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Operativo Clamor

Se viene “La combinada”, en octubre, Macri 2007. A pesar de Macri.

Jorge Asis - 24 de junio 2007

Cartas al Tío Plinio

Operativo Clamor“que nadie confunda esta risa con la alegría”
Tomado de “Flores robadas en los jardines de Quilmes”
Losada, 1980. Planeta, 2007.

Tío Plinio querido:

Conste que no es ninguna expresión de deseos. Es mero análisis político. Con alguna capacidad de conjetura. Total, es país de la política virtualmente conjetural.
Se asiste, desde esta noche de domingo 24 de junio, a las vísperas del Operativo Clamor.
Es decir, llega el turno irreparable de La Combinada.
De todos modos, Macri, el elegido, va a obstinarse en profundizar, con sabiduría táctica, su preocupación por las plazas. Y por el conjunto de voluntarismos, ligeramente inofensivos, muy «pro».

Sin embargo, por la propia dinámica evolutiva, por la creciente ansiedad social, por próximas encuestas y por necesidad mediática, Macri tendrá que asumir, o desechar, el rol que le asigna la historia.
El rol de alternativa opositora, como polo ocupacional del poder.
Pero en la Argentina, la placidez estratégica del 2011, se presenta, tío Plinio querido, como una estación demasiado distante.
El tren de la historia pasa, ahora, con ostensibles deseos de detenerse, por la Estación Macri.
Si el sujeto Macri vacila en treparse, la historia, con su inalterable indiferencia, puede seguirle de largo.
Por la macri-dependencia que desata, al sujeto Macri, a su pesar, la alternativa se le viene, tío Plinio querido, encima, en octubre.

Duro para arrugar

Kirchner, otra vez, demuestra que es un duro en el difícil arte de arrugar.
Siempre nos sorprende. Esta vez, en Buenos Aires, Kirchner arrugó hasta para encarar la campaña sucia que pretendía dirigir.
Se quedó en los primeros amagues, entre los agravios sin ecos, detenido por la contundencia de una encuesta.
Para naufragar, tío Plinio querido, en la resignada opacidad del silencio.
Y en el pretexto triunfal del 40 por ciento. Sostenido, tristemente, en la grosera utilización de los artistas del elenco estable. Movilizados, los vencidos, por la calificación de populares. Decididos a impedir el paso temible de la derecha.

En la etapa plena del descascaramiento, a Kirchner se le quiebra el monólogo. En su desbande, no tendrá otro camino que recurrir al peronismo que degradó. Con la contundente prepotencia del manejo de una caja. Hasta someter, a los peronistas, a la inmovilización institucional, protegida por su favoritismo de ceniza en las encuestas.

En adelante, el vocalista hegemónico tiene que acostumbrarse, sin mayor convicción, a cohabitar con alguien que políticamente es menos apasionado que él. Unificado, apenas, por lo opuesto.
No obstante, podrá sentir la fragilidad que supo, hasta hoy, simularla. Hasta presentarla como fortaleza. Se descubre, al fin y al cabo, la idea del poder vacante.
Debe sentir que vienen, en definitiva, por Él.

Las derrotas sucesivas, a Kirchner, se le encadenan.
Cuesta, a esta altura, presentarlas como triunfos. Como imponer la debilidad congénica en potencia artificial.
Menos adictos a la complacencia que abandonan, los medios vuelven a aproximarse a la misión de informar.
La verdad se impone, como el traje, tío Plinio querido, de la desnudez.

Gabriela y Scioli

Prepárese para escuchar, en adelante, las especulaciones más imaginativas. La mitología griega puede, aquí, transformarse en costumbrismo suburbano.
Ya los delirios no remiten, exclusivamente, a los cálculos graciosos del conyugalismo.
Muy pronto, va a escuchar, allá en las montañas de Punilla, que si va ella, la señora Cristina, pueden ponerle, enfrente, para ganarle, a la señora Gabriela.

Es decir, Cristina tiene enfrente a la nueva revelación, Gabriela Michetti.
Gabriela representa, en los dos mil, y para el centro derecha, la oxigenación que representó, en los noventa, la señora Fernández Meijide, para el centro izquierda.

Hasta en las montañas, tal vez ya lo habrá escuchado. El recurso de ungir a Gabriela como candidata a Presidente. Conjetura que circula, desde hace veinte días, en el artificio metropolitano.

Ahora, tío Plinio querido, piénselo, y consúltelo con la tía Edelma y sus innumerables amigas, en especial Otilia, la fatal.

Si puede hablarse de la postulación de Gabriela, perfectamente puede hablarse, con menor margen de delirio, de la Combinada.

Hablar de Gabriela, como candidata a Presidente, es la mejor manera de amortiguar, previamente, la marcada postulación de Macri.
Aunque aún Macri, convenientemente, se aferre al argumento trivial de la sinceridad, por su compromiso con las canaletas y las plazas.
Porque no puede frustrar el mandato electoral de los porteños.

Ocurre que el Operativo Clamor, tío Plinio querido, será impulsado, inicialmente, por los porteños.
Por cuestiones culturales de cercanías, los porteños no creen que son gobernados por el Alcalde. Una autoridad respetablemente suntuaria.
A los porteños, en el fondo, sólo los manda el presidente.
Y el sesenta por ciento de ellos no quieren, en definitiva, que los presida Kirchner.
Por más que salgan, mañana mismo, en caravana, los sociólogos contratados, adictos al Frente Encuestológico de la Victoria. A decir que el 50 por ciento de los votantes de Macri prefieren la continuidad, como presidente, de Kirchner.
Macanas, tío Plinio querido, numerológicas.

También va a escuchar, tío Plinio querido, que determinados gerentes de las franquicias del peronismo, concientes del descascaramiento irreparable de los Kirchner, ya bastante hartos de coleccionar derrotas tergiversadas, piensan en Scioli.
De ningún modo piensan en Scioli para gobernar Buenos Aires.
Quién iba a decirlo. Irrumpe, como carta de triunfo salvadora, el humillado titular de la Línea Aire y Sol. El cultor de la ideología del vitalismo. El Macri del peronismo motonáutico.

“Que nadie confunda esta risa con la alegría”.
De «Flores robadas», que vuelve a salir.
Pronto tendrá la tía Edelma la nueva edición, dedicada. Y que la Otilia espere, más adelante, su ejemplar.

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