de resistir la ley más intrascendente. Puntajes para giles, que ni siquiera merecen la movilización de los «pesados».
Si Moyano movilizó la sensibilidad de «los pesados» fue, según nuestras fuentes, por la interrelación de tres motivos fundamentales.
Primero, para marcarle la cancha a Macri.
Para que el romántico cautivador de adolescentes sepa, en definitiva, la magnitud de los bochinches que le aguardan. Si no hace, con «los muchachos» buena letra. Y no brinda la prueba de amor de entregarlo, en principio, en bandeja, al diputado Amoroso (Ocurre que la caja del juego necesita de una miniserie especial, superadora de los márgenes de esta crónica).
Segundo, para proporcionar un mensaje interno hacia la CeGeTé.
Que se sepa, de una vez por todas, quién es el que manda en la calle. Y que se encuentra capacitado para fajar, incluso, a los policías.
Y para asustar, por último, y no sólo de carambola, al cristinismo en ebullición.
A «los pollerudos». Los que se refugian entre las faldas amplias de la señora Cristina. Una manga de agrandados que debieran convencerse, en adelante, que el Pacto Social sólo pasa, si es que pasa, a partir de la conformidad de Moyano. Y de los tres grandes distribuidores gremiales. Armadores eventuales del estigma del caos.
Continuará.

El Neolopecito

En un plano más doméstico, puede decirse que el codiciado lugar de De Vido va a ocuparlo, según nuestras fuentes, el señor José López. Alias El Neolopecito.
Trátase del «tucumano mañero», sigilosamente calculador, prodigio de las obras públicas.
Fue catapultado, oportunamente, por el Portal. Para la gloria indeseable.
Sin embargo, el Superministerio de Planificación mantiene, en el horizonte, un destino de disección. Lo confirma, confidencialmente, cierto calvo honorable, bastante alto, que suele saber más de lo necesario.
«Energía, en la disección, quedará para Cameron», nos dice El Pelado.
«El que ustedes llaman, en el Portal, Rod Cameron. Al que una vez conformaron, según sus certeras informaciones, los cordobeses de Electroingeniería, con un carrito para jugar al golf. Y con un brindis emotivo. Si se lo designa a Rod Cameron es nada más que para complacerla a Cristina. Y el otro pedazo, Obras Públicas, queda nomás para López».
Según el Lupo, el Neolopecito es, en el área, pese a la confabulación de escandaletes que aún no lo rozan, el funcionario que menos se desgastó.

Distancias

Para entender mejor los movimientos del marco nacional, debe tenerse en cuenta, en general, a Santa Cruz. No se trata de un argumento banal, producido por la cronista, apenas para mantener cierto interés en la corresponsalía.
A los efectos de captar la declinación, conste que De Vido se distanció del decisivo Lázaro Báez, alias El Resucitado. Y no fue, según nuestras fuentes, por diferentes interpretaciones de la función social del peronismo.
Baéz es el referente, acaso primordial, del privilegio selectivo. Exponente del «nuevo poder», que se reelige de manera conyugal. Un paladar negro del lupinismo. Un transitorio impune que disfruta de la magia del desconocimiento, inexplicablemente ejemplar.
En materia de paladares negros, Báez se encuentra, en la consideración de Kirchner, apenas un peldaño más arriba que Cristóbal López.
La interna del lupinismo, con sus persistentes reacomodamientos, puede interpretarse, con mayor solvencia, sólo a partir del conocimiento medular de los negocios. De las transacciones que, en adelante, en persona, El Lupo, casi exclusivamente, se va a ocupar.

Al distanciarse de Lázaro Báez, por elementales conductas defensivas, De Vido tiene que acercarse al Rudy Ulloa Igor. Es la otra fuerza viva, excesivamente viva, del lupinismo.
El Rudy interactúa, en tandem, con Zanini, el ideólogo que supone ser un ingenioso constructor de políticas. Al que apodan El Ñoño. Por El Chavo.

La tácita alianza entre De Vido y el Rudy funciona en disidencia con El Resucitado. No se limita, apenas, a la inofensiva presentación de candidatos distintos. Por ejemplo para la elección local, la que ambos perdieron. Contra el imbatible radical Roquel, por la intendencia de Río Gallegos.
El Resucitado, con graves carretillas de dinero, supo apoyar a Raúl Cantín.
Mientras que el Rudy, con la prepotencia del efectivo, y de la comunicación, avaló a Miguel Mayeste.
Pero fue en vano. Roquel volvió a cargárselos, a los dos.

«Calcaterros»

La alianza Rudy-De Vido es significativa porque deriva, sobre todo, en la conformación de eventuales empresitas, racionalmente útiles, para rapiñarle algunos negocios a la insaciable Austral, y sus satélites. O sea, al fantástico emporio que pertenece a Lázaro Báez.
Con el apoyo político del Lupo, según nuestras fuentes, Báez supo deglutirse, como si fuera un salamín del aperitivo, hasta la presuntuosa IECSA.
Trátase de la empresa del ex Padrino, don Franco Macri. El Resucitado absorbe IECSA, a través del presentable «calcaterro». El «sobrino» que solía desgarrarse, entre los conocidos, por las informaciones que supo divulgar, antes que nadie, el Portal. Aunque debió resignarse cuando, similares datos, aparecieron, bastante más tarde, pero con firma honrosamente respetable, en La Nación.
En cierto modo, el gran «calcaterro» exige, casi con atmósfera de súplica, la gestación inmerecida de la propia miniserie. Como las que encara el colega Oberdán.

