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La Comedia de Telecom (I)

Con Los Werthein, Eurnekian-Gutiérrez, Eduardo Elsztain, Matías Garfunkel Madanes, la participación especial de Raúl Moneta, Alfredo Román, Cacho Caselli y gran elenco.

Oberdan Rocamora - 7 de mayo 2010

Miniseries

La Comedia de Telecom (I)escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

El retroceso del Grupo Clarín, arrastrado a los empujones por los Kirchner («Guerra de Convalecientes», cliquear), fomenta la audacia de otros actores. Se disponen a ensayar «La Comedia de Telecom». Como Raúl Moneta, Matías Garfunkel Madanes, y Alfredo Román. Estaban para figurar, a lo sumo, como intérpretes de reparto. Hoy, por prepotencia de millones, se sorprenden con la aspiración de encabezar el elenco. Para mezclarse, en la comedia, con Los Werthein, en adelante Los W. Con la dupla Eurnekián-Gutiérrez Conte. Con Eduardo Elsztain. Para entrometerse, en el enredo, con los italianos de Alberto Sordi. Con los españoles de Sarita Montiel.
La miniserie, que el Portal inicia, contiene acción, intrigas y aventuras. Patrióticos empresarios antimonopólicos que procuran quedarse con un negocito de tres mil quinientos millones de dólares anuales. Combaten la entretela de las comunicaciones. Con la utopía informática del Triple Play. Y de tantos aparatos imaginados por Verne u Orwell. Los que envejecen por segundo, a medida que nacen. Metáfora -en definitiva- de la vida.

Estrellas

Raúl Moneta es el presidente eterno del Club de Enemigos de Magnetto. O sea, de Clarín.
La irrupción de Moneta es consecuencia de la apertura de caminos de Matías Garfunkel Madanes. Las Gargantas malignas sostienen que Moneta es, en realidad, el causante del alejamiento de Garfunkel. Del trío transformado en dúo, que se perfilaba, hasta hoy, como el ostensible triunfador de la comedia.
Lo conformaban Los W, los protagonistas principales. Junto a la dupla cervantina de Ernesto Gutiérrez Conte y Eduardo Eurnekián.
Al abrirse de Los W, y de Gutiérrez-Eurnekián, para confabularse con el Moneta que infatigablemente renace, Garfunkel decide atreverse. Amaga con superar, en Roma, la oferta del resto de los competidores. Ante el Credit Suisse, la institución encargada de distribuir el juego escénico.

Estrellas todas, a su pesar, los competidores, de La Comedia de Telecom.
Como Román, el Magnífico. Inflamado explotador de puertos que mantiene, forrado de dólares, hasta el espíritu.
En su delirio, Román supone que Telecom aún puede pertenecerle. En alianza esperanzada con el Fondo Eaton Park. Es el Fondo de inversión que en la Argentina suele tomarse generalmente para la chacota. Debe evocarse aquella derrota memorable del Eaton, tratada aquí. En la miniserie de «Transener» (cliquear). Cuando, con la aquiescencia de Marcelito Mindlin, el Eaton pretendió obstaculizar que Electroingeniería, la máxima empresa del comisario, comandada por el camarada combatiente Gerardo Ferreira, se quedara con la trascendente sortija del transporte eléctrico.
(Lo logró, Electroingeniería, merced a las travesuras estratégicas de Roberto Dromi, abogado administrativista, apodado Sai Baba. Por sus milagros en el diseño administrativo. Pero De Vido prefiere, según nuestras fuentes, aún no asumir, a Sai Baba, como propia tropa).
Pese a los extraordinarios humedecimientos de calcetines presidenciales, en alocuciones melosamente elogiosas, Román, según Gargantas, se encuentra alejado -como Clarín- de la posibilidad de adueñarse de La Comedia de Telecom. Aunque se esfuerce, don Román, en los almuerzos de La Elegida con los empresarios. Como en el desarrollado en Olivos. El guión del menú estuvo confeccionado por De Vido, el flamante Samoré. Contuvo la programada intervención oral de La Elegida, de dos horas.
Según Consultora Oximoron, después de la perorata presidencial, el 75 por ciento del auditorio mantiene científicos deseos de levantarse para orinar.
Sin contar, en el guión, con la intervención planificada de Román, para manifestar el orgullo por ser empresario del país presidido por La Elegida.
A esta altura del guión, los empresarios, avergonzados pese a la digestión blindada, ya ni tienen deseos de escuchar al próximo elogiador. Gabriel Romero, el baluarte de Hidrovías. Mago de la persistencia que se expande desde aquella chatarra de Alfonsín. Debe aceptarse, en su favor, que Romero presenta la ventaja de no anotarse para La Comedia de Telecom.

Elsztain

Quien también aspira a quedarse, con el papel protagónico de La Comedia de Telecom, es Eduardo Elsztain, el titán de IRSA. Algo agigantado, don Eduardo, por la condición de haber sido socio de Soros. Y, más aún, por el prestigio de haberlo embocado, según las Gargantas perversas que admiran sus hazañas (ampliaremos, pero sin inspirarnos en el libro que le dedicara Fabián Spolansky).
«Si ni siquiera Elsztain pudo entenderse con Mindlin, nadie podía esperar que Elsztain pudiera entenderse con los Werthein», confirma otra Garganta.
Ocurre que Elsztain también quiso cautivar a Los W. Con el imán de los millones colocados, eventualmente, por cinco bancos fosforescentes de crédito.
Aunque desde ambos costados lo nieguen, el titán Elsztain mantuvo, con Gerardo Werthein, el inveterado seductor de blondas poco distraídas, una reunión intensa. Tensa. Indeseablemente ingrata. Donde se escucharon, según Gargantas, frases dolientes. Descalificatorias (sólo si viene al caso, también ampliaremos).
Deben descartarse las interpretaciones que aluden a los vedetismos comunitarios. Pero lo cierto es que Elsztain y Werthein tampoco se entendieron para la Comedia.
Sin embargo, la capacidad de recursos de Elsztain no se limita al acercamiento frustrado con Los W. Prefiere maniobrar, directamente, desde el campo italiano, aunque no pertenezca a Cremsud. Para lo cual Elsztain tuvo la idea providencial de maniobrar, en conjunto, con el senador italiano Esteban -Cacho- Caselli. Es aquel mismo Caselli de la campaña presidencial que nunca crece.
De lo que se trata, en Italia, es de construir para obturar los objetivos copadores de Los W.
Consecuencias, casi insólitas, de la interna política en River Plate.
El hijo del senador Caselli fue candidato a la presidencia. En la histórica elección, Caselli padre protagonizó no sólo aquel maravilloso papelón mediático con Carlos Ávila, que resultó letal para ambos. También, en privado, Caselli se peleó, según Gargantas, con Los W. Aunque los unía, a Caselli y a Los W, el afecto inconmensurable de Daniel Hadad, El Fenicio, que hoy no tiene otra alternativa societaria que apoyar a Los W, tan adictos al C5N.
El acercamiento de Caselli con Elsztain, ahora en contra de Los W, es consecuencia de la alianza trunca, para River, de Caselli con D’Onofrio. Aquel candidato vencido, para River, que forma parte de la escudería de Los W. Pobrecito, D’Onofrio suponía, que del brazo del Enzo Francéscoli, y con la conducción mágica de Tito Lusiardo, alias Juanjo, ya tenía la presidencia de River asegurada. Pero los votos rencorosos de Caselli resultaron decisivos para que triunfara Passarella. El candidato de Nosiglia. Para rescatar a River del naufragio, con la irrupción de Cappa, el Zurdito que adhiere a la filosofía triste del menottismo.
Los W, entonces, deben cuidarse de los berrinches de Caselli. Hoy aliado, para La Comedia, de Elsztain.

Datos básicos para entender la Comedia

Telecom es, aparte, el desencadenante de la Gran Guerra (sucia) de los Convalecientes. De Kirchner contra el Grupo Clarín.
El negocio de los glucolines de Telecom derivó en el enredo complejo, que mantiene siete años de vigencia dramática. Desde que los franceses de France Telecom decidieron, en el 2003, disparar del país.
Socios, los franceses, de los italianos de Alberto Sordi. Compartían el despedazamiento transformador de Entel. Con los españoles de Sarita Montiel. Norte y Sur.
Sin los franceses de Delon, los tanos de Sordi buscaron un socio local. Para algarabía de Los W. Los «primitos». Gerardo y Adrián Werthein. Emergentes de la dinastía que brindara exponentes de la magnitud del tío Julito. El dandy nonagenario que subyuga, aún, a la paquetería de viudas de la burguesía nacional.

El idilio de los italianos de Sordi, con Los W de La Paternal, duró menos que el esplendor de los girasoles de la Rusia de Nureyev.
Los socios, los italianos y Los W, amagaban con comprarse recíprocamente. Para sacarse de encima. Se amontonan las fojas de los expedientes.
El drama, para los italianos, se complicó en el ocaso del segundo acto. Cuando tallaron los españoles de Sarita Montiel. Los de Telefónica que compran, en Italia, Telecom. Pero los gallegos ya venían prendidos, en la Argentina, en la repartija noventista de la comunicación.
Para tormento del embajador Cárdenas, los italianos percibieron que se quedaban, de pronto, en la posición adelantada. En infracción monopólica. Fuera de juego. En offside. Tenían, en adelante, que vender.
Con el riesgo del monopolio, llega el turno del actor hegemónico. Kirchner. A través del «marco regulatorio», que ejerce desde la Secretaría de Comunicaciones. Y de la Comisión de la Defensa de la Competencia.
Cabe consignar, como final de la primera parte, que los protagonistas de La Comedia de Telecom comparten el mismo riesgo. Que los ensayos se prolonguen indefinidamente. Para beneficio de los abogados apeladores. De determinados vendedores de espejitos, anotados en la felicidad de las estimulaciones espirituales. Ampliaremos (Vaya si ampliaremos).

Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital

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