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En la trampa

GUERRA DE CONVALECIENTES (II): Al escoger como enemigo a Clarín, Bonnie and Clyde los hacen entrar a los opositores distraídos.

Carolina Mantegari - 2 de marzo 2010

El Asís cultural

En la trampaescribe Carolina Mantegari
Editora del AsisCultural,
especial para JorgeAsísDigital

Con astucia infinitamente desesperada, Bonnie and Clyde volvieron a ratificar, ante los sobrepasados legisladores del pleno parlamentario, que prefieren, como factor antagónico, como instrumento de confrontación, instalar a los «medios de comunicación».
(Es el eufemismo para referirse a Clarín, el orientador ideológico del Partido Judicial, que juzga de acuerdo a las portadas del diario).
Pero Bonnie and Clyde engloban, también, en el arrastre, a La Nación.
Para ser incluida en la nomina privilegiada de los adversarios, Noticias tiene que hacer esfuerzos superlativos. En vano. Ni siquiera Perfil lo logra.

Inteligencia suicida

La táctica de Bonnie and Clyde es inteligentemente suicida. Pero la estrategia es racionalmente demencial. Aunque la historia nunca puede terminarles bien.
Implica, en principio, una brillante manera de lateralizar, en la práctica, al conjunto de los opositores desairados. A los que Bonnie and Clyde desconciertan, a través de la impostura violentamente antiClarín.

Con la excepción de Cobos, los opositores compiten en la oportuna especialidad de denigrar a Kirchner.
De Narváez, El Roiter, anticipa, cautelosamente, que Kirchner va a ir preso.
La señora Carrió lo insulta para el campeonato, aunque apenas consigue, como réplica, los chistes populares de Aníbal Fernández. Sólo falta que El Premier le diga, para completar las genialidades de barrio, que la señora mantiene interrumpida la cadena del frío, y por lo tanto las ideas se le echan a perder. Vaya el desinteresado aporte.
Duhalde confirma, mientras tanto, que tiene la obligación de llevarse puesto al Loco (o sea a Bonnie). Porque es el irresponsable que cometió la osadía de traerlo (En la tribuna, los vagos se le ríen, sin compasión).
Reutemann, en repentino arrebato de vulgaridad, expresa la alegría nacional si Bonnie, junto a Moyano, «no se afana la Plaza de Mayo».

El lugar deseado de Clarín

Se les nota a los opositores, cuando provocan en el vacío, que quisieran ocupar, en realidad, el lugar invalorablemente deseado que ocupa Clarín. En el imaginario de fantasía de los Kirchner.

El lugar del odio. El que debiera corresponderle a los adversarios que los desafían.
Pero los Kirchner prefieren postergarlos. Los ningunean.
Deciden pelearse, tan sólo, con Magnetto.
Volvió a demostrarlo Kirchner, antes que La Elegida en el Congreso. Fue en la lánguida reaparición en el Club Atenas de La Plata. Entre la fragilidad del propio deterioró, Kirchner avanzó hasta fundir, a los adversarios, con Clarín. Para compactarlos. Deschavarlos como meros chiveros que «necesitan del monopolio». Para existir. Porque «no son libres».

La trampa

Al desatarse las claves del litigio Gobierno-Clarín, polarizan el eje del conflicto dramático. En contra de la persona de Magnetto. Sin permitir, siquiera, que la letra «g» y la letra «n», conformen una «eñe».
No es el semántico «Mañetto», es «Magnetto».
Al polarizar entonces contra Clarín, Kirchner les tiende, a los antagonistas vocacionales, la severidad de otra trampa. Menos espectacularmente pública que la matufia de los DNU (Los vagos de la tribuna no paran de festejar, gritan «ole»).
Son -Bonnie and Clyde- dos profesionales para la trampa. Para tensar las cuerdas y embocar a los «giles de lechería». Capacitados para crispar hasta el aire de Puígari. O de El Diquecito.
Bonnie and Clyde los obligan -a los opositores- a entrar, e inclinarse por Clarín.
A tomar -casi- partido, «por el Monopolio».
La jugada les cierra porque Clarín representa, en la picaresca del siglo veintiuno, al único instrumento valedero. Los «medios de comunicación». Con la petulancia asombrosa de la independencia.
Los Medios, que se transforman en el exclusivo campo de batalla.
Que brindan el escenario excluyente de la contienda.
Por lo tanto los Medios -o sea Clarín-, resultan esenciales para el opositor. Ser acongojado por la astucia de los bandoleros que les reservan el espacio del ridículo. Ante las carcajadas de la tribuna.
Sin el acompañamiento de los Medios, despunta, para el opositor, la certeza de la inmovilidad.

Inexistencias

Con la excepcionalidad módica de Duhalde, las construcciones territoriales se destacan por la inexistencia. Como las causas colectivas.
La política suele recluirse, en gran parte, en bandas unipersonales.
En la individualidad meramente declaracionista.
En la competencia por la efectiva denostación del gobierno.
El «péguele a Kirchner» presenta, en el 2010, un riesgo mínimo. Al alcance de cualquiera.
Y desde los Medios. Lo único palpable que registra existencia, entre el desierto de la opacidad.

Antagonistas escogidos

Aparte de brindar el escenario para la contienda verbal, los Medios -por instigación de Kirchner- tienen que librar el propio combate por la persistencia.
Para asumir la condición prestigiosa de antagonistas escogidos.
Tienen que dar la batalla para no morir. Por lo menos para que Kirchner, aunque cada vez esté más debilitado, mientras estrelle, no se los lleve puestos. Como a un guante.

Factor aglutinante (los Medios). Elemento sustancial del poder. Único canal, aparte, para alcanzarlo (al poder).
Al escogerlos arbitrariamente para la confrontación, Kirchner legitima la capacidad de fuego del universo mediático.
Entonces es el «Monopolio» el enemigo a vencer. El principal, con la ayuda estimable de La Nación. Con el deseo explicable de Fontevecchia, el meritorio director-pensador de Noticias, para que no se olviden de llevárselo puesto también a él. Para que Kirchner no lo ningunee, y pueda degradarlo de vez en cuando. ¿Qué le cuesta? Sería una obra de bien.

Asociación lícita

Para situarse en contra de Kirchner, los medios desafiados, junto los opositores sin brújula, deben asociarse. Lícitamente.
Se necesitan, con ostensible reciprocidad.
Se retroalimentan. A través de la ofensiva declaratoria, complementaria de los lúcidos análisis de interpretación.
La trampa conspirativa, que les tienden Bonnie and Clyde, funciona con perfección de relojería.
La conjunción Clarín-Opositores (con el agregado del Partido Judicial, que sigue fielmente el dictado de las portadas, pronto ampliaremos). Generan, todos juntos, el armado, bien planificado, de la descalificación más fácil. La acusación más barata. De conspiradores.
Gente mala «que no quiere que la Argentina avance, y que le pone palos en la rueda a Cristina».
Para construir el «país virtual». Y los embocan, para deleite de los contratados en la tribuna.

Carolina Mantegari
para JorgeAsísDigital

permitida la reproducción sin citación de fuente.

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