Normalidad

Con el triunfo compartido, de Peralta y de Cristina, Santa Cruz recupera, al fin y al cabo, la normalidad.
En libertad, Varizat, ya puede ser dignamente nominado para recibir el Premio Nobel de La Paz.

En cuanto a los temas sustantivos, por ejemplo los dos mil millones de dólares en juego, por las represas a construirse para el Río Santa Cruz. El próximo viernes 16, pasado mañana, se entregan los pliegos para la licitación. El Portal, solemnemente, estará presente.
Aunque los ofídicos, las infaltables Gargantas de Gallegos, certifiquen que las obras parecen ya tener sus abnegados adjudicatarios. Antes que sean distribuidos, inclusive, los pliegos.
Por supuesto que Electroingeniería se encuentra, para nuestra tranquilidad espiritual, en carrera. Es la revelación cordobesa del lupinismo. Pero Acosta y Ferreira se abstienen de invitarnos a sus cócteles del Palacio Duhau.
También figura, en las oraciones predigeridas, Esuco. Empresa del inventario, del Alemán Wagner. Un ser sensible que prefiere siempre cobrar. Y nunca figurar en letras de molde. Empresas del comisario que mantienen la medialuna enarbolada, en condiciones de ser mojadas en cualquier tazón. Como Austral, que siempre mantendrá, durante la hegemonía del lupinismo, su venerable sitial de privilegio. Con la concatenación, más menos armónica, de los efectivos «calcaterros».

Serenella Cottani
Continuará

Manténgase conectado.

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La raya

Eduardo Costa debe aprender que con El Lupo no se confronta.

RIO GALLEGOS (especial de nuestra corresponsal, S.C.) Al atreverse a enfrentar al Lupo, en Santa Cruz, Eduardo Costa, el empresario radical, se pasó, como Tabaré, de la tácita raya.

Costa, del Grupo Costa, es titular del Supermercado Hipertehuelche. Especializado en materiales para la construcción, con sucursales diseminadas por la Patagonia.
Y mantiene, aparte, una serie de concesionarias oficiales de marcas de automotores.
En algún momento el Grupo, cuentan las Gargantas, mantuvo una relación casi excelente con el estancado poder contemporáneo. Hasta que Costa tuvo la pretensión, casi insólita, de quedarse con dos «áreas petrolíferas».
Como si Costa ignorara que, aquellas mentadas áreas, se encontraban directamente predestinadas. Hacia las empresas del comisario. En especial las de Lázaro. Y las de Cristóbal.
En versión lupinista, esta frustración signa el verdadero origen del repentino interés político de Costa.
El objetivo, aún más impertinente, de ser gobernador. Un Macri igualmente romántico. Pero patagónico.

En la campaña, El Lupo se sintió afectado, según nuestras fuentes, por el tenor de los discursos de Costa.
Es que El Hipertehuelche solía castigarlo, con cierta contundencia. Donde, al Lupo, le dolía. Entre los hipersensibles fondos, autoritariamente depositados en el exterior.
Costa prometía, a la comunidad, que iba a hacerle rendir cuentas a los responsables de colocar tantas penumbras. Durante tantos años de fantasía. En el circuito, tenebrosamente dibujado, de los intereses.
Sin embargo Costa se pasaba, más aún, de la raya invisible, pero tendida.
Declaraba, por ejemplo, que no le interesaba tanto el asunto de las tierras que adquirían los extranjeros. Que le interesaba, bastante más, las estancias que compraba, en inquietante cantidad, el conductor de Austral. O sea Lázaro. El Resucitado.

Entonces Costa, al Lupo, «lo sacaba».
Es decir, con el Hipertehuelche, El Lupo venía «sacado». Ganarle con Peralta, resultaba insuficiente. El Lupo se proponía un castigo superior, hacia Costa, que el que proporciona la derrota.
Por ejemplo acelerar, sin ir más lejos, la firma del convenio de instalación, en la provincia, de Easy. Es el mayor competidor del Hipertehuelche. Con la firme decisión de afectarlo, comercialmente.
Aparte, en adelante, las empresas en las que influye el peso de Austral, ya tienen, según las Gargantas, orden de no comprar, siquiera, en El Hipertehuelche, el mínimo tornillo.
Sin embargo, se registra aún más presión para el torniquete.
Trasciende, según nuestras fuentes, que General Motors de Argentina no le va a renovar, a Costa Automotores, la licencia de concesionario.
Tal vez sean rumores malignos que imperan en la capital de la provincia lupinista, administrada por los radicales. Sirven, los rumores, para demostrar que Costa tiene que aprenderlo. Que no es gratis ponerse enfrente de Kirchner.
Debe aprenderlo, en adelante, cualquier próximo Costa potencial. Cualquiera que se atreva a entrometerse, sin su aprobación, en el feudo. Sea el provincial, o el nacional.

S.C.

